Nuevas formas de racismo

Jueves, 04/06/2020 09:11 AM

En una época que algunos denominan "pos-racial", la idea sigue siendo prejuicio, pasando de ser una opinión a una actitud, deshonrando así las libertades, y presumiendo un estado ficticio de igualdades.

Se le conoce como "racismo", hoy mutado -cual pandemia- a nuevas formas de devaluación del ser humano, en algunos casos difíciles de identificar, por sutiles y hasta ocultas.

Un caso evidente se ha convertido en la punta del iceberg, entre muchos no divulgados, procedentes de múltiples formas de exclusión, y otros camuflados en retóricas que parecen simplistas, pero excluyen y agravian, desde imaginarios sociales, prácticas lingüísticas y discursos políticos.

Existe una paradoja que declara que "si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes, y, aunque parece paradójico, para mantener una sociedad tolerante, la misma tiene que ser intolerante con la intolerancia".

Ejemplo de ello: los recientes acontecimientos que convocan a hurgar desde diversas visiones para comprender si el origen deviene de la intolerancia o de lo que por décadas se ha tolerado. A la par, se evidencia lo argumentado por psicólogos sociales: "La nueva discriminación es encubierta, pero la forma tradicional no ha desaparecido".

El uso de términos peyorativos como "negro" o "raza" hacen parte del racismo en el lenguaje, prácticas excluyentes que no deben considerarse proscritas.

Aunado, los discursos de odio cargados de agresión se mantienen vigentes y muy bien arraigados en política, medios, Redes y sociedad.

Emitir un juicio sustentado en el escarnio para tachar de violento al que altera el orden, es quedar desacreditado. La palabra incendiaria es una forma explícita de usar la violencia a través del verbo.

El sentimiento de superioridad casi siempre desnivela la equidad de las posiciones, y entre acciones y declaraciones hostigantes que segregan en muchas partes del mundo, más visiblemente a los inmigrantes, se profundiza la habilidad divisoria y se deroga toda posibilidad de iguales condiciones, ya no por rasgos fisonómicos, sino por cuestiones de tipo cultural presuntamente amenazantes, que fomentan el prejuicio.

Mas las nuevas formas de racismo, (varias) más encubiertas a propósito, y por tanto perjudiciales, están abiertas a cualquier acción positiva que propicie la solidaridad con la víctima de un prejuicio en específico, pero al mismo tiempo conservan sentimientos negativos hacia otras etnias o nacionalidades por motivos ortodoxos de diversas índoles.

Hoy vemos, por traer un ejemplo, cómo a los vetos migratorios, deportaciones, restricciones al ingreso de refugiados, expulsión de ciudadanos extranjeros y hasta muros, se suma la alerta de un aumento desproporcionado de incidentes racistas dirigidos a asiáticos a raíz de la pandemia del covid-19. A su vez, casos de xenofobia en España contra chinos; también en China contra extranjeros; en Alemania contra los franceses; o en África, contra los corona positivos, entre muchos otros que en buena medida involucran a nuestros países latinoamericanos.

Corresponde realizar una lectura realista del mundo para evitar la doble moral y las disertaciones ambiguas, diseminadas desde el mismo nivel de desprecio propiciado por un color, una creencia o un ideal.

La discriminación siempre hallará la manera de perpetuarse, y mientras esté presente, el extremismo tendrá motivación y será nuestra mayor amenaza, tal como cualquier pandemia.

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