El periodista Juancho Marcano desde su casa, lanzó la vista hacia los cerros aledaños y observó que la lluvia no tenía pensado venir todavía por esos lados. "El viento, el sol y calor de la semana santa, aún están en el ambiente y parecen que quieren quedarse", se dijo el periodista, mientras retiraba las hojas secas de los helechos de su jardín.
En el piso del garaje, sin sospechar de lo que estaba pasando en el mundo, los gatos (Rocky y Rockyta) dormían plácidamente, como disfrutando la cuarentena, sin que nadie le perturbara sus felices sueños. "A felicidad tan completa, diría mi abuela Leticia, si mirara este espectáculo", pensó Juancho observando los felinos.
Mientras tanto en la esquina del jardín, parada sobre un cable de teléfono, una Chulingata (paraulata), dejaba escuchar su trino, como una dulce canción que en otras épocas indicaba que venía una carta. Sin embargo, el periodista, viendo que ya las cartas o correspondencias, desaparecieron con los adelantos de la ciencia, se arriesgó a reflexionar que el fino canto del simbólico pájaro, era una ofrenda al futuro que se nos avecina y que todos esperan traiga muchos momentos felices, pues ya se están cansando de ratos tristes.
Los potocos, para también dejarse notar, se posaron sobre las ramas de la mata de aguacate de los vecinos y empezaron su concierto de puiputús, que sonaba armonizado y contrastaba con el grave y desafinado canto de las guacharacas que se oían a los lejos, pero que llegaba como un eco que indicaba que dichas aves estaban alegres por el momento que estaban viviendo.
El periodista, en vista de que su perro Pipo no había llegado del conuco, optó por pensar que si en el futuro los hombres que dirigen la política y la economía del país, no se ponían de acuerdo para trabajar en conjunto como un solo equipo en pro del bienestar de la Patria y por ende de sus habitantes, vendrían días negros y hasta peores de los que se están viviendo con esta pandemia, que llevó a los habitantes a encerrarse para frenar la peste del Covid 19.
Luego de estas reflexiones Juancho Marcano, se dirigió a su biblioteca y tomó un libro de fábulas y se puso a releerlo.