El pueblo sobrevive

Miércoles, 08/04/2020 08:58 AM

¿Qué cambió desde 1830 a 2020?

Las caracteriscas socioeconómicas, las líneas socioculturales del país venezolano, son también muy semejantes a lo largo del tiempo entre 1830 y 1936, con las naturales variaciones. En términos generales, los modos de producción mantuvieron al pueblo en lo que se ha conceptuado como una comunidad rural, con mayorías analfabetas. País rural, es decir, con un ochenta por ciento de la población campesina. País agrícola, cuya base de producción está en la agricultura y en la ganadería. Hasta 1936, el analfabetismo se mantiene en límites que llegan al 90 por 100. Por otra parte, el crecimiento demográfico es sumamente lento, hasta tal punto, que el censo de 19366 arroja sólo 3.400.000 habitantes para el inmenso territorio de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, pues no será sino en 1941 cuando se pierden los territorios de La Guajira hasta el cabo de la Vela, las zonas adyacentes al sur del meta y el Arauca y las extensas regiones al oeste del Orinoco, al firmarse (Eleazar López Contreras, "traidor") el tratado de límites con Colombiagranadina.

En mayo de 1853 estallo una revolución en Valencia, con ramificaciones en todo el país, Estaba dirigida por una unión de liberales y conservadores. La revolución fue dominada con mano firme por el gobierno. Los conspiradores contra el régimen de los Monagas no cesaban, sin embargo, en su empeño de derrocar la tiranía, que había implantado una administración corrompida y desastrosa también para la economía. Para ganar prosélitos, los Monagas, eufemísticamente liberales, pusieron en su programa la liberación de los esclavos, que era la época y uno de los principios de la independencia.

En 1839 dice Fermín Toro, quien no hacia su política con los liberales de partido: "La abolición de la esclavitud es la gran medida que pone a prueba la mayor capacidad de un pueblo para mantener en toda su pureza y energía las instituciones liberales." Con el establecimiento de la manumisión, los gobiernos paecistas dieron un primer paso.

Al empezar el año 1854, el proceso de manumisión seguía estancado. En el hecho social, los esclavos no habían mejorado de condición con el implantamiento de la república. La manumisión era un proceso lento. Simon Planas, secretario de Interior y Justicia en 1853, pedía que se acelerara, sin dañar el Congreso la ley de Abolición de la Esclavitud. Al día siguiente, el presidente José Gregorio Monagas le puso el "ejecútese". Quedaban libres 13.000 esclavos y 27.000 manumisos. La última ley de Manumisión, derogada, era del 28 de abril de 1848. La abolición fue una medida de orden político, que tendía a conjurar el levantamiento en puertas, la permanente revolución antimonaguista.

La violencia rural, la corrupción administrativa, el caos en la producción, con señales de la etapa monaguista o liberal, a partir de 1848 hasta el estallido de la Guerra Federal. La tesorería queda exhausta, se aumenta la deuda pública, se vienen abajo las exportaciones, se mata el ganado para vender los cueros y se pierde la carne, pasto de los zamuros. Una economía del desastre empobrece más a los venezolanos.

El gobierno federal (1863) se enfrentó a una economía destruida por la guerra y por la anarquía. Los campesinos se habían convertido en guerrilleros; el comercio dejó de ser regular; la ganadería fue diezmada; la agricultura servía para la subsistencia más inmediata; el crédito exterior quedó paralizado. Los gobiernos anteriores, incluida la dictadura de Páez (1861-1863). Habían recibido préstamos que no se cancelaban. En tales condiciones, la república envía al general Guzmán Blanco como comisionado fiscal a Europa, en buscas de recursos. En Londres se obtiene un nuevo empréstito el 3 de octubre de 1863, cuyas bases se aprueban el 14 de enero de 1864 por la Asamblea Constituyente. El empréstito sería de millón y medio de libras al 60 por 100 (sesenta libras efectivas por cien nominales), gravado con el 6 por 100 de interés y el por 100 de amortización anual. Se hipotecaban los derechos de importación de las aduanas de La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo y Ciudad Bolívar, y en caso de no ser suficientes estas rentas, se acudiría a las producidas por los derechos de importación de todas las aduanas.

En abril de 1864 se firmó el contrato de préstamo con la Compañía de Credito General y Finanzas, representada por Thomas Mac Donald. El país recibe sólo millón y medio de pesos de los cuatro millones y medio que formaban la operación. Guzmán Blanco se enriqueció desde entonces, y el Estado sólo agravó su situación financiera. Para ese año de 1864, la deuda, exterior e interior, alcanzaba a cincuenta y un millones de pesos, y la circulación monetaria era anárquica. "Para el pueblo, la guerra resulto una victoria pírrica. Siguiendo subsistiendo trituradas por la pobreza tradicional, mientras el grupo de terratenientes continuaba ensanchándose y consolidando sus posesiones, y prosperaban el latifundismo con muy pocos terratenientes en poder de cada vez mayores extensiones de tierra". La anarquía política, el despotismo militar en los estados federales, desorientación nacional, peculado, catástrofe administrativa, son los resultados de la federación. Una violenta democracia social, que igualaba los rangos militares por papeletas firmadas en blanco, que establecía en la práctica feudos en cada estado, que ponía a nivel las incapacidades morales e intelectuales. Perro sólo para los favoritos del régimen.

Cuando Guzmán Blanco se apodera del poder se establece un orden, que, al menos en apariencia, modifica la estructura económica, social y cultural del país. La administración pública empezó a realizarse con criterios modernos. Guzmán Blanco comprendió la necesidad de transformar el rústico país agrario en que se había convertido Venezuela, en un Estado emprendedor. Desde 1870, la política se hizo acción organizadora, no sólo en lo que atañe a las obras ornamentales de Caracas, sino que procuró atacar problemas en sus raíces. Se logrará sólo pasajeramente y a medias.

Pero la crisis económica es en Venezuela guzmancista y en la finisecular, estructural. No es sólo que el café sube y bajo de precio en los mercados internacionales, como le ocurre también al cacao, los dos productos básicos de la república, ni que pronto el cuero y el sebo de res dejan de ser rentables, sino que la agricultura y la ganadería se trabajan rutinaria, dispersa y espasmódicamente. No se trata solamente de la presencia monopolista de los comerciantes alemanes en Maracaibo, que acaparan los frutos de la tierra, ni solamente del imperialismo inglés aposentado en La Guaria y en Caracas desde el día mismo de la independencia, sino de algo más profundo, cuya responsabilidad es exclusivamente venezolana: la pasión política, el ansia de poder, la tendencia al personalismo, el mal del caudillismo. Abonada esa pasión por la incultura, mantenía al pueblo sujeto al poder político más elemental.

Ahora bien, el liberalismo económico, impuesto por Guzmán Blanco, continúa como modelo hasta 1908. Pero también la crisis se prolonga: sostenida baja del café, que pasa de 1,65 bolívares el kilogramo en 1889 a 0,86 en 1908; envejecimiento de las siembras y disminución de la producción; aumento de la deuda pública, que conduce a los conflictos de 1902, el bimetalismo y una mala administración agrava por el peculado.

—Pero al final de la hegemonía guzmancista, cuando su modelo liberal de alianza con los comerciantes y banqueros caraqueños, en detrimento de los agricultores y con la continuidad de la pobreza colectiva, parece válida la reflexión del investigador Frankel: "Sin embargo, es difícil precisar si lo que pasaba por prosperidad nacional no era sino la sombra de la riqueza de Guzmán Blanco, un sobrante que se vertía en la Tesorería Nacional, mientras aquél consolidaba su fortuna". Y la sombra de Guzmán Blanco, peculador empedernido, ronda la actual prosperidad venezolana.

"El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por peores hombres".

Platón.

¡La Lucha sigue!

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