Otra experiencia, otro desafío, otra prueba para el talante humano, pocos de los que dirigen hoy el mundo, están a la altura de las circunstancias, y la demostración palmaria es la ineptitud frente a una contingencia a nivel global, desatada por la más prehistórica irracionalidad jamás vista hasta ahora, exponer al entero planeta, luego de décadas entre coyunturas, arrastradas durante el siglo pasado, y cerrándolo apenas ahora, un siglo después de la Bella Época, como la tildaron los mismos que se atrevieron por tercera vez a lanzar esta vez con por lo menos el 99% de la población mundial, ya que el 1% está cubierto ante cualquier contingencia, de la magnitud que sea, y que la ciencia, la tecnología y la exopolítica no puedan solventar. Este es el tiempo de la verdad revelada para los que tengan oídos, ojos y sensibilidad en la piel, y hayan despertado el sexto sentido, la conciencia, para ingresar a la IV Dimensión, en pleno desarrollo de la VI civilización terráquea.
Se está manifestando, se pone de manifiesto y se demuestra lo real, que parte en dos nuestra existencia frente a la realidad, y lo trascendente que se conjuga en el ser que habita circunstancialmente este momento, en esta hora, y en este lugar, cualquiera que sea, nadie decide dónde nace, ni dónde aguardará el final del recorrido en el aquí y ahora. Este es el mundo que entre todos y todas hemos creado, este valle de lágrimas para muchos, y oasis para otros, donde hay más miseria, dolor y muerte, en la línea de desarrollo de una historia plagada de sinrazones, de manipulaciones y mentiras, con sus piernas cortas. Son tiempos de retorno hacia los pasos perdidos, que andan extraviados y es cuesta arriba pensar que como el pago de los diezmos nos librarán de los pecados, de los karmas, de las malas acciones contra la misma esencia en que se constituye el todo que es uno. Palabra, verbo, carne, texto, racionalidad y pensamiento que conoce y reconoce a la vez que es materia y espíritu, pero que en la mayoría de los casos priva lo uno o lo otro, sin precaverse que si no hay equilibrio, si no se busca el justo medio, el fiel de la balanza, no habrá redención por ahora, pero nadie se salva de cargar con su cruza, o su saco de basura a lo largo de la eternidad.
En dónde nos encontramos en este momento de la verdad, a estas alturas para nadie debe ser un secreto a voces, que el coronavirus se abre paso y se extiende sobre el planeta entero, cualquier superficie está expuesta a contener el terrible virus que golpea inclemente sin mirar a quien, sin embargo abate a los más débiles de la cadena, niños y ancianos, los que se han convertido para el perverso sistema capitalista, mercancía obsolescente, y una carga para el neoliberalismo, agotado los recursos primarios que por más de cuatro siglos se han usufructuado, por quienes se hacen llamar los amos del mundo, los miembros del Nuevo Orden Global. Acaso no asistimos a la ejecución de la tercera fase de la Gran Guerra, la que aparece cada tanto para tratar de poner orden entre los pocos que son ricos y los muchos que son pobres. Acaso la lógica no está puesta en los votos por ilusiones de mejora de las condiciones de vida, y esa pantomima de la demo-cracia, solo sirve para que las capas altas de la sociedad estratificada, siga separando cada vez más la brecha, pero sin dejar de explotar y esquilmar a los mismos de toda la existencia humana.
Qué ha cambiado en todo esto, nada, seguimos repitiendo el mismo libreto, las mismas líneas de un texto escrito hace milenios, solo que cambian los diseños, las fuentes y los conceptos, acordes a los intereses de quienes se han hecho del poder, y lo usufructúan como algo propio, privatizado, como si de una herencia de las tradiciones seculares se trata. Todo gobierno es fuente de corrupción, porque son los hombres y las mujeres, y los sexodiversos, quienes ejercen responsabilidades, pero no se le piden peras al olmo, los principios, los valores, las virtudes, no vienen con los cargos, eso, lamentablemente es lo que brilla por su ausencia. Pero quien dice que esto no es parte de la conmoción de la que señalábamos antes, la muestra que como el eterno retorno a las cavernas de donde salimos, nos llaman de nuevo, para tratar de salvar lo que queda de humano, en esta deshumanizada sociedad global, en este pandemonio que se ejerce sobre las mentes de los ignorantes supinos, arrastrados por las pasiones, arrebatados por las necesidades viscerales, carentes de toda posibilidad de empatía con el otro, con la otra que sufre, padece, carece, y está ausente de lo que se juega a nombre de su persona, tratado como un número, una estadística para mostrar las curvas o lo aplanadas que pueden estar las variables de ocasión.
Cuál es el fondo del asunto entonces, porque los cheques en blanco de las esperanzas todavía no pueden ser canjeados, las fechas para hacerse efectivos son futurizas, y lo más seguro es que cuando llegue ese momento, ya será tarde para que sea de utilidad. A qué se debe, a que el hombre y la mujer, son corruptibles, tiene un valor, mucho o poco, dependiendo del ego, pero ojo, hay libre albedrío, hay autoestima, hay respeto y responsabilidad por lo que se dice y se hace, pero esos son especímenes del pasado, cuando la palabra tenía el valor y la energía como para estremecer al mundo entero, ejemplos sobras, sino no estarías hablando de esto y de aquello. Solo hacemos referencia a lo que entendemos sobre ciertos aspectos que son indispensables si se aspira a que se pueda prolongar la vida de las generaciones futuras, en un mundo donde la existencia ha pasado a estadios de otras dimensiones, donde las interpretaciones son la fusión de la partícula, la razón y lo que hace que todo sea a través de la vibración de aquella energía pura, pero mística y cuántica, junto al mito, la magia, la fe, la tecnología, la subjetividad y todo junto, como trascendencia hacia el más allá. Digo esto, porque hay quien piensa que mira al cielo y ve el futuro que nos separa del pasado, cuando es totalmente lo contrario, vivimos de espaldas al futuro, somos recuerdos, memoria, construcción del pasado, que repetimos a veces como comedia y a veces como tragedia, apoyándome en el cabezón barbudo, no hablo de dios precisamente, pero sí de uno de los genios de la conspiración mundial, que asomó una alternativa, la cual todavía recorre como un fantasma asustando a los ricos.
Los Estado como nunca han puesto sus barbas en remojo, auto reprimidos, victimizándose, quieren traspasarle la responsabilidad de las nefastas consecuencias de la pérdida de los mercados, de la producción, mientras las instituciones están de brazos caídos, sin que haya mediado marcha alguna, o paro sindical, ni huelga. La naturaleza es juez y parte de la miseria humana, de lo bajo que hemos caído desde que los ángeles rebeldes fueran expulsados del cielo para morar en el averno; pero de alguna forma se colaron por las rendijas del tiempo y del espacio y habitan entre nosotros, haciendo de las suyas, cual políticos tomando partido, no siendo humanos, inmiscuyéndose e interviniendo en los asuntos personales, propios e internos de los Estado, la Iglesia y las Fuerzas del Orden a la fuerza de los hechos. Así fue, así es, seguirá siendo en lo sucesivo, a pesar de la pandemia que amenaza con tenernos presos todo el año, y la cuarentena que es aislamiento, incomunicación, encierro, separación, retiro, cuaresma.
Los poderosos andan desnudos, sin disfraces, sin hologramas que logren ocultar sus verdaderos rostros, sus escamas y colmillos, sus lenguas viperinas, impotentes, porque saben que por fin, y muy a su pesar, después de haber hecho los imposible, de haber engañado tanto, manipulado tanto, mentido tanto, enajenado tanto, ya nada más pueden hacer sino lo que hacen, es decir, jugarse el resto, o todo o nada, total, para ellos las vidas de los demás no vales nada; pero amenazan con hacerse del poder, y enfrentarlos mil a uno. Ellos exagerando el 1%, entre quienes un 18% son híbridos, y no todos comparten con los seres oscuros, corrutos y corruptores, que es la manera en que solo pueden actuar los que no tienen la razón de su parte. Son los latifundistas de la Tierra, a la que han prostituido; disminuyendo la capacidad como nuestra nave nodriza, en la que viajamos atravesando las distancias que nos separan más allá de los 4.5 mil millones de años hacia el punto de inicio de esta travesía trascendente hacia la verdad absoluta. Nuestra única estación espacial, que debería posibilitarnos el viaje placentero y digno de los seres inteligentes, seres de luz que surcan este Universo entre los por venir; nos agotamos en imposibilitar que pueda haber existencia para la especie humana, más allá del 2050.
La humanidad, en el siglo XXI, habiendo alcanzado el cénit de la tecnología 5G, y el desarrollo increíble en cuanto campo del saber y actividades puedan haber en ciencia y tecnologías, en paradigmas que rozan con la espiritualidad de los avatares del progreso, más allá de la evolución de las meras especies, que apenas organismos vivos producto de creadores que manipularon nuestros genes, dando saltos cuánticos, y por tanto definidores de los mundos abiertos ante nuestros pensamientos hechos acción. Sino, qué es esto que llamamos vida como lo que está y permanece en perpetua transformación, migrando en una historia que se registra en las páginas virtuales del alma humana, esa Akasha donde la conciencia se manifiesta despierta para que todo sea, o simplemente vuelve a la nada, donde permanece como esencia de lo infinito e inconmensurable en la eternidad como huevo cósmico.
Dicho esto, esperando que alcance a tocar las fibras de la sensibilidad humana, y que con humildad y sin ánimos de pretensión alguna de tener ninguna verdad, sino la propia, y como sincero consideración a todas las víctimas de este caso absurdo del proceder de un reducido grupo de rapaces, capaces de inocular y contagiar ya no a especies animales, sino directamente a la gente, como recurso disuasivo con el ánimo de frenar el avance de uno de los mayores imperios que ha sorteado el tiempo y ya es la primera potencia económica, y cuenta con un poderoso ejército de por lo menos mil millones de hombres y mujeres diseminados por todo el planeta, con presencia en la cara oculta de la Luna, la tecnología de última generación, y los cerebros capaces de copiar y reproducir Inteligencia Artificial, que será el mundo donde no siquiera el Covid-19 o sus mutaciones, podrán frenar su avance. Por tanto, nos preguntamos, en esta tercera fase de las guerras mundiales, se escalará a un nivel superior, que ponga en riesgo como mínimo a las dos terceras partes de la población mundial, lo que nos llevaría a un desarrollo en esta década, para los ejes que salgan de la contienda, vuelvan al reparto de lo que quedará entre los escombros de la Tierra. Desde el final de la Guerra Fría, hemos presenciado cómo se ha utilizado con inusitado pragmatismo, buena parte de los arsenales acumulados, con capacidad de destruir el planeta más de mil veces en pocos minutos. Pobre del pobre que solo tiene su fe y la creencia para resguardarse de probables Armagedón, mientras los que lo detonarán estarán en sus búnkeres en la Tierra o fuera de ella en estaciones espaciales orbitando, para regresar en 2040 o 2050, a reconquistar el planeta.