Rápido y furioso

Domingo, 10/05/2020 06:27 AM

Nicolás Maduro Moros, rápido y furioso, acabó con las pretensiones del imperio y sus lacayos. Creyeron que Venezuela era Panamá. Y se lanzaron en picada. Abajo lo esperaban los milicianos, los pescadores y Fuera Armada Bolivariana, y la furia bolivariana. Esa que nombra de vez en vez y de cuando en cuando Diosdado Cabello en su programa "Con el Mazo Dando", sin la intención de meterle miedo a nadie. En otros artículos míos he alertado al imperio y sus títeres nacionales que no se equivoquen, pues, Rondón todavía no ha peleado.

En los últimos días, luego de la intentona en las playas de Macuto, han vendido capturando mercenarios uno a uno. Y las autoridades les siguen el rastro a los pocos que, momentáneamente, lograron escapar. La búsqueda es frenética y hurgarán hasta debajo de las piedras para sacarlos como ratas y llevarlos a los tribunales. A pesar de lo que diga Pompeo, los gringos capturados enfrentaran a la justicia venezolana. A pesar de la desesperación de Donald Trump y su pandilla.

Pero, falta una captura importante, no por lo que signifique como "líder" de la oposición, sino por el daño que le ha hecho a nuestro país. Por allí anda con su cara de traidor al descubierto. Anda asustado porque ya, para los gringos, no vale nada, y los gringos son los gringos, y pasan factura. Son muchos los millones de dólares que el imperio ha invertido en su afán con acabar con Nicolás Maduro y lo que él representa, a través del engaño del diputado en desacato y autoproclamado presidente interino de Venezuela. Es un mentiroso contumaz. Pero su jueguito termino. Llegó la hora de pagar.

Sin embargo, hay que estar más alerta que nunca, pues un tigre herido se torna peligroso y usa cualquiera de sus armas, especialmente sus garras, con furia. Todo el mundo: militantes del PSUV, milicianos, pescadores, campesinos, obreros, soldados, dormir con un ojo cerrado y el otro abierto. El señor Trump y su pandilla de zopencos se han llevado la sorpresa de sus vidas. No hay que temerle a un Juanito Alimaña, acabado, cobardón y con voz apagada como un pazguato, ni a sus cuatro gatos. Hay que temerle al amo del circo. Sin embargo, como decía Chávez: aquí hay un pueblo arrecho. Aquí hay bastante montañas. Hay bastante furia acumulada. Hay deseos que se salen solitos. Aquí, en fin, hay bastante conciencia, pero sobre todo, aquí hay bastante cojones. Así que ojo "pelao", el fusil bajo la almohada, o un machete o un palo, lo que se necesite para darle su merecido a los traidores. Y que recuerde el gringo avaro y criminal: aún Rondón no ha peleado.

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