Auditórium

Venezuela: ¡El país de los políticos bufones!

Jueves, 28/05/2020 07:48 AM

"El hombre, muere en todos aquellos que mantienen silencio ante la tiranía". Wole Soyinka.

Tan nocivo es el patrioterismo revolucionario de antaño, como el otro lado del péndulo opositor, al que nos hemos movido, es decir, cotorra o muela desenfrenada sin castigo alguno.

Una de las cosas que más me choca en las épocas de totalitarismo, es el exceso de la verborrea caliche en la política. Me da grima tanta floritura chapucera. En los eventos públicos, por ejemplo, la presentación de los presídiums con fotos, y pancartas de gente que nunca en su vida pegó un bloque. O, cuando un revolucionario se refiere a otro que nunca en su vida trabajó, las fórmulas son larguísimas: "Mi amigo, el abogado Fulanito de Tal, presidente de la Comisión de Transporte de la Comuna Socialista del caserío el Limón, venezolano, probo y revolucionario intachable, etcétera, etcétera". Las sesiones de los Poderes Legislativos regionales son aburridísimas: se canta el Himno Nacional, se guardan minutos de silencio por revolucionarios fallecidos, se leen minutas que no dicen nada y, desde luego, se alaba hasta babosear, la figura del señor Presidente Constitucional de la Republica Bolivariana de Venezuela, blablablá.

Este largo proceso revolucionario ha minando en exceso el cultismo a la personalidad en la política venezolana. La llegada de un insípido media lengua como Juan Guaidó a la ‘Presidencia Paralela’ hizo que el péndulo, definitivamente, se moviera hacia el otro lado. Se desvirtuaron las formas como un elemento indispensable, y civilizador de la convivencia política. Del exceso de patrioterismo revolucionario pasamos a la guasa.

En la Asamblea Nacional vemos ahora esta transformación. Del lacayismo hacia el Poder Ejecutivo la presentación de la sentencia del TSJ, a la chunga contra Juan Guaidó que terminó con su expulsión definitiva de la Asamblea Nacional. Diputados que no se ven en sus curules para contarlos, se suben a la tribuna sin orden alguna, lanzan jergas ofensivas, insultan, escupen, enseñan sus dientes, y prometen el reino de los cielos, cual machos alfa, que le van a romper el hocico a sus adversarios. Los medios de comunicación de la revolución, fascinados por el lamentable espectáculo, reportan lo que hacen los nuevos payasos de la AN. Transitamos de una AN que parecía una acartonada versión del Sóviet Supremo, a un remedo, una tropa de bufones vergonzosos presididos por Luis Parra.

A lo largo de estos años he estado monitoreado cómo operan distintos parlamentos en el mundo. De muy alta calidad política el británico. Ahí he visto debates parlamentarios muy brillantes, de un alto contenido que sólo se entiende en una sociedad comprometida con la democracia desde hace años. Donde los golpes verbales son durísimos, pero con reglas muy estrictas. Está prohibida toda expresión que ofenda a uno de los legisladores. Hay palabras impedidas como cobarde, imbécil, rata, cerdo, o traidor. El presidente del parlamento puede expulsar del recinto a cualquier diputado que rehúse disculparse por haber utilizado un lenguaje inapropiado. ¿No debería haber una práctica similar en la política venezolana? Claro que sí. Porque tan nocivo es el revolucionarismo cavernícola de antaño como el otro lado del péndulo al que nos hemos movido, es decir, la vulgaridad desenfrenada sin castigo alguno.

Hoy muchos ciudadanos prefieren no entrarle a la política venezolana, asqueados por ver en lo que se ha convertido esta profesión. Es terrible, porque dicen que sólo los payasos, flojos u oportunistas son los que le entren al juego político totalitario. Una clase política que, lejos de ser de las mejores, y más brillantes, es de las peores, y más escandalosas. Por eso urge que el péndulo regrese un poco hacia la decencia en la política. Desde luego, no al que tenemos ahora, pero sí a uno de sustancia que se aleje de la guasa corrupta actual.

En Venezuela seguiremos teniendo payasos, actrices, comuneros caducos que no hagan nada más que saquear los dineros públicos. Como hay exceso de presidencialismo, y diputados sin control tenemos a gente no preparada en estas lides que podemos esperar.

Los ignorantes sino conducen la carreta al menos "roban", pero cobran por sentarse y/o gritar.

Efectivamente antes era aburridísimo ver un programa gubernamental, hoy por lo que se ve, más entretenido. La televisión tienes que hacer maravillas para desaparecer al actor que pone en ridículo a la propuesta gubernamental, o al Presidente, eliminar audios o cambiar el ángulo de la imagen al público o las paredes han sido otras acciones técnicas, casi la totalidad de las veces, la autoridad ha perdido su respeto, casi siempre por sus acciones en contra de sus supuestos representados. En cuanto al comportamiento, el nivel educativo del parlamento europeo es muchas veces superior al de los venezolanos. Me imagino debatiendo a Luis Parra, o a los parlamentarios del verde, en un discurso con ironía inteligente como el de los británicos. ¡Imposible!

Pero aún carecemos de verdaderos legisladores, por ahí circula un video donde cierta periodista les hace preguntas a varios diputados sobre la Constitución, hay demasiado asombro con estos. Podría escribir miles de hojas con los porqués debemos de re-pensar el pseudo-modelo democrático que la "revolución" nos ha impuesto para mantenerse en el poder, y que es más que evidente que día a día está más fuera de control, y esto se manifiesta abiertamente en las endémicas CORRUPCIÓN e IMPUNIDAD en que nos encontramos. El REAL PELIGRO para Venezuela es el intento a la cubana del "PARTIDO UNICO" TODO, lo que tenemos que ENTENDER y meternos en la cabeza, es que trátese del color que se trate, AZULES, ROJOS, VERDES, TRICOLORES, AMARILLOS, etc. Todos van por lo suyo. Cuando no hay argumentos, y preparación política, los ataques, respuestas en las redes sociales, y todo lo que ayude a darse anotar lo aprovechan para decir que están "luchando" por el pueblo. En resumen lo llamaría el carnaval político entre momos y feos.

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