Chávez, antes que me silencien

Martes, 05/05/2020 07:32 AM

"Soy un pequeño Quijote del llano

Soñando con enderezar entuertos"

El Colectivo Aurora de la Patria siente especial alegría de compartir con ustedes el primer capítulo, LO DIVINO Y LO PROFANO, de este esfuerzo de investigación histórica, CHÁVEZ, Antes que me silencien, que emprendimos segundos más tarde del vil asesinato del Comandante Hugo Chávez Frías, líder de los desamparados y humildes del mundo.

La hermandad nos ha congregado siempre en la irreverencia del debate y la lealtad, firme y consecuente con el hombre, Hugo Chávez Frías, con su pueblo y su genuino e irreverente legado histórico, el SOCIALISMO BOLIVARIANO DEL SIGLO XXI, anticapitalista en su esencia, construido en la praxis de la revolución bolivariana extraviado en los últimos años.

Nuestro empeño nació en el juramento que nos hicimos, como tantos otros y otras, esa hermosa tarde del cuatro de octubre de 2012 cuando, en mirada furtiva entre el hombre, bañado de lluvia amorosa y nosotros, nos despedíamos físicamente.

Comulgamos, sin vacilaciones ni concesiones, con su idea y proyecto socialista que apenas germinó. Nos empeñamos en reconstruir sus pilares teóricos paseándonos por su genuina oralidad, extensa por demás, como primera fuente que enriquecimos con otros testimonios, orales y escritos, y debates sustanciosos.

Hoy comenzamos la entrega sucesiva, quizás espaciada en el tiempo, del discurso, de un trabajo complejo estructurado en once capítulos, dada la emergencia del momento y la urgencia de que el silencio no sea definitivo.

¡Que la hermandad se propague! ¡Que renazca el debate irreverente y enriquecedor! ¡Que volvamos a Chávez, a él en su justa dimensión y no a través de interpuestas personas! ¡Demostremos, en fin, que no aró en el mar como Bolívar!

COLECTIVO AURORA DE LA PATRIA

(Vocería: Elsy Rojas Parra)

LO DIVINO Y LO PROFANO

El anuncio fue demoledor, el firmamento resquebrajó su sórdido silencio. Un llanto desolador se escuchó entre la bruma cuando a las cuatro y veintiséis minutos del fatídico cinco de marzo, un murmullo penetró en las conciencias: "YA YO NO SOY YO, YO SOY UN PUEBLO. NO LO OLVIDEN JAMÁS". Fue entonces que supieron que había expirado la esperanza.

El asesinato se había consumado, otro piolet asestó el golpe certero. El líder partía hacia otras latitudes para encontrarse con sus iguales. ¿Las masas comprenderían su sentencia?

Los dos hombres continuaron su camino, allá, donde el mastranto se seca, donde florecen las garzas. La conversación los absorbía de tal manera que apenas percibieron que estaba anocheciendo; lo divino y lo profano atraía sus mentes como tantas otras veces en sus largas faenas.

  • Los revolucionarios siempre desarrollamos genuinos olfatos; observamos, analizamos las realidades con detenimiento y cuando leemos en las oportunidades que la armonía se quebrantó, nos rebelamos.

  • Nosotros bebimos de la épica de ustedes pero nuestras circunstancias eran diferentes. Las adversidades, muchas; logramos sortearlas amalgamando espíritus y conciencias.

  • Las revoluciones, si son auténticas, hermanan a los complotados en un mismo horizonte. Nuestra gesta era legendaria y fue así como los mambises aceraron nuestro espíritu, Martí fortaleció las conciencias y cuando comprendimos el sentido de la oportunidad histórica, aportamos nuestra osadía.

  • El tiempo repicaba sonoras campanadas. Las masas habían derribado el Muro de Berlín con un mensaje contundente: están prohibidas las barreras entre los humanos y cuando la Unión Soviética se resquebrajó en mil pedazos, desnudaron la fragilidad de la redención que intentaron. El feroz unilateralismo traspasó las pieles de los sufrientes y ya no hubo alternativas. Rosa había vaticinado el porvenir: el retorno de la barbarie, el fallecimiento del socialismo. Fue entonces que aprovechamos el instante y nos alzamos.

  • Fue el mejor momento y con tu "por ahora" despertaron las conciencias, retornaron las esperanzas. Atrás quedaron las ignominiosas tesis del fin de la historia y de las ideologías. Chávez, mejor seguimos nuestro camino; ya nos aproximamos a nuestro destino.

  • Si, Fidel, apresuremos el paso, estoy muy cansado.

El caos reinaba en el orbe, la especie humana sobrevivía subyugada a un poder omnímodo que le prohibió pensar, sentir, soñar; como una pieza más del voraz engranaje de la lógica del capital, se extravió de su género y al trastornar lo divino, impuso lo profano.

El capitalismo se había desarrollado en siglos arrasándolo todo y en su expresión imperial, la globalización neoliberal, el cruel sistema de explotación diluyó cualquier atisbo de justicia.

  • Sigamos, Fidel, antes de que se cumpla tu sentencia.

  • La recuerdo, Chávez. Fue en Río de Janeiro en 1992 cuando afirmé, enfáticamente, frente a un nutrido auditorio convocado por las Naciones Unidas donde debatíamos sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: "Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo". (1)

El ser humano es una totalidad maravillosa, la suma de armónicas individualidades, auto creador de un mundo históricamente reconocible y determinable. Nació de la naturaleza y retorna constantemente a ella para domeñarla y servirle. Es el llano, la sabana, la extensibilidad de la magia de un cielo y mar confundidos, del tiempo de las leyendas y coplas, de la brisa que acaricia las mentes bulliciosas.

  • Somos campesinos, Fidel. ¿Casualidad o destino histórico? Naciste en Birán, en la finca de tus padres, extenso latifundio cercado por casas sencillas a orillas del Camino Real en la Provincia del Oriente. Yo, en cambio, nací en Sabaneta de Barinas en humilde vivienda de tierra apisonada, paredes de bahareque y tejado de palma.

  • Ciertamente, Chávez, provengo de una familia pudiente, más no mezquina; en cambio tú fuiste un niño pobre, "un pata en el suelo de los pata en el suelo" (2) como acostumbras decir. Pero ambos crecimos en el ejemplo de vida y de la realidad social circundante; bebimos de la justicia, la bondad, la generosidad, la hospitalidad y la solidaridad con nuestros iguales, campesinos y campesinas regados por el mundo.

  • Así es, Fidel. Fui un niño pobre pero muy feliz, pleno de amor, andariego como el que más, confundido entre gentes que me enseñó a leer el lenguaje de las injusticias y las esperanzas postergadas.

  • Son las voces del silencio que parecen interminables, que nosotros quebrantamos con nuestras epopeyas. No fue casualidad nuestro encuentro, Chávez; estábamos destinados a hermanarnos en el afecto para quebrantar lo profano y construir lo divino.

  • Somos dos Quijotes que intentamos enderezar entuertos. Padre, dame un abrazo; me duele el alma.

Y en la llanura profunda, en las cercanías de un río, se escuchó el cantar bravío de dos intrépidos soñadores.

(1) Castro Ruz, Fidel. (2007). El Diálogo de Civilizaciones.  “Discurso pronunciado en Río de Janeiro por el Comandante en Jefe en la Conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo, el 12 de junio de 1992”. La Habana, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, p. 13

 

(2) Ramonet, Ignacio. (2013). Chávez, Mi primera Vida. Caracas, Vadell Hermanos, p.86

 


 

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