Las Pandemias como hecho recidivante en Venezuela (apuntes en retro)

Sábado, 30/05/2020 08:32 AM

Una de las características de la historia, es que se repiten los hechos en diferentes épocas, con disímiles protagonistas y escenarios, no obstante, no dejan de ser significantes, para la generación a quien le corresponde vivir horas cruciales, llena de desafíos para cubrir las esperanzas y las expectativas que les aguardan. Dentro de este contexto, no puede dejar de mencionarse a Venezuela, nuestro gran país, situada en la zona intertropical, al norte de la América del sur; empeñada en una nueva empresa de futuro, a pesar de las dificultades.

En este orden de ideas, los eventos vuelven a hacer gala de presencia; como el caso de la aparición de epidemias, pandemias, algunas, incluso, se creían erradicadas. Cuentan los historiadores, que para el año 1580, arribó a estas costas venezolanas (Caraballeda) un barco portugués, procedente de Guinea, trayendo la viruela a Venezuela. Dicen que el flagelo diezmó gran parte de la población durante la colonia. Para 1853, una peste variólica, castiga sin misericordia distintas zonas del país. Posteriormente, para 1900, un barco llegado de Europa atracó en Maracaibo, trayendo una infecto-contagiosa llamada "La Brava", se extendió por el Zulia y los Andes, llegando y sembrando la muerte a todo el territorio venezolano.

Según el Dr. J.L. Salcedo Bastardo, parafraseando sus argumentos, para el 09 de Septiembre de 1854, procedente del continente asiático, entra un barco a Venezuela, contaminando el territorio con el "Cólera". Dice el autor ..."En menos de un mes sobre 1500 defunciones"... ; Caracas y el Estado Carabobo fueron fuertemente atacados por el Vibrión Colérico. La capital de la República fue la más afectada: más de dos mil muertos; y en Valencia, más de mil quinientos muertos. Es importante resaltar, que desde agosto hasta noviembre, de ese año, se paralizó la vida pública y política de la capital. La mortalidad fue significativa, debido a la poquedad de la población para ese entonces.

Apostillando al autor, palabras más, palabras menos, para Mayo del año siguiente, hubo un rebrote de la infección que se afincó en los valles de Aragua. Narran los biógrafos que pululaban las zanjas y fosas fuera de los cementerios. Cuentan que se llevaban los cuerpos aún palpitantes, muchas veces sin ataúd. Otro caso ominoso, fue la "Gripe Española" (1918), que flageló a nuestros pueblos y caseríos; especialmente Caracas, que fue azotada sin piedad por la bacteria; dejando una mortandad entre veintidós mil y veinticinco mil fallecidos, colmando de luto a Venezuela.

En conclusión, como ha de imaginarse una genuina cuarentena la que pasaron nuestro ascendientes, amén que no había electricidad, ni teléfonos celulares, sin televisión, ni radios; una medicina incipiente, sin carros con aire acondicionado, ni vídeos conferencias, trochas y caminos de tierra, sin internet, entre otros. En mi libre pensar, esa generación sí supo resistir, frente a tantas precariedades de la época, sin embargo, salieron adelante, poniendo de manifiesto la voluntad colectiva.

¿Cómo hizo aquel venezolano de otrora para bregar con tantos infortunios, incluso, en condiciones adversas? En mi humilde opinión, creo que es una interrogante ante el reto, esa lucha constante que no se amilana en esta hora crítica que hoy nos toca vivir. Es público y notorio que estamos sintiendo el ardor y escozor de la roncha; pero no la llaga de lo que a aquella gente les correspondió vivir. Así se ha amalgamado nuestra historia venezolana. El futuro es impredecible. El venezolano es del tamaño del compromiso que se le presenta ¡Quédate en casa, paisano!

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