Crítica ácida

Niéguese a creerles. Protegidos o destruidos

Miércoles, 10/06/2020 07:22 AM

Pensar por un momento en el costo de la comida diaria, y la manera de hacer lo que le de la gana en el aspecto precios a los bachaqueros de la delincuencia alimentaria organizada, es terrible para cualquier familia, a pesar de los CLAP, los combos protéicos y los bonos oficiales que ayudan a sobrevivir a millones de habitantes sin discriminación social. La molestia nacional que perjudica al gobierno más atacado en la historia de nuestra democracia eleccionaria, es utilizada como propaganda contrarrevoluconaria por una cadena global del capitalismo bestial universal dominante. Campañas en las que han acudido a la irracionalidad con tal de convencer votantes, que sufren a gobernantes de la derecha salvaje, y hay sobrados ejemplos en el Brasil de Bolsonaro, la Argentina de Macri y la Bolivia de la señora Añez, por mencionar apenas tres.

La presencia inesperada de la pandemia por el coronavirus vino a ser imposición inesperada para la reflexión en la historia de la humanidad. En Venezuela la lucha es exitosa en la contención de la expansión de casos, aunque el trabajo explicativo no lo han sabido dar a conocer en su real importancia. Con anuncio previo de la hora en la tarde noche, deben transmitirse cadenas de radio y televisión informando obligatoriamente a los desenterados, por considerar que la mediática en TV, radio y periódicos particulares responde a factores de oposición cerril, donde se niega espacio a las noticias oficiales, con mal disimulado apego a la desestabilización. Perverso disimulo da oportunidades a la derecha internacional para envolvernos en artimañas informativas contra la Venezuela rebelde antiimperialista, y el disimulo en la lucha internacional contra el racismo estadounidense, que refleja un obvio repudio a las políticas de Trump.

Al Gobierno legítimo no puede creérsele todo lo que publicita, pues entre los funcionarios hay peculadores de uso y militantes del abuso, igual que en los quinquenios de ad y copei, aunque justo sea decir que el pueblo tiene hoy mejor conciencia patria en su mayoría honesta, respondiendo al legado Bolívar-Chávez y al socialismo Siglo XXI, recién descubierto por venezolanos antes poco interesados en política.

Niéguese a creer el montón de trampas que idearon los pitiyanquis predicando la "vuelta a la democracia", cuando líderes de oposición componen una banda superior a Alí Babá y sus 40 ladrones, jefaturados por un estadounidense impostor y tozudo de escasa inteligencia y peor carácter, designando un infeliz autojuramentado, y la cohorte de pandilleros que vemos enriquecerse con cada ayuda internacional, al punto que han hecho del humanitarismo político mundial una burla, dando paso a bonchones fornicadores descarados, que han incluido en sus "luchas", el culto a las drogas y la prostitución, casos policiales investigados dentro y fuera de Venezuela.

Niéguese a creerle a los detractores y aprecie la democracia socialista que ha enseñado mucho más en la historia política reciente, con un desmarque a lo que nos aleccionaron campañas adecopeyanas, favoreciendo medidas coercitivas y el temor a la policía política, o la indiferencia ante permisología al tráfico de todo tipo de ilegalidades, y dejando sin pesquisar homicidios selectivos y las masacres a opositores durante gobiernos obedientes al capitalismo europeo y a la guía de altaneros jefes de estado de los USA, con más poder en Venezuela que nuestros presidentes electos.

Me uno al joven filósofo Pérez Pirela, que ha advertido a opositores mercenarios de flux y corbata ellos, y carteras, ropa y calzado carísimo ellas, afirmando que, "parecemos secuestrados por una parte del mundo político sin intención de elecciones, el negocio redondo para ellos es seguir aupando guerra. Para Guaidó, López, Borges, María Corina, Smolansky, Vecchio y otros es un negocio multimillonario en dólares". Evidencia irrebatible de la peligrosa mafia opositora.

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