El cuento de la invasión está mal echado

Sábado, 16/05/2020 07:42 AM

En la "invasión" de Venezuela, de Macuto, hasta ahora se han capturado un poco menos de 50 personas (no creo que sean tantos). Aunque según dicen era 60. Como dicen, "mucho ruido y pocas nueces".

Si la comparamos con los invasores de Bahía de cochinos en abril del 1961 en Cuba, esta "invasión" de televisión, de videos y declaraciones, parece hecha por mercenarios de una telenovela, un cuento de película, "Wag the dog", la "cortina de humo".

Para tomar una cabeza de playa, en la Invasión de Bahía de Cochinos se usaron: 8 aviones de transporte C-46; 6 aviones de transporte C-54; 16 bombarderos B-26.; 5 tanques M41 además de jeeps, cañones, morteros y camiones; 8 barcos y 7 lanchas para desembarco; y 1.200 hombres de la llamada "brigada 2506" .

Pero si la comparamos con la invasión militar a Panamá, para secuestrar a Manuel Noriega (lo que se supone harían con Maduro), es peor. En panamá, el 20 de diciembre de 1989 desembarcaron más de 26.000 militares. De 26.000 militares a 60 mercenarios (aun siendo todos Rambos) hay una pequeña diferencia que se nota, no entre "fuerzas" invasoras, sino entre la verdad y la mentira.

Nadie es tan loco como para invadir un país con la costa caribeña más extensa del continente, con solo 60 hombres. Ni siquiera en lo que hay de costa en el Estado Vargas. Y mucho menos para tomar una "cabeza de playa" o para secuestrar a Nicolás Maduro en Miraflores. Ese cuento se deshace como el algodón de azúcar.

Lo que hay que descubrir aquí no es la participación de EEUU en el show, eso es un hecho seguro. Lo que hay que saber es cuánto está complicado el gobierno en el show y que pareciera real. Hay que preguntarse, a quién le interesa mantener a la población venezolana en una constante angustia bajo amenaza externa; o, cómo eliminar "traidores a la patria" de forma justificada, cómo encender el patriotismo, en medio del gran remate del país a los privados y extranjeros. Parece ser una "cortina de humo" pero de un humo venenoso a la vez.

El que crea que la virgen María nos va a salvar de este acoso tan bestial, al madurismo y a nuestra sociedad en general, es un pendejo. El madurismo solo abre las puertas, quizás haga de quinta columna, salva su pellejo. Hay que ver, más allá del humo, lo que pasa en Miraflores y en el país. Un diputado que se dice presidente firma un contrato para supuestamente invadir a Venezuela, se hace público y el Fiscal todavía tiene que investigar ¿No les parece raro? Un gobierno que se dice tranquilo y sin miedo, ¡alerta!, le teme a este insecto ¿por qué? No es capaz de calcular ningún ataque de sabotaje a los servicios públicos, ¡pareciera que quiere que lo tumben! De hecho somos un país cautivo, solo faltan los hornos de exterminio.

Todo esto está en un plan general hecho en el imperio no en Venezuela. Hay daños colaterales, y entre estos daños están muchos de los facilitadores locales del plan. Esto quiere decir que el que no sirva se deshecha, sea Guaidó o sea Maduro, o sea de un lado o de otro, no importa, el plan sigue.

Lo cierto es que no tenemos gobierno y no hay Estado, todo está dentro de lo calculado. La presión que se ejerce supone una deserción, que se quiebren las lealtades, que se cometan más errores, en la confusión habrán nuevos reclutas a favor del plan y más sacrificios. El control lo tienen en el norte.

Después de la muerte de Chávez se fragmentó el continente. Unasur y Celac fueron desmontadas, el Alba reducida, Lula preso, Evo perseguido, Rafael Correa exiliado, igual pasó con los Kirchner. Pero el caso Venezuela, donde todo comenzó se ha ido resolviendo poco a poco, como una transfusión de sangre, o como un cambio de sangre, por un lado vaciando la revolución y por el otro inyectando el descontento hacia ella y el egoísmo, disolviendo la sociedad en necesidades y oportunismos, el capitalismo reocupando sus espacios perdidos.

El horizonte es este. Quedarse en el chisme es no ver el bosque completo. No es posible que el plan no exista, que el imperio se comporte frente al gobierno de maduro torpe, errático, temeroso de Maduro o de Diosdado Cabello. Estados Unidos solo le teme al socialismo, a las revoluciones lideradas por gente inteligente y valiente que arrastra pueblo y a pueblos aguerridos. Por eso el trabajo está hecho, el chavismo está disuelto, la sociedad fragmentada en átomos, ya no es temible, no asusta.

Nuestra tarea es construir todo de nuevo, con lo que tenemos. Hay un resto, una reserva moral importante que se debe agrupar de nuevo para proteger la chispa del entusiasmo socialista, la revolución traicionada. Ahora más que nunca ¡Viva Chávez!

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