Los autos excluidos de la patria; el oposicionismo radical y los recién conversos ex funcionarios del Estado Bolivariano que se enriquecieron y ahora se exhiben como "salvadores del legado del Comandante Eternos", aún no entienden la diferencia entre los gobiernos que protegen el mercado y la propiedad privada en detrimento de las mayorías empobrecidas, y los gobierno progresistas, de evidente inspiración humanista, que arriesgan todo en pro del bienestar y el buen vivir para todos.
Hoy el mundo es testigo de quien es quien a la hora de las dificultades; hemos visto como Gobiernos de naciones del Primer Mundo Desarrollado, defienden la banca y el comercio ante esta crisis pandémica, en vez de proteger a sus connacionales, sobre todo, a los más vulnerables que ya se cuentan por cientos de miles en una constante progresiva, que de seguir en esa lógica del mercado, seguramente pronto superara las fronteras del millón de hombres y mujeres cuyo único delito es ser trabajador, pobres, viejos o menesterosos.
Paradójicamente, son las naciones más emblemáticas de la civilizada modernidad las que lucen el macabro ropaje del verdugo para discriminar entre quienes viven y quienes mueren. Debo aclarar que NO estoy hablando de un supuesto; planteando una hipótesis por probar o aproximándome a un discurso dialógico e interpretativa de la realidad que viven esos países ante la pandemia, sino que, estoy relatando los hechos facticos, tangibles, evidenciados en los miles de muerto de Italia, Francia, España, Alemania, y en el presunto híper desarrollado Estados Unidos de Norte América, cuyas estadísticas al respecto, son hasta hoy un secreto de Estado.
Frente a ese tétrico panorama mundial, parafraseando a Gino González, "nosotros los pobres, los que somos todos con Chávez y Maduro", sin ningún complejo, celebramos los epítetos que titulan este artículo, como sinónimo de nuestra lucha por la vida, la paz y la complementariedad de los pueblos en favor de los pueblos. Y a pesar de la tristeza que me embarga el alma por tanto dolor y muerte en los países con gobiernos de derecha, junto a millones condeno a los indolentes gobernantes depredadores de esperanzas y sueños e invito a los sobrevivientes a tomar las riendas de su historia por la paz y por la vida.
"Fin de mundo" diría mi tía Carlota, si viera a los "piti yanky" de aquí y de allá donde el socialismo es una mala palabra, a regaña dientes y por extrema necesidad y sin otorgar reconocimiento público a la heroica labor de los hermanos médicos cubanos, rogar a sus mandantes, para que les asistan con urgencia, a pesar de la campaña en contra de bolivarianos y cubanos, emprendida por parte de aquello que no reconocen ninguna virtud en quienes no se subordinan al mandato imperial.
En ese sentido, sin interferencia en asuntos internos de los países donde prestan servicio, las brigadas de salud revolucionarias, distribuyen el Interferón Alfa 2B; organizan la cuarentena y arriesgan su propia salud intentando salvar la vida de aquellos, obviados por sus gobiernos en nombre de los más aptos.
Y he allí el detalle y la diferencia; la afortunada diferencia que pone de manifiesto, la eficacia y la eficiencia revolucionarias, tal cual como sucede con las medidas de cuarentena social que ordeno el Presidente Nicolás Maduro tempranamente ante la indolencia del libre mercado de los supremacista que obvian a las mayoría para proteger los negocios y la banca.
Hoy tenemos patria, patria grande y luchadora, Cuba y Venezuela son dos naciones hermanas y el Castro, Chavismo, Madurista, es el símbolo de una lucha que se expresa en la praxis social concreta y vive en el hacer consciente de quienes estamos en el lado correcto de la historia, empeñados en seguir construyendo las alamedas por donde ha de pasar el hombre libre. No somos perfectos, tenemos contradicciones humanas, pero seguimos junto en la batalla.
A los señores oposicionistas, les tengo que decir, que no les pido que se conviertan en revolucionarios, pues eso es una labor que implica mucho sacrificio para quienes se sienten como ellos, tan superiores, distantes y distintos a sus iguales de clases; pero invoco en ustedes por amor a la humanidad, su cualidad de ser racional para que se sumen contra la indolencia asesina de quienes en nombre de sus intereses particulares, con su indiferencia condenan a muerte a millones de seres humanos en el mundo.
En ese sentido, no me cansare de repetir que esta pandemia, y las que vendrán, no diferencian entre Castro-Chavista-Maduristas y opositores Rabiosos-Radicales o Moderados. El imperio vive de las muertes que produce, su negocio es la guerra y la devastación. Para muestra, este Corona Virus basta.