A todas éstas… ¿y la clase media qué?

Martes, 28/04/2020 07:59 PM

"Hay que ser como un cactus, adaptarse a cualquier momento, tiempo y circunstancia; ser fuerte y aun así nunca olvidarse de florecer"

PROVERBIO ANTIGUO

"Caramba, camarita…, vivimos tiempos difíciles no sólo por la pandemia que azota al mundo, sino porque nos rehusamos a aceptar que la rueda de la vida gira sin cesar y muchas veces hasta negamos que exista. Tal y como decía el Gigante Chávez, se lucha por sacar a las clases desposeídas de su funesta situación y llevarlas a disfrutar de una existencia decente, a eso que llegamos a llamar «clase media», para que una vez logrado esto, esa misma gente se olvide de sus raíces y mire por encima del hombro a quienes hasta hacía poco tiempo eran sus amigos y vecinos, creyéndose superiores. Ah, y hasta se vuelven enemigos de aquellos que los sacaron del barranco en que vivían. Y digo «barranco en que vivían» porque usted sabe, camarita, que no hubo gobierno, antes del de Hugo Rafael, que moviera tan siquiera un dedo por ayudar a resolver las muchas necesidades de la población. La gente hablaba de «clase media alta» y «clase media baja», pero clase media al fin que no se reunía con la «chusma» que vivía en un rancho, en un callejón sin número, porque ellos vivían en «un apartamento» en una «urbanización» y pronto pasarían a vivir en una «quinta», en una «zona residencial». Para ellos su meta en la vida era puro «mañana», mañana esto y mañana aquello. Bueno, de ese tema usted ha hecho un post grado y sabe a lo que me refiero. Sí, a ese mismo grupo de personas empujando el carro de los cambios para que una vez obtenidos, oponerse a que otros lo hagan. Sí… una vez que llegan a técnicos o profesionales universitarios, que se casan y tienen pareja y unos dos o tres hijos, que le compran juguetes a sus niños para que jueguen en el parque, que leen el Nazional, que si se enferman los atienden en una clínica, que en su dieta nunca falta carne y pollo, se olvidan de su compadre que vive cerca de la cañada, que es todero y cree sólo en la suerte y la brujería, que lee la crónica policial, sus niños van a escuelas públicas y si se enferman los llevan a un ambulatorio. Camarita, sólo están pendientes de los ricachones que viven con sus «doñas y herederos» en sus tremendas quintas, que sólo piensan en sus empresas y en la inversión en la bolsa, que creen en el Feng Shui y en la piedroterapia, que juegan Golf y que comen lomito. Nunca aprendieron un solo valor de colectivismo porque únicamente practican el individualismo como pieza de desarrollo. Por eso, golpean a los pobres y adoran a los ricos hasta que éstos les dan un par de patadas y los ponen de nuevo en el lugar de origen. De ahí que usted oiga como se quejan de la «cuarentena voluntaria» y ruegan que aquí «pase algo» porque «esto se ha vuelto invivible» y hasta apoyan una intervención extranjera. Su pobreza es mental porque no quieren entender que a veces se necesita pasar por tormentas para sujetarnos de nosotros mismos y poder comprender que es lo verdaderamente importante en nuestro camino. Un país no lo construye un Presidente solo, ni sólo apoyado por los ricos, ni sólo por intervenciones extranjeras. Un país lo construye la unidad pueblo-gobierno, y déjeme decirle, un gobierno humanista que vele sobre todo por la mayoría, que son los que menos tienen."

Ciertamente los pobres siempre han sido un enorme porcentaje de la población aquí en nuestro país y en la mayoría de los países del mundo. Y todas las luchas que se han librado, en el planeta, en su nombre, no han logrado reivindicar la justicia social, esa de la que Chávez tanto nos habló, a pesar no haber sido en sus inicios un ávido lector de clásicos revolucionarios, ni del "Capital" de Carlitos Marx y Federico Engels, ni del "Partido Político" de Antonito Gramsci, ni de muchos otros. Su amor por la equidad y la solidaridad ante las injusticias sociales parecía innato. Seguramente, jamás lo sabremos, leyó a esos intelectualoides que aseguran que la pobreza es algo espiritual y nunca estuvo de acuerdo con ellos; bastaba ver y conocer la realidad en la que los partidos políticos del status quo habían mantenido a nuestro pueblo por más de cuarenta años, hoy conocidos como la "IV República", y mantenían la máxima de que se domina con mayor facilidad a un pueblo ignorante y la ponían en práctica.

Chávez creó las Misiones y Grandes Misiones Bolivarianas para beneficio del pueblo y para su manejo pensó los hoy venidos a menos Consejos Comunales. ¿Dónde estuvo el acompañamiento de la clase media en la consolidación de esos proyectos que podían aligerar su carga económica social? Porque Robinson, Sucre, Mercal, Barrio Adentro, Habitat y Vivienda, Milagro, Amor Mayor, Madres del Barrio y tantas otras misiones sociales fueron creadas para eso, y para ser manejadas por el poder popular organizado. Pero había que ayudar al poder popular a formarse y a organizarse, algo en lo que la clase media debió haber jugado un papel primordial. Ahora señalan el "fracaso", según ellos, de algunos de esos hermosos proyectos sin que aparezca un mea culpa por ningún lado. Hagamos una encuesta para ver cuantos de la clase media participaron y veremos el desprecio con el que tratan el tema.

En momentos como estos, que beneficioso hubiera sido ver unas clases media y baja unidas en la lucha contra la pandemia y no disgregadas como están. ¿Quién juega el rol histórico que a ellas les correspondía? En vez de eso, gran parte de nuestra clase media hoy se autodenomina despectivamente "media clase" y culpa al gobierno de su desventura. Gran parte de ellos se olvidan de sus raíces y se alinean con los deseos de la cipaya criolla de tumbar a Nico aunque sea con una invasión gringa. Para ellos, lo que nos sucede no es culpa de las sanciones, esas son sólo contra "Maduro y su combo". Olvidan que en la guerra no existen balas ni bombas "sólo mata chavistas"; que lo primero que atacan son los sistemas eléctrico, hidrológico, telecomunicaciones, aéreo, y todo aquello que facilite aliviar las necesidades de la población. Aunque, según ellos, da igual ya que "ninguno de esos servicios sirve". Me gustaría verlos después de varias semanas sin electricidad ni agua, con los supermercados cerrados y con el rancho ardiendo, para preguntarles si opinan igual.

También dicen que son mayoría, olvidando que la realidad señala a los pobres de serla, y reniegan de cuánto beneficio se destina a ellos. Pero son los primeros en la cola para retirar su caja del CLAP, para escanear su carnet de la patria en busca de un bono, chequear hogares de la patria y cuanta ayuda brinda el gobierno al pueblo, porque "yo también soy pueblo", "es obligación del gobierno", "ni que eso fuera de Maduro". Al mismo tiempo se unen a las consignas clasistas de la rancia oligarquía criolla con aquello de "les llegó su hora", "¿dónde se van a esconder ahora?", "tic toc tic toc", sin entender que a la hora de una invasión van a ser ellos los primeros en ser tratados como "enemigos de la patria" y los primeros en caer. Por eso los "dirigentes" de la majunchería tienen a toda su familia fuera del país para que los pendejos de siempre sirvan de carne de cañón. Y aquí cabe la pregunta: ¿Son de clase media las verdaderas cabezas de la dirigencia opositora venezolana? Porque guaidiotas hay en todos lados y de todos los precios.

El Estado Zulia es el territorio venezolano que más ha sufrido de la influencia yanqui desde el reventón del Zumaque y siendo frontera con Colombia, el más propicio para el contrabando y el bachaqueo. ¡Qué no pasa por las trochas! Pero según la clase media todo es culpa de la Guardia Nacional que cobra peaje por cada paso de la frontera. Ellos, que compran contrabando, no son culpables de nada; ellos, que sobornan al funcionario en las colas para surtir gasolina lo acusan de matraquero; ellos que piensan que todos los días sale a la calle un bolsa y que el que lo agarre se lo queda, son los santos niño de Atocha. Al final ellos no rompen un plato y no son responsables de nada. Pero el pueblo, que ya reconoce a sus verdugos, los señala y les dice: a ponerse alpargatas porque lo que les viene es joropo. Por eso, nosotros no tenemos dudas de que venceremos en lograr un futuro esplendoroso.

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