Continúa presente la amenaza de intervención militar contra Venezuela

Sábado, 14/03/2020 05:26 PM

No puede pasarse por alto la insistencia del gobierno de Nicolás Maduro en mantener un alerta máxima en nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, con ejercicios militares como prevención y en permanente emergencia operacional, de algún ataque contra nuestra nación que pudiera intentar directamente Estados Unidos con su Presidente de dorada cabellera al frente de tal atropello y que en su empeño imperial de que todo los bienes de que dispongan los países pequeños, sobre todo los que tenemos la desgracia de pertenecer a aquellos que ubicados en América, formamos lo que los gobernantes estadounidenses, desde 1823 con la oprobiosa doctrina Monroe, consideran tanto por proximidad como por carácter supremacista, como su patio trasero, el de arrojar los desechos y desperdicios, y esquilmar sus riquezas conforme al “destino manifiesto” que en su concepción original y adaptación de John O´Sullivan, establecía que todos aquellos territorios que estuvieran al alcance de los Estados Unidos, es decir toda la América le pertenecería por acción Divina de la Providencia, un poco siguiendo las enseñanzas del clérigo John Cotton que ya en 1630 asumía que “ nuestra nación, todavía colonia Inglesa, tenía derecho a expulsar a los “nativos” aun por la guerra si se opusieran, de todo aquello que por disposición de la Providencia nos pertenezca.

La omnipresencia de las doctrinas Monroe y del Destino Manifiesto, base del accionar en sus relaciones interamericanas de los diferentes gobiernos de los Estados Unidos desde el siglo XIX, obligan ante las circunstancias que estamos viviendo y padeciendo, por las constantes agresiones económico-financieras y las reiteradas amenazas de intervención armada en nuestro territorio, a mantenernos en un desagradable estado de alerta, ante cualquier indicio de hacer realidad la intimidación a que nos someten constantemente, no sólo por una acción directa, sino también a través de obedientes marionetas (Iván Duque y Jair Bolsonaro) seguidores de las políticas intervencionista del Gobierno del Presidente Norteamericano.

Analizando superficialmente el asunto encontramos que el Estado Federativo de Brasil pareciera no representar amenaza al menos en el futuro cercano, porque no tiene nada que ganar en un enfrentamiento con Venezuela, ya que su frontera con nuestro país es una tranquila frontera dentro de lo que cabe para lugares tan apartados y de tal situación resulta beneficiado especialmente con el servicio eléctrico al estado de Roraima, que entiendo le proporciona Corpolec desde Guri, por lo cual luce muy cuesta arriba pensar, que quieran dañar una buena relación internacional que existe desde la 4ª República y que se ha afianzado con los gobiernos Chavistas en Venezuela y la presencia de Lula da Silva y Dilma Rouesseff en Brasilia, aunque haya perdido cordialidad, a consecuencia de un gobernante díscolo y atrabiliario, como ha demostrado ser el Sr. Jair Bolsonaaro.

No pueden tratarse con igual optimismo las relaciones con el Gobieno presidido por Iván Duque de Colombia, que en su última entrevista con el mandatario Norteamericano, se tomó la libertad de bruscamente interrumpir, irrespetuosamente a Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, País Anfitrión, para solicitarle abiertamente más presión sobre Venezuela y acciones más profundas y eficaces para terminar con la dictadura de Maduro.

Luego de todas las acciones absolutamente agresivas que nos ha aplicado el Imperio Norteamericano, sólo podemos pensar que lo que desea Duque es hacer realidad la gastada idea, pero muy constante amenaza de intervención militar y aunque hay resistencia interna en Colombia a arriesgar esa aventura, trata de presionar y obligar a la fuerza armada colombiana a comprometerse en una acción contra Venezuela, porque es de larga data las apetencias de diferentes gobiernos colombianos sobre territorios fronterizos, concretamente sobre los estados: Táchira, pero especialmente Zulia y Falcon, con miras a tratar de reivindicar tales espacios territoriales, que según ellos no pertenecían a la Capitanía General de Venezuela y sí al Virreinato de la Nueva Granada, por consiguiente debía ser territorio colombiano y no de la República Bolivariana de Venezuela, territorios hoy más apetecidos que nunca, por la marcada merma en sus reservas petroleras y lo que significaría para Colombia apoderarse bajo la tutela del inmenso poderío militar de los Estados Unidos de Norteamérica, de las cuantiosas reservas de petróleo y gas existentes en la zona, además de la capacidad de refinación que significaría adueñarse del complejo refinador de Amuay-Cardón aunque, probablemente a un al alto costo de vidas de soldados colombianos, si la inmensa maquinaria bélica de Estados Unidos, les abre el camino, para marchar por su ansiada meta sobre la sangre y los cadáveres de humildes sodados colombianos, hombres del pueblo, los paga “p” de siempre, como suele ocurrir en todas las conflagraciones promovidas por los grupos oligárquicos.

Las manifestaciones y marchas del Chavismo están siendo cada vez mayores y por supuesto que indudablemente constituyen un disuasivo a las intenciones bélicas, especialmente las Colombianas, que sacarían en conclusión que no sería tarea fácil y pudiera resultar, que fueran por lana y salieran trasquilados, naturalmente dependiendo del grado de participación activa de los mercenarios estadounidenses, eufemísticamente llamados “contratista civiles”, para saltarse las obligaciones que como ejército regular tendrían que cumplir previstas en los Convenios de Ginebra, referentes a la regularización de las guerras. Y los Marines, sobre cuya intervención debemos pensar que en las últimas guerras en las cuales han participado los Estados Unidos no han resultado triunfantes, como en la guerra de Corea, que terminó en Armisticio, pero especialmente en la desastrosa derrota de Vietnam, por lo cual el Pentágono ha preferido utilizar los citados mercenarios, costosísimos profesionales de la guerra destrucción y muertes sin misericordia, sin restricciones ni morales ni de convenios internacionales y la guerra del terror idea original del General Tecumseh Sherman, por primera vez aplicada en la guerra de Secesión en Estados Unidos, para aterrorizar a la población civil como en los ataque a las ciudades de Columbia en Carolina del Sur y Atlanta en Georgia y el fin de que ésta presione al Gobierno a rendirse, puesta en práctica exitosamente con la utilización de Bombas Atómicas en Hiroshima y Nagasaki y últimamente en los bombardeos indiscriminados a Libia, y las últimas intervenciones con drones, sin arriesgar soldados de infantería, “sus muchachos” como los designan los presidentes, porque el sacrificio en vidas correspondería a los adláteres colombianos y quizá brasileños,

Por otro lado hay que considerar las manifestaciones de adhesión al Gobierno de Maduro que son cada vez más profundas y sinceras, a la par que multitudinarias, como la última del pasado martes 10 de marzo, que con una convocatoria con sólo 24 horas de antelación, sobrepasó las optimista expectativas de Darío Vivas, e inclusive recordó las apoteóticas concentraciones de la época del Presiente Chávez, resultado y consecuente reacción a la persecución contra todo lo venezolano, desde la apropiación de nuestras reservas en divisas y oro, nuestras empresas internacionales como Citgo y Monómeros, malos tratos a nuestros conciudadanos en el extranjero, el ataque a nuestra flota petrolera y últimamente nuestra línea aérea internacional Conviasa y dado que todos esas acciones atropellantes ha resultado perjudiciales al pueblo venezolano, a la par que ineficaces para los fines del Imperio, éste pudieran acelerar las acciones de tipo bélico, porque las restricciones económicas especialmente financieras han resultado contraproducentes, consecuencia del ensañamiento que muestran los Estados Unidos contra el pueblo venezolano, provocando una reacción de rebeldía y rechazo al sometimiento forzoso que nos quieren imponer, sobre todo teniendo presente el rotundo fracaso de la movilización convocada por Guaidó el mismo día 10, donde a duras penas lograron reunir unos cientos de seguidores encabezados por un grupo de encapuchados, malandros pagados para generar violencia y ante el fracaso y para evitar que éste se hiciera más notorio, resolvieron cambiar la marcha originalmente para desalojar la ANC de su recinto en el Palacio Legislativo, hacia la plaza Alfredo Sadel en Las Mercedes, para con un exiguo grupo de diputados que no llegaban a 30, la inexistente Asamblea Itinerante, “aprobar” el Pliego Conflictivo que no existe ya que cuyo contenido no se conoció ni se conoce aun, porque los papeles que entregaron estaban en blanco, donde supuestamente Juan Guaidó, diputado le entregaría a Juan Guaidó Presidente de una asamblea Nacional inexistente, para que Juan Guaidó, pasara el Pliego Conflictivo a Juan Guaidó Presidente Virtual de de la República, igual que colocar el supuesto Pliego Conflictivo en un bosillo del pantalón de Guaidó pasarlo al otro y luego subirlo al bolsillo del saco.

Después Juan Guaidó ahora actuando como presidente de su Asamblea “virtual itinerante”, habló de que se habían alcanzado “todos los objetivos del día”; nadie pudo conocer los objetivos y si fueron alcanzados. Imagino que Juan Pablo Guanipa andará buscando donde esconder su cara de vergüenza luego de las amenazantes, agresivas, irreales y falsas declaraciones a Carla Angola y sus pronósticos para el día 10 y los subsiguientes días, cuando ahora hasta el autoproclamado dejó entrever que la marcha había sido un error y un fracaso total.

Estos claros fracasos y la desaparición de opciones sobre la mesa, que parecen haber sido utilizadas en su totalidad, nos hace temer que el presidente del dorado bucle, encuentre que el estoicismo y valor a toda prueba del pueblo venezolano no ha cedido, antes por el contrario, ha afianzado su venezolanismo, su amor a la patria y a su autonomía de acción y desde el salón Oval de la Casa Blanca en Washington, pensando en su reelección y en dejar algún hito para la posteridad, fantaseando que pudiera recurrir al ataque militar a Venezuela, y quizá en su calenturiento delirio de grandeza, se imagina a sus Marines cargando amarrados y arrastrando con sus carros de guerra a los defensores de la Patria encabezados por Maduro, Diosdado, Jorge Rodríguez y la Vicepresidenta Delcy Rodríguez, y como hicieron con su exaliado Saddan Hussein, desenterrarlos de algún hoyo, para vejarlo y ordenar su asesinato, por defender como jefe de Estado, lo que consideraban era derecho de Iraq, repeler la agresión conjunta de Estados Unidos y el Reino Unido, luego de que fabricaran la gran mentira de la tenencia de armas de destrucción masiva; es de notar que gran parte del pueblo iraquí actualmente lamenta la pérdida de su líder Hussein y que para los venezolanos serían héroes de la resistencia, nuestras legítimas autorides mientras que para Trump serían traidores a James Monroe y John O´Sullivan, como si esos siniestros personajes y sus malignas ideas significaran algo para alguien fuera de los Estados Unidos de Norteamérica;

Por supuesto que tal situación del prepotente engreído no ocurrirá, que nunca podrá derrotar al espíritu de lucha y decisión de Victoria de un pueblo aguerrido y conocedor de sus derechos y su obligante pasado victorioso contra el Imperio Español y si profana nuestro sagrado territorio, saldrá como Fernando VII el peor personaje que haya detentado la Corona de España, derrotado, depreciado y vituperado por los países decentes del mundo ante su fracasado atropello y mientras el Rey de España caminaba cabizbajo con la corona en la mano, por los jardines de su palacio del Escorial, rumiando la derrota definitiva de sus huestes reales en la Batalla y Rendición de Ayacucho, el rinoceronte dorado de la Casa Blanca saldrá por la puerta trasera de su descrédito con la tristeza de no haber apretado el botón rojo del arsenal atómico y por lo tanto dejando de representar amenaza para la existencia de la humanidad.

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