Lorenzo Mendoza, el último político; Diosdado y Guaidó fracasaron

Viernes, 01/05/2020 09:03 AM

Lorenzo Mendoza es un burgués, un gran propietario, representa un linaje de burgueses que tiene raíces de siglos. Su aparición en la política activa es señal de la grave decadencia del estamento político, que obliga a los propios empresarios a representarse, sus histriones han fracasado. Este derrumbe del entarimado político anuncia días difíciles, cuando los capitalistas salen a la palestra a defender sus intereses es señal inequívoca de una gran turbulencia, de una ruptura profunda del equilibrio social.

La última vez que un mendoza apareció activo en la política fue con Eugenio Mendoza, en la Junta de Gobierno del 23 de Enero del 1958, junto a Blas Lamberti Cano, vinieron los burgueses a la política a garantizar que aquel auge de masas, aquel instante revolucionario, fuera capturado, que no se inclinara hacia una Revolución. Y consiguieron su propósito, sólo salieron del escenario cuando tenían la garantía de que el opio de los pueblos, la democracia burguesa, se había restituido: el pacto de punto fijo había apaciguado a los ímpetus revolucionarios, los líderes revolucionarios habían sido derrotados.

Después, durante más de medio siglo todo fue bien para los capitalistas, hasta que apareció Chávez. Asesinado el Comandante comenzó la restauración. El operador principal de esta restauración capitalista, el madurismo, cumplió muy bien la primera etapa que era la destrucción de la imagen de Chávez, del Socialismo, el desmontaje de los adelantos materiales y espirituales en el camino hacia el Socialismo, la entrega del país al capitalismo. Pero no pudo concretar la segunda etapa, la estabilidad política.

Lorenzo viene a la política a garantizar lo que los guaidoses y maduristas no han podido: la permanencia, la estabilidad del sistema capitalista. El capitalismo necesita la mayor tranquilidad política, eso significa que en estos tiempos necesita la democracia burguesa, que el país regrese al circo de la cuarta república: un gobierno capitalista, con una oposición capitalista, y que el Socialismo, la superación del capitalismo, sólo sea un recurso retórico de grupitos arrinconados, una pieza de museo. El capitalismo intentó conseguir la tranquilidad política por la vía del consenso, pero la torpeza se impuso, la ruindad necesaria para traicionar el legado de Chávez no le permitió al madurismo entender la necesaria convivencia de los factores capitalistas.

Esa es la situación hoy: la disputa de la sucesión del madurismo agotado. Diosdado, con pérdida de toda moral, confiesa que el gobierno le dio a mendoza hasta 5.000.000.000 ¡cinco mil millones de dólares al año! Y todavía tiene la desvergüenza de poner videos de Chávez y decirse Chavista, Socialista (https://www.conelmazodando.com.ve/esta-pelea-la-vas-a-perder-esta-fue-la-advertencia-que-cabello-le-hizo-a-lorenzo-mendoza). Guaidó, al no haber salida concertada, se agotó, ahora tiene la palabra la partera de la historia, la violencia.

El camino está libre para el capitalismo, esta es una pelea entre capitalistas. El reto de los revolucionarios es hacer que el Socialismo, el Chavismo auténtico, entre en el combate por la conducción de la sociedad. Es verdad que es difícil la situación, el madurismo no se conformó sólo con atacar la obra material de Chávez, sino que arremetió con odio contra la obra espiritual: la conciencia del deber social, la fraternidad; fragmentó la sociedad, estimuló el egoísmo, y muy lamentable, atacó, desprestigió a los líderes chavistas que pudieran mantener vigente al Socialismo, la campaña contra ellos ha sido brutal.

La tarea es difícil pero urgente, vital. Se trata de ir al fondo del alma popular a buscar el recuerdo de Chávez, rescatar su pensamiento y su acción, limpiarlo de la basura madurista. Se trata de recomponer el liderazgo chavista, reconociendo la consecuencia de los leales a su pensamiento, incorporando nuevos cuadros.

¡Con Chávez, su pensamiento, su obra y acción Venceremos!

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