Una flor roja

Domingo, 10/05/2020 01:42 PM

Para las madres en su día, rojo púrpura, como el de una rosa, un clavel o extraña flor. Para todas las madres de la patria, del mundo, para ese extraordinario género humano, que en su condición de madres, nos concibe, protege y ama, de la manera más tierna e incondicional.

La mujer hecha madre es el soporte amoroso, espiritual de toda la sociedad; en su vientre, desde el mismo momento de la creación, crece en ella un amor que es muy difícil explicar, que solo lo pueden sentir ellas y nosotros, sus hijos, para recibirlo durante toda la vida, cuando nos colman de atenciones, protección, bendiciones y el más puro amor.

Hoy mi pensamiento y sentimientos están con el recuerdo de mi madre, quien se fue y no pude ni siquiera despedir por este exilio absurdo, por esta intolerancia cruel. Mis sentimientos son para las madres que han perdido a su hijos en la violencia diaria, en la violencia política; para las madres de los presos, que sufren en el alma el martirio y castigo al que son sometidos sus hijos, para la tía Auristela que tiene más de un año sin poder ver a su hijo preso.

Mis sentimientos hoy son para las millones de madres que están separadas de sus hijos e hijas, nietos o nietas, que tuvieron que salir por millones de nuestra patria querida, atravesando páramos, ríos, selvas, cruzando el Caribe, en un éxodo doloroso, absurdo, impensable hace apenas unos años. Son los hijos de Bolívar en desbandada por el mundo, dejando todo atrás, teniendo que comenzar de nuevo en otras tierras.

En momentos tan difíciles para nuestro país, es la madre la que sale en una batalla feroz, diaria, para sostener y proteger a sus hijos. Es ella, siempre ha sido ella, la mujer, la que lleva todo el peso, toda la carga de miles de años de religiones escritas por hombres, donde representan el pecado y son las víctimas de la cultura de la violencia de género, social y económica de un sistema injusto que las coloca siempre en el plano secundario, subordinado y las convierte en el objeto, incluso, de la mercancía de una sociedad donde todo se transa.

Sin embargo, la mujer se ha fortalecido en años de lucha por la vida, avanza, toma conciencia de su fuerza, de lo absurdo y anacrónico que resulta el papel al que se le pretende limitar en la sociedad. Siendo las mujeres seres especiales y únicos, hoy, gracias a la ciencia, la tecnología y los profundos cambios políticos, sociales y culturales que se vienen gestando aceleradamente en el mundo, cada día asumen el protagonismo que les pertenece, el rol activo en la sociedad y la conciencia de que no se trata de estar por encima o debajo del hombre, sino de construir una sociedad donde todos seamos iguales, en derechos, posibilidades y oportunidades.

En nuestra experiencia de servicio al pueblo, durante el gobierno del Presidente Chávez, fuimos testigos del empoderamiento a la mujer, de su protagonismo en el sueño de todos por una sociedad distinta, inclusiva, desde su puesto de estudio en la Misión Yo Sí Puedo, desde su pupitre de la Misión Ribas, las vi luchando por superarse, por ayudar a sus niños, las vi construyendo las viviendas en las brigadas de la Gran Misión Vivienda Venezuela, las vi defendiendo sus derechos, asumiendo el protagonismo político y social que siempre se les ha negado; al frente del Poder Popular las vi pelear, exigir justicia, impidiendo el atropello de autoridades o de los poderosos de siempre. También las vi al frente de las Casas de Alimentación, como madres de todos los niños y desamparados. Las vi en la Nueva PDVSA, como ingenieras, técnicas, gerentes, desplegando toda su capacidad y conocimiento, defendiendo los intereses e independencia del país con garra, compromiso, altura.

Pero también he visto a las madres jóvenes, profesionales, al frente de todas las responsabilidades, con un desempeño extraordinario, con pasión, seriedad, entrega. Las conoconzo en el país, luchando, haciendo lo indecible para que la crisis no toque a sus hijos, trabajando y luchando en medio de tantas adversidades. También conozco a las madres jóvenes que, con sus muchachos a cuestas, han salido del país, y ahora lucha de manera denodada para construir una familia, salir adelante con sus hijos en una situación difícil, haciendo todo lo que tengan que hacer, trabajando intensamente, sin perder la ternura, para mantener a sus hijos a flote, para encauzarlos en una nueva etapa de sus vidas, extraña, sobrevenida.

Por eso, hoy da tanto dolor ver a las madres de mi país, tristes, atropelladas, con miedo, luchando por una caja de comida, por llevar a sus hijos para que la violencia del pranato o del FAES no toque a los suyos, defendiendo como puede a su familia, o lo que queda de ella, en una lucha diaria, sistemática, a veces desesperada, ante la rueda que tritura sus sueños, avances y conquistas políticas, económicas y sociales, retrocediendo a la situación de siempre, encerrándose en una fatalidad que oprime.

Nuestra patria está herida, nadie puede negarlo, las madres siguen de pie, así están solas, luchando por el futuro de sus hijos, levantan la voz con valor para reclamar un futuro mejor para ellos, sus nietos y los hijos de éstos.

A todas ellas, sin importar el color o la creencia que sean, estén donde estén en este momento, a todas ellas, seres nobles y hermosos, todo mi sentimiento de afecto y reconocimiento en este día, una Flor Roja para todas.

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