Auditórium

Las ratas devoran a Venezuela

Viernes, 24/04/2020 07:44 AM

"Aquel que instaura una dictadura y no mata a Bruto, o aquel que funda una república, y no mata a los hijos de Bruto, sólo gobernará un corto tiempo".

Maquiavelo.

Mientras un virus global golpea sin compasión, con un saldo de muertos e infectados. Mientras millones de venezolanos se esfuerzan día a día, por amortiguar los daños poniendo en juego su propia salud. Cuando todos sufren en silencio por el futuro de sus, hijos, nietos, y demás familiares. Cuando deberíamos remar en una misma dirección, tenemos a unos grupos de ratas del comercio especulador, que se dedican a devorar, el esqueleto de Venezuela, para así alimentar sus ansias de poder económico, y dineros putrefactos.

Lo que está sucediendo a nivel político, y económico en Venezuela no tiene nombre. Lo he estado rastreando, pero no he encontrado el adjetivo, o la expresión que aglutine este abominable nivel de irresponsabilidad, maldad, y repugnancia al mismo tiempo. Y no me estoy refiriendo con esto al Gobierno, que puede sacarle provecho con unos resultados mejores o peores a esta situación, aunque está actuando en la línea correcta de la OMS, junto a los otros países del planeta, y lo mejor que le pueda hacer, ante esta pandemia con estas características macabras, con un mes de recién instalada. Sin duda alguna se podría haber hecho las cosas mejor.

Se podrá pedir responsabilidades por ciertas actuaciones específicas. Y sin duda que se critica todo lo que se quiera criticar. Pero sin sobrepasar las líneas rojas marcadas por la ética, y el sentido común, especialmente en esta época de crisis económica-sanitaria como la que vivimos. El problema es que hay quienes con esas líneas rojas que sobrepasaron, se están metiendo una Boloña de dólares, en estos 912.000 kilómetros cuadrados de la Republica Bolivariana de Venezuela, para poder envolver todas sus miserias e intentar pulverizar la génesis del pueblo venezolano.

Hablo del comercio criminal, y especulador en manos principalmente de árabes, y chinos, y la mega banda de narcotraficantes (presuntos dueños mayoritarios de bodegones, y markets nacionalmente) recientemente desmantelada por las autoridades venezolanas en la región centro-occidental. No se puede intentar obtener beneficios políticos, exprimiendo, y alentando la desgracia, y el hambre del pueblo venezolano mientras golpea, sin piedad sus estómagos vacios. No es algo que se pueda debatir, lo que está a la vista, o donde existan tonalidades de grises. Aquí en este peo, es blanco, o es negro. O eres un político serio, o eres una rata. Si le echas gasolina al incendio que está quemando a Venezuela, con la intención de poder gobernar , con las cenizas, y los quemados que logren sobrevivir a esta tragedia, entonces no merecen respirar el mismo aire que aquellos que pusieron todas sus carnes sobre las brasas, con el riesgo de sus vidas para amortizar los daños. Y mucho menos cobrarle a los herederos de los difuntos, y sobrevivientes, a los que se supone se le debería servir, pero que en realidad están chantajeando para poder continuar aferrado al poder económico, y político cual hienas a unas vísceras putrefactas.

Los ejemplos diarios de esta asquerosa forma de hacer política nos encochinan día tras día. Esta semana hemos sido sorprendidos con la noticia de que el capo mayor mala copia de Pablo Escobar, presuntamente se voló hacia Aruba o Curazao, y se puso bajo resguardo de la DEA, en el mismo sentido que los gobiernos de esas islas, regidos por el gobierno holandés, le facilitaron la entrega a la justicia norteamericana. Es decir, han contribuido en contra de mutualizar la expansión del narcotráfico, en plena lucha contra el Covid-19. La única razón para oponerse a esto, es a los que más les interesa que el país se hunda económicamente, para así poder reinar sobre los restos de la barca venezolana.

En los últimos meses hemos escuchado todo tipo de barbaridades por parte de esos ultras líderes políticos venezolanos. Han llegado a referirse a uno de los presidentes de la Asamblea Nacional, como un: "payaso y títere del imperio". Han afirmado sin rubor alguno que el presidente de la ANC y portavoz del Gobierno Bolivariano es el "jefe de un cartel, y traficante de cocaína". Del PSUV han dicho que "promueve la tiranía". De la ideología del Psuv han dicho que es "criminal". Y a Juan Guaidó, y María Corina Machado se le ha proferido calificativos como: "periquero-homosexual", "hijo de puta", "ramera", "miserable", o "cerda". ¿En la Venezuela del caos vamos a seguir permitiendo en estos álgidos momentos, cuando nuestro pueblo muere de hambre, que los llamados representantes políticos, y de los poderes públicos, se dediquen a estas tareas de descalificaciones tan rastreras, escatológicas, y soeces?

No había visto nunca un nivel tan deplorable de bajeza moral en la política venezolana, al día de hoy. Con sus más, y sus menos, en un país golpeado por el coronavirus, gobierno, y oposición deben hacen frente común ante ese enemigo. Es lo lógico. Una cosa tan absurda, vista internacionalmente. Pero eso, está sucediendo en el país. Es algo tan impresionante como intolerable.

Desde inventarse falsas noticias que ponen en peligro la emocionalidad de las personas, al pedir directamente un golpe de estado, invasión, pasando por los insultos, zancadillas, ante todas las medidas puestas en marcha, protestas, compra de seguidores virtuales, para atacar al gobierno, y a la oposición, saltarse el confinamiento con salvoconductos… la lista es tan larga que parece mentira que se haya tenido tanto tiempo, para toda esta maldad. Se han volcado todos los esfuerzos en tergiversar una crisis sanitaria, y por extensión, confinar a pasar hambre aquellos a quien se gobierna. Por eso digo NO al confinamiento, y SI al trabajo con precaución.

No seré yo quien defienda a Nicolás Maduro, o al PSUV en condiciones anormales. Sin embargo, ahora mismo tiene todo mi apoyo (aunque me lancen el excremento que quieran de lado, y lado). Porque, nos guste o no, es la persona al mando en esta situación realmente tan compleja, y que, además, hay que ser justo, esto él presidente no lo ha provocado. Le ha tocado como buen "chofer" agarrar al timón del barco justo en el momento cuando comienza la peor tempestad, que recordaremos muchos. Y por eso aquellos que lo intentamos ayudar, no boicotearlo, y no nos dejan, aún a riesgo de que todos naufraguemos, no deben ser considerados más que egoístas.

Nunca un gobierno y una oposición ha sido tan fieras, ni por decisiones políticas tan cuestionables como meternos en un posible conflicto regional , ni por mentir tras los peores atentados en nuestro territorio por el narcotráfico, y el ELN, ni por mentir a los familiares de los presos políticos, ni por el desastre evitable en Pdvsa, ni por fomentar la burbuja inflacionaria con el dólar paralelo que todos pagamos, a las sanguijuelas de la especulación, ni por regalar millones de dólares a diputados traidores, ni por todo el dinero público robado en cientos de tramas de corrupción, ni por hacer decaer las instituciones de sanidad… nunca habíamos visto este nivel tan exagerado de ataque entre el Gobierno, y la oposición. Y lo estamos viendo ante una crisis sanitaria global provocada por un virus letal casi igual, al de esta confrontación política.

Después de esto, al observar la situación en nuestra vecina Colombia, y Brasil, resulta casi como viajar a otra dimensión. Tan cerca, y tan lejos. Como venezolano, y político, les deseó a los presidentes Iván Duque, y Jair Bolsonaro: "coraje, nervios de acero y mucha suerte… porque su suerte, en controlar la pandemia, es nuestra suerte". Aquí algo así en Venezuela parece impensable al día de hoy. Porque los políticos de turno, nos han acostumbrado a semejantes niveles de bajeza moral, que ya nos parece normal. Ni siquiera en plena pandemia, con miles de muertos debidos, a un virus que nadie ha deseado, entre el sentido común en la cabeza de algunos representantes públicos. Y por extensión, ese virus de la confrontación continua, y se extiende entre la población. No hay más que ver las redes sociales de estos días. En lugar de unirnos para hacer un frente común como coraza ante un virus que nos amenaza a todos, parece que esto sea una carrera de locos, donde cada uno hace, o dice una estupidez mayor, sin duda contagiados por el virus de la bajeza moral, que ha infectado a gobierno, y oposición.

No quiero despedirme sin hacer ninguna mención especial, a las peores ratas en la historia de la política venezolana: Las idioteces. Hace mucho que se le ve el plumero, pues su deriva hacia la inmundicia parece no tener fin. De no defender los derechos de los venezolanos en esta tragedia, y chupar el látigo del calumniador, y ponerle tachuelas metálicas al autobús de la patria, todo en una misma ruta. Algo realmente inverosímil. Y cuando parece que no se puede ser más asqueroso, se llega, hasta superar al maestro de las ofensas. Sin duda no se deben seguir los ejemplos de las ratas, que antes de saltar del barco, le prenden fuego.

 

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