“El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago”.
WOODY ALLEN.
La cuarentana del coronavirus terminará de sembrar el caos en Venezuela, porque se vislumbra una situación extrema de hambruna, peor que el periodo especial cubano de los años 90 en el siglo XX. La alerta temprana la hacen expertos en las materias agroalimentarias consultados, para buscarle una solución política a este amenazante caos alimentario que se nos vendrá encima si no se toman los correctivos a tiempo.
La producción agrícola venezolana ha caído a niveles alarmantes. Y la situación con el combo del terror coronavirus, y escasez de gasolina, pronostican algo peor, porque la cuarentena con más de carácter política, que sanitaria, que impone el virus chino, va a coincidir con el arranque del ciclo de siembras de los principales cereales que consumen los venezolanos, como: el arroz, y el maíz.
Sumándosele ahora a el virus chino, la inimaginable, y atroz escasez de gasolina, los apagones eléctricos, la escasez de agua, fertilizantes etc. La producción agrícola tuvo un significativo aumento en lo que va de la Revolución Bolivariana del 2002 al 2009 aproximadamente, y esto más que todo debido a la gran oferta de insumos en ese tiempo, tanto de equipos como de maquinarias. Pero además se consolidaron la productividad en otros rubros muy importantes como fueron: los cereales, y la caña de azúcar.
Existiendo también un aumento importante en la producción agroindustrial, y la suma de las importaciones, pero esas importaciones no compitieron en ese momento con la producción nacional. En esos años la red de distribución del estado constituido por los mercales, y pdvales fueron muy estratégicamente utilizadas en la red de distribución comercial.
Pero a partir del año 2013, se ha presentado una realidad muy distinta, con tendencia acelerada a la baja productividad agrícola. Con estancamiento, y caída, acelerada en todos los rubros agrícolas. Cuando arranca, el control total de la actividad del agro por el gobierno. La toma irracional de Agro isleña, desató la gestación del ‘coronavirus agrícola’, ya que esté era un factor muy importante en ese sector, con grandes inversiones en el país durante décadas. Y empezó el control de precios, que desató un burocratismo corrupto, aunado al control de la distribución, donde nació el otro virus chino como son los puntos de control militar, y policial, en las carreteras del país, para la extorsión, chantaje, matraca, y corrupción. Ahí comienza la inestabilidad del ‘coronavirus agropecuario ‘en la producción de este importante sector de la alimentación.
La producción de este sector empieza a ser sustituida por las importaciones, que se disparan de manera descontrolada y alocada. Pasando la producción agrícola nacional a ser cada vez menos. Manteniéndose a este año 2020, en un periodo de inestabilidad, y estancamiento. Las voces de alerta, y las críticas de los disidentes, fueron desechadas, y otras reprimidas con manu militari.
Todo este descalabro se da, cuando todavía existía un margen económico de maniobra muy favorable para el Gobierno. De nuevo se presentó, un repunte petrolero que permitió seguir importando, y endeudando más al país. A la vez se aprovechó para la consolidación del PSUV-Militar, las milicias, los colectivos, las UBCH, como aparatos de choque, y defensa del gobierno, muy alejado de ser, y funcionar como un partido político, ya que en sus reuniones es muy común ver efectivos militares, así como en las directivas. En ese precisamente momento es cuando se impone la idea de avanzar hacia el modelo cubano de un socialismo totalitario. Es ahí cuando comienza el decaimiento de la economía, y empieza a aparecer el ‘coronavirus hiperinflacionario’ muy favorable a la consolidación de un sistema político totalitario, y de control social. Esto se ha ido imponiendo de forma progresiva, y sin grandes disidencias, el que se oponga termina: preso, muerto, o en el exilio. No es que no exista la crítica. Sí las hay, pero hoy son muy poco significativas, por las amenazas del TUN-TUN. Lo que vemos hoy en pleno año 2020 es una Venezuela en caída libre hacia el abismo.
Pero hay algo importante en la era del mando de Chávez, cuando se produjo un boom de importaciones, y un boom de medidas, donde la agricultura tuvo un repunte positivo, eso sí bajo otras condiciones. Pero, efectivamente, a partir de marzo 2020, se produce la debacle. Esta debacle significa que caerá, brutalmente, la producción agrícola en los rubros más importantes como: maíz, arroz, caña de azúcar, café etc. Y a la vez también se lleva en los cachos a las importaciones.
Estamos en una situación de alerta máxima, y algo similar puede ocurrir con la producción industrial. De no ir pensando el gobierno, en levantar este estado de alarma como llaman a la ‘cuarentena’, educando al ciudadano sin el perverso confinamiento para que no se infecte o contagie. En Venezuela la cuarentena es más de control político, y social, que sanitaria, esto ya es vox populi en la población.
Entonces, por supuesto, sin producción, ni importaciones, indudablemente que va a caer el consumo, y empezará, una situación de deterioro nutricional, sumamente grave, por la hambruna, que ya estamos viendo con este mes de encierro. Es hasta criminal no tomar en cuenta esta grave situación: en este segundo trimestre del 2020, se está presentando la peor situación nutricional, en calorías, y proteínas, que ha tenido Venezuela en toda su historia republicana. Hay dos rubros muy importantes en la alimentación del venezolano que son incomprables con menos de 2$ de salario mínimo como él: arroz, y la harina de maíz pre cocida, los dos caballitos de batalla en la mesa del venezolano. Ya ni siquiera se le pone atención a lo básico, a lo elemental, como es la producción primaria alimentaria.
La situación de la alimentación es dramática. Lo que vislumbra que la producción del 2020 será la más baja, y catastrófica que registrará la historia. Y las perspectivas no son nada halagadoras, prácticamente por la suspensión de la producción agrícola, entre otras cosas, sino se levanta de ipso facto esta cuarentena, con medidas educativas de prevención del virus, ya que los ciclos de siembras se realizan entre los meses de abril, y mayo. Es decir, precisamente en estos días de pandemia, de la emergencia del coronavirus, sumados ahora la escasez de gasolina, y los cortes continuos de electricidad, desde el punto de vista agrícola, y de los cultivos temporales, este año la producción no va existir, algo inaudito en este golpeado país.
El peso de las importaciones estaba en manos del Estado antes del coronavirus. ¿Qué significa ahora que el estado sin dólares haya dejado de ser el gran importador de alimentos?
El gran error fue haberle dado todo el control del sector agroalimentario, al sector militar, en las importaciones, en una proporción enorme, que desató una enorme corrupción. Pero en las condiciones actuales eso no es sostenible, por el deterioro del negocio petrolero.
La situación de crisis que vive el país, donde el Estado importa o importaba todo, prácticamente, hasta el segundo semestre del 2019. A partir de ahí le dan paso al sector privado de la economía que importen ellos, sin muchas restricciones. Es ahí donde empiezan a florecer los celebres ‘bodegones dolarizados’
El gobierno luce diezmado por la crisis, y en condiciones muy inseguras, es muy poco lo que puede hacer en estos momentos. Ahora con esta crisis del coronavirus, las cadenas de producción, y comercialización se han roto. Afectando este hecho seriamente al sector agrícola.
Los efectos son extremadamente peligrosos. Dada la baja capacidad adquisitiva de la población, con unos salarios hoy 22 de abril de 1.30 $. Y eso ha caído de una manera brutal. Por otro lado, la producción por el toque de queda también cae de manera notable. Con las fallas terribles, además, de agua, electricidad y combustible. ¿En estas condiciones de deterioro brutal de la economía, Venezuela podrá sostenerse, sin lograr obtener recursos de financiamiento internacional? Se van a agravar los problemas económicos y de alimentación del pueblo venezolano. De manera que nos encontramos en una situación muy grave. Con un deterioro nutricional que pudiera llegar a una situación de hambruna. En esta cuarentena, en este segundo trimestre, ha habido una caída del consumo brutal, con una situación adicional que se está reportando actualmente: la reaparición de la especulación, y altos precios en los alimentos, pero de manera muy alarmante.
¿No éramos un país potencia? A mediados de esta abril del 2020 se disparan los precios de los alimentos, y la inflación, sencillamente, se derrumbó el modelo político imperante. La gente no tiene con qué comprar.
La acumulación de inventarios, tanto en la industria como en la cadena de supermercados. Empieza a cambiar a raíz del coronavirus. Se están produciendo compras nerviosas. Y esto plantea situaciones muy difíciles.
¿Dejará el gobierno que se pierda las siembras agrícolas de este año? El ciclo de invierno, que es el más importante, está a punto de llegar. Probablemente, muy pocos productores, de altos ingresos, pudieran sembrar algo. El Estado no podrá sembrar ni ‘jala pa´tras’. Pero esto va a ser una caída brutal de lo que ya era el alicaído comportamiento del sector agrícola.
¿Qué se podría decir de las cifras de la posible hambruna? Ya de por sí alarmantes antes de la crisis del coronavirus. Donde millones de venezolanos van a estar pasando hambre. ¿Va a seguir el gobierno manteniendo la cuarentena, e impidiendo que la gente salga a la calle?
Si aquí no se produce, en el corto plazo, un cambio de gobierno, o una transición, para un cambio en lo político-económico, que introduzca modificaciones importantes, y cuente con un alto grado de apoyo externo, la inercia, y la continuidad de todos estos virus políticos-económicos, todos estos síntomas nos van a llevar a una situación de caos. A este caos se le sumaran los problemas sanitarios: del coronavirus, conexos y similares.
La otra cosa terrible en medio de esta situación, es ir pensando cómo va a ser la recuperación, si va a ser lenta o muy rápida, entre otras cosas, porque dependiendo de los actores, el apoyo internacional puede ser muy limitado. Sabemos que para salir de este trance, se requiere de un gran apoyo internacional, en términos de recursos.
Los países desarrollados, y con muchos recursos van a atender sus propias crisis. No va a haber capacidad para atender a los países con una crisis política como Venezuela, si nosotros no resolvemos nuestra situación interna.
Sin duda alguna la escasez de gasolina está afectando el traslado a los mercados de frutas, hortalizas, leguminosas. Lo que hace que esos productos estén subiendo a precios alarmantes, lo que los vuelve inaccesibles.
Yo creo, y estoy a la orden para cualquier proyecto político, que tenga como fin recuperar a mi país, para que las generaciones que vengan atrás encuentren una patria digna donde vivir. Aquí se impone iniciar un plan de recuperación que no es posible con el modelo actual. De lo contrario, el deterioro va a continuar. El otro problema es que si bien tenemos una presencia moderada del coronavirus, gracias a Dios, los venezolanos tienen unas condiciones de salud muy precarias, sus defensas están en el suelo, por la deficiencia nutricional. La militarización de la producción, y la distribución de alimentos, constituye un antecedente muy negativo, para la inversión en el sector agropecuario.
Sin duda todos estos deterioros son acumulativos, al igual que la pobreza. Hoy, por hoy, las condiciones para la recuperación van a ser difíciles, pero no imposibles. Los niveles de producción son muy bajos, ya que la posibilidad de duplicarla en un año debe ser muy alta, con una buena productividad.
Percasita11@yahoo.es
Auditórium
Las tres pestes que nos azotan: ¡Hambre, pobreza, y gasolina! ¡No el coronavirus!
Por: Edgar Perdomo Arzola
Jueves, 23/04/2020 02:27 AM