Ocurrió el 28 de mayo de 1814, al oeste de la ciudad de Valencia, en la sabana por donde quebradas cristalinas serpentean suaves colinas en dirección al Río Pao, el mismo lugar en el que se sellara la independencia de Venezuela, el 24 de junio de 1821.
¿Pero qué nos relata la historia sobre esa acción de 1814? Pues si estuvo reunido lo más granado de la oficialidad criolla, encabezada por los ejércitos de occidente (Simón Bolívar) y oriente (Santiago Mariño), ¿por qué no se decidió definitivamente la independencia de la República ese día?
Ciertamente se quiere hacer un recuento sobre las razones que conllevaron aquel cruce de fuerzas por dos ejércitos bien plantados y que nuevamente siendo los españoles derrotados ruidosamente continuaría la guerra entre patriotas y realistas. De tal forma se proponía el Libertador librar la contienda sirviéndose de hombres de la talla de Rafael Urdaneta, José Félix Ribas, José Francisco Bermúdez, Antonio José de Sucre, Manuel Valdez, Diego Jalón, Florencio Palacios, Leandro Palacios, Carlos Soublette, Jacinto Lara, Mariano Montilla, entre otros. Un gran ausente a esta memorable cita, por los patriotas, era Manuel Piar ya que se encontraba realizando operaciones en el oriente del país.
No obstante, la otra batalla que pudo asegurar el destino de Venezuela hubiese sido la Batalla de Vigirima, acaecida el 23 de noviembre de 1813, pero lamentablemente las maniobras finales para exterminar al ejército español, procedente éste de Puerto Rico, no fueron las correctas. Para aquel entonces Ribas, Bolívar y D’Ehluyar y demás oficiales de haber seguido al diezmado componente español hasta Puerto Cabello las cosas entre republicanos y realistas habrían cesado. Esta batalla fue la más larga de la guerra de la independencia y dado lo intransigente y duro del terreno se prefirió resguardar la vida de infantes y superiores de un ejército conformado básicamente por neogranadinos y venezolanos.
Luego de cumplida la Campaña Admirable en 1813, todo indicaba que el ejército de la Unión lograría sus objetivos proindependentistas pero las cosas poco a poco girarían en otra dirección.
Las reiteradas diferencias entre Bolívar y Mariño se inclinaron finalmente en el lugar del respeto y la aceptación, señales propicias halladas en un solo mando: la del caraqueño. Sólo así fue posible la cita en Carabobo planificándose todo en Tocuyito horas antes, dada la avanzada del ejército contrario comandado por el Mariscal de Campo Juan Manuel Cajigal y Niño acompañado del temible brigadier José Ceballos, entre otros.
Fueron 5 horas de incesante fuego cruzado cuyo saldo estrepitoso para los españoles fue de cuantiosas pérdidas humanas y materiales. Huyeron hacia San Carlos y Barquisimeto, principalmente. De los republicanos, se dice, tan solo tuvieron 20 bajas y todo ese arsenal, provisiones, artillería, bestias, prisioneros elevó la moral en aquel momento a Bolívar, Mariño y el resto de la tropa pero no fue un triunfo decisivo, pues el verdadero terror se levantaría con el caudillo José Tomás Boves al frente de miles de pardos descamisados, mayoritariamente procedente de los llanos venezolanos, donde realmente los oficiales patriotas aún no miraban con óptica igualitaria. De modo que las divisiones, la continua esclavitud, las explotaciones sobre la mano de obra tanto de peninsulares y mantuanos, el no reconocer un general en jefe o una autoridad suprema militarmente desembocaría aquel año de 1814 en un verdadero baño de sangre en la república producto de las atrocidades a las cuales accedió el canario Boves.
Definitivamente aquella épica acción del 28 de mayo de 1814 trajo, con el transcurrir de la guerra a muerte, a que los independentistas no se subyugaran a las destempladas formas cruentas de frenar el proceso emancipador por parte de quienes eran fieles a la corona de España. Años más tarde la sabana de Carabobo se llenaría de gloria dándose la batalla decisiva que parió la patria y en la que nuevamente Simón Bolívar se llenó de laureles como el gran estratega al momento de movilizar sus tropas y, todo esto, producto de ese plan llevado a cabo en un primer ensayo y que obviamente terminaría siendo perfeccionado con la Campaña de Carabobo del 24 de junio de 1821.