El pueblo del madurismo y el desespero del lumpen

Viernes, 26/06/2020 09:49 AM

¿Cuál es el pueblo del madurismo? Busquemos la respuesta. Con lo primero que nos tropezamos es con la vaguedad del término: hay pueblos y pueblos. Por ejemplo, el pueblo que recibió a Cristo el Domingo de Ramos es el mismo que lo abandonó en el Gólgota; el pueblo que acompañó a Bolívar en la liberación de un continente es el mismo que calló cuando lo execraron de su querida Caracas, o lo expulsaron de Bogotá; el pueblo que votó durante cincuenta años por sus verdugos del pacto de punto fijo es el mismo que votó por Chávez; el pueblo que acompañó a Chávez, a Ramírez y a los obreros petroleros en las heroicas jornadas de la derrota del Sabotaje Petrolero es el mismo que ahora ve con indiferencia la subasta de la PDVSA del pueblo; el pueblo de la Gran Marcha de Mao es el mismo pueblo que muere esclavizado en el capitalismo chino…

Debemos concluir que el término pueblo tiene varios contenidos, no es un concepto inequívoco, su calidad, su referente, su capacidad de acción… ¿depende de qué? La respuesta es difícil y peligrosa. Nos arriesgaremos.

"Y Decimos que la calidad del pueblo depende de la calidad de la vanguardia que lo dirige. Y decimos más. La política, la disputa del poder ocurre en primer lugar y con privilegio en las vanguardias, las masas vienen después atrás de las vanguardias. Las masas hacen la historia que le dictan las vanguardias". El pueblo de Chávez avanzó hacia su redención por la calidad de Chávez; el pueblo de Lenin, de los bolcheviques, hizo la Revolución de Octubre por la calidad de su vanguardia; la vanguardia alrededor de Fidel dirigió la Revolución Cubana.

Ya podemos aproximarnos al pueblo del madurismo. Es un pueblo con un fuerte estrés postraumático, aún no se recupera del asesinato de Chávez, por eso es fácilmente engañable, y lo que es peor, aquella vanguardia extraordinaria que caminaba hacia un nuevo mundo fue sustituida por una vanguardia mezquina, que no ve más allá de su bien individual, sin visión de Estado, de historia. Poco a poco el pueblo de Chávez se fue replegando, se exilió, se perdió en sus bosques interiores, allí espera, sobreviviendo. El pueblo del madurismo es un pueblo imagen y semejanza de la cúpula que nos gobierna, gracias a Dios que es minoritario.

La cúpula dirigente del madurismo está desesperada, se le agotó el empuje que le confirió el gobierno de Chávez, ahora que hundió al país, acabó con todo, que no tiene más ideas, apela a la triquiñuela para mantenerse en el poder, invoca al opio de los pueblos pendejos, las elecciones burguesas. Sospéchese de debilidad, de desespero: cuando un gobierno convoca desesperado a elecciones parlamentarias, presidenciales, referéndum está agarrándose de una tablita en medio del temporal.

Aunque este lumpen no pierde la mala maña, y convoca a elecciones con la pistola de la constituyente en la cabeza del país, si pierde las elecciones, la constituyente y el tsj buscarán la manera de anular ese resultado, se oirán las citas jurídicas: "desacato", "compra de votos", y cualquier otro invento. Esa es la pelea dentro de las fracciones capitalistas: unos piden unas elecciones sucias pero que no se note el artificio, el engaño. Y el lumpen, por otro lado, atropellando todo, devela la trampa.

El papel de los revolucionarios, de los Chavistas auténticos, es construir una vanguardia de calidad, querible, creíble, capaz de guiarnos en la superación de esta crisis, de conducirnos a los caminos de redención, de reencuentro con nosotros mismos, a la superación del circo del bipartidismo capitalista. Sabemos que se dan pasos en la formación de esta vanguardia, de este núcleo dirigente, eso es lo correcto. Nosotros los apoyamos.

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