La derecha y el madurismo parece que nos prefieren aterrados

Miércoles, 15/04/2020 09:56 AM

Todos hablan de "después del convid-19" pero nadie sabe exactamente cuándo será eso. El asunto es que son muchos los que nos quieren desmovilizados, aterrados, de nervios frágiles, así seremos más manipulables. Un pueblo asustadizo es fácil de engañar.

Ya comenzaron las redes sociales a difundir audios y videos pronosticando medidas severas previniendo una expansión de la peste, o medidas restrictivas de parte de este gobierno que no existen, son informaciones contradictorias que confunden a los asustadizos, los cuales son muchos, sobre todo dentro de la clase media, o de "las clases medias" si la consideramos desde su mentalidad exclusivista.

Un médico venezolano llamado Jesús Miguel Martínez dice en un artículo titulado "El aislamiento" (búsquenlo en Google, no tengo el enlace), que los seres humanos no estamos hecho para vivir confinados en espacios reducidos por mucho tiempo, eso medra nuestra condición física y mental. Esto parece ser cierto, por lo que se ve. Sin embargo no todos vivimos confinados a espacios reducidos, mientras unos puedan llevar una vida humanamente normal y otros vivan confinados habrá en el mundo dos clases de personas, particularmente en nuestros países: los que pueden y los que no pueden tener una vida humana normal. Luego –dice el doctor – que terminadas las cuarentenas, en cualquier momento vamos a infectarnos con el virus, antes o después, solo que quizás ya no será una situación de muerte forzosa, habrá una cura y más camas en los hospitales, aprenderemos a vivir con este virus igual como lo hemos hecho con otros de la misma calidad letal, o con la malaria, con el cólera, con la tuberculosis – o con el hambre, la cual mata más gentes todos los días que cualquier coronavirus en un mes o en un año –. La calidad de nuestra vida depende ahora de nuestra inteligencia y de nuestro sistema nervioso, porque se avecina el virus de la manipulación de los políticos.

Las redes sociales y los medios nos abruman con todo tipo de información, con medias verdades, mentiras y superchería, y hay que saber qué hacer con ellas. Lo primero es asentar nuestras ideas, no perder la esperanza y no acabar con nuestros vínculos afectivos con la gente más cercana y con la sociedad en general. Quienes tienen el poder (político, económico, de las armas) lo conservan intacto hasta ahora y lo van aprovechar a su favor, engañando y fragmentando cada vez más a la sociedad para tenernos debilitados y a sus servicios. No hemos dejado de ser lo que somos por un virus letal, al contrario, viéndonos muy cerca de la muerte generalmente exacerbamos nuestras pasiones, que pueden sacar lo peor o lo mejor de nosotros. Entre lo peor está el miedo. Que por el miedo a enfermarnos y a morir nos anulemos como seres sociales, que agotados terminemos legando nuestro libre albedrío a unos vivos para que nos lleven de las narices a donde ellos quieran. Debemos cuidarnos del virus del fascismo, el cual mata más que la peste bubónica y el coronavirus juntos.

Hay dos dimensiones donde se suceden las cosas en estos momentos. Una es la dimensión de la pandemia y sus complicaciones sociales de salud pública, económicas y de pérdida de vidas. La otra es una dimensión política y del poder, donde se administra la pandemia a favor de unos y otros; en esa dimensión pareciera no contar lo que tú piensas, sin embargo tu vida está complicada ahí por entero. Es en esa suerte de juego macabro donde debemos entrar, jugarnos nuestro futuro, porque representamos el grueso de la humanidad. Los políticos líderes del planeta y los ricos y famosos son la minoría, no representan mucho más del 1% de la población total del planeta y estarán dispuestos a confinarnos para siempre bajo una cárcel de terror, ahora que saben que se pueden morir sin un plan previo.

En esa misma proporción se cuentan pobres y ricos en este lado del mundo, me refiero al tercer mundo, más una clase media de empleados, funcionarios y comerciantes que generalmente obedece a los intereses de los ricos poderosos, temerosa de los más pobres y de la pobreza misma – en muchos casos padeciendo tantas necesidades como los más pobres –. Hasta ahora eso no ha cambiado, pero como consecuencia de la sorpresiva evolución de la infección y la incertidumbre sobre su mortalidad, o sea, por la presencia expresa de la muerte, las personas nos debatimos entre cobrar conciencia de la precariedad del sistema capitalista, incapaz de defender la vida de todos por igual; de que no se trata de simple resentimiento social y envidia lo que nos ha puesto en contra de los ricos, de Trump, de Johnson, de los alemanes, sino que sí existe un componente de desprecio y desventaja real, que los ricos y poderosos son despiadados, y que ante la muerte inexorable ellos llevan la delantera. Por tal motivo y ante un panorama de tanta incertidumbre, con más diligencia estarán dispuestos a acelerar nuestra esclavitud bajo un régimen de terror sostenido.

No se trata de un invento nuevo, el miedo siempre se ha usado para someter a los pueblos, y a las sociedades divididas, como la nuestra hoy día, sin valores comunes, sin intereses comunes, ni de clase ni de nada. Resulta fácil ponernos al servicio de la delación, para que cada quién por su lado se salve sin que le importe la ruina de los demás, manipulados sin voluntad propia por el miedo. Para que el capitalismo se pueda perpetuar ahora es inevitable someter con terror, confusión y más mentiras a la masa, ahora mucho más desengañada, mucho más decepcionada del sistema. ¡O aprovechamos la señal clarividente que nos da la naturaleza de la precariedad del capitalismo, o retrocedemos a la oscuridad del fascismo! El fascista es el único método que podrá sostener a un muerto del tamaño del capitalismo y a sus protectores: el terror, la presencia perenne de la muerte.

Nosotros creemos en la luz de la consciencia que se adquiere ante la presencia de la muerte, el desengaño da para eso y más, es un estado de dolor pero de lucidez que hay que aprovechar. Mientras estemos confusos ante si nos podemos o no morir, las redes sociales y los medios de información nos bombardean de ideas contradictorias, buscan confundirnos, por eso hay que saber leer entre tanta basura. El capitalismo está de salida, y los que apoyan las soluciones capitalistas también, y que para sostenerse en el poder van esclavizarnos a todos sin muchos disimulos, a través del terror, aprovechando el miedo y nuestra ignorancia. Sabiendo esto estamos a tiempo de activarnos y organizarnos de nuevo como revolución, que, para muchos, ahora está más claro su sentido.

No permitamos que maduro nos lleve por el camino del fascismo y menos con la promesa del famoso "pacto social" adeco, al pasado de la socialdemocracia y las elecciones bobas, a la mentira de la democracia representativa, a la mentira capitalista; no permitamos que nos quiten la esperanza de Chávez y de Bolívar de ser libres y soberanos. Terminada la cuarentena activémonos, volvamos a recuperar el país de los pusilánimes y del capitalismo, herido de muerte.

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