Cuento o razón

La cuarentena se está llevando a los amigos

Viernes, 08/05/2020 07:28 AM

El periodista Juancho Marcano observaba cómo un colibrí trataba de extraerle el néctar a la insípida flor de la trinitaria, la cual es una planta que como si se alegra con la sequía, pues en este período su floración se hace más abundante y es como una bienvenida al período donde el sol y la brisa pintan de tristeza a la tela del cuadro del paisaje que se encuentra a los alrededores.

El perro Pipo que acababa de regresar del conuco para no preocupar más al periodista le dijo que en el pequeño sembradío no había novedad, solo que la sequedad del clima era un látigo que azotaba fuertemente al tierno rostro de las plantas.

- Este tiempo, Juancho, para vivirlo no es fácil, pues te digo que hasta los pájaros pasan trabajo para alimentarse y el ejemplo está en la mata de merey que se cargó de sus frutos y apenas empezaron a pintonearse, le cayeron en cayapa las chiquías (azulejos), las pespé, las guacharacas y los periquitos, y arrasaron, y tu esposa no pudo probar ni uno solo, ni mucho menos hacer el sabroso jugo que hacía el año pasado.

- Es así Pipo. Pero lo más triste es que a esta sequía se une la pandemia, y la gata se sube más a la batea. Porque te digo en días pasados se murieron personas amigas y sucede que se nos hace más triste, pues ocurre que los sepelios lo hacen rápido y sin velorio; y por tanto no podemos asistir y cumplir con el últimos adiós a aquella persona que le teníamos estima desde nuestros tiempos de muchacho. Es triste y lamentable fiel amigo.

- ¿Pero cuándo terminará esto Juancho?, preguntó el perro.

- Ni idea tengo, pero en todo caso si se acaba mañana o el año que viene, ya la vida no va a ser la misma, porque con esta situación ya se han cambiado muchas cosas y no te extrañes que hasta se terminen las sabrosas reuniones que alguna vez tuvimos y disfrutamos con nuestros amigos.

El perro que había escuchado al periodista con atención y que notó que un aire de tristeza, cubría el rostro de su amigo, no quiso seguir la conversación y se dedicó a ladrar a un motorizado que pasó cerca, mientras que Juancho Marcano, se sumió en sus pensamientos.

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