Recuerdos de las otras pandemias, en las que morimos sin que llegara la vacuna…

Jueves, 02/07/2020 09:25 AM

1- ¿Cuántos seres engendrados?... ¿Para qué? ¿Quién realmente planifica traer un hijo a este mundo pensando lo que le espera? ¿Quién, por ejemplo, planificaría traer un ser a este mundo en este momento en medio de tan catastrófica pandemia? Y lo que se espera es una vacuna, cuando hay tantos males que nunca tendrá una cura, por ejemplo, la maldad, la idiotez, el odio enfermizo…

2- ¿Cuántas noches y días en medios de faenas de amor para traer seres que tendrán que vivir peores que nosotros? ¿Acaso se piensa eso? Hay jóvenes parejas consortes deambulando por tugurios, rumiando su amor y sus ilusiones en una odisea absurda, sólo para descender a las visiones más penosas y agotadores: el túnel sin salida de una especie que está aquí para sufrir horrores, casi siempre matándose por lo que menos "importa".

3- La naturaleza nos obliga al acto amoroso para asegurar la supervivencia de la especie, pero es una especie cada vez más frágil, más sometida, más manipulable y desintegrable por las nuevas tecnologías. El Hombre suspira aprisionado en un puño de vacuos deseos y vacuas ansiedades, ero a la vez le tiene pánico al coronavirus cuando en verdad podría ser que ya esté muerto. Mira a su alrededor no encuentra el consuelo de lo hermoso, de lo generoso y franco que tanto soñó. Mira a su alrededor en busca del amor y encuentra ciertos rostros llenos de recelo, de egoísmos miserables, seres entregados a la competencia brutal impuesta por un voraz e incontrolable egoísmo.

4- He deambulado por las mamparas del desorden, de la individualidad cruel de profesionales universitarios que creen saber algo y se vanaglorian por sus títulos profesionales. He visto la osamenta de los proyectos educativos con cursos que hablan de inteligencia artificial. El mundo será de las tarjetas inteligentes; de los programas que nos harán felices por su ingeniosidad: teléfonos inteligentes, perros de lujo inteligentes, cajeros bancarios inteligentes... Tal vez habrá también agua inteligente que podrá aspirarse por las narices; habrá coitos programables para ser soñados mediante píldoras relajantes. El propósito de la vida girará en torno a ilusiones degradantes. Ya no se compartirá con nuestros semejantes el don precioso de los sueños propios: los sueños serán también programables...

5- La pérdida progresiva de la imaginación nos está extinguiendo; no se tienen hijos "propios". Se tienen "hijos" en serie, así como se producen virguería que se ven en los estantes del comercio. Nuestros "hijos" no se diferencian del que vemos por la televisión promoviendo los artículos que "deben disfrutar" los niños. La virtualidad bestial de todo. Nuestros pequeños obedecen, con una fe superior a la de cualquier dios al mandato "divino" de lo que ordenan producir las grandes transnacionales.

6- Todos nos vamos volviendo extraños lo unos a los otros. Las esposas, los "hijos" que sufren delirios por poseer cosas que lo deforman...

7- De modo que cada vez el mundo cada vez se va haciendo más y más estrecho para los sentimientos propios. ya no queremos estar con nosotros mismos, nos provoca miedo, desolación, desesperanza. Debemos rumiar nuestra soledad y nuestras visiones en silencio. Un pobre hombre, como suelen ser los seres sensibles, poco o nada pueden hacer frente a un mundo soportado por imperios gobernador por locos.

8- Qué ha sido de los que han luchado a brazo partido por salvar este mundo, que murieron de manera tan cruel y abandonada, que se los llevó la pandemia de la indolencia y de la ignorancia. Como ya nadie le interesa escucharme...

9 - Veníamos de cargas máscaras, vendas en los ojos y tapones en los oídos y de trancazo se nos presentó este coronavirus que nos ha desnudado totalmente con el gran peligro de que si lo superamos volvamos a ser los mismos.

10- Se busca la incomunicación a través del uso de los celulares, de las redes; se persigue el aislamiento espiritual de nuestra especie. Se procura una anulación total de lo auténticamente propio para que una segunda naturaleza se encargue del horror que no estamos en capacidad de sobrellevar. He allí el por qué los únicos seres pensantes son esos "locos" solitarios que deambulan por bibliotecas, por plazas y caminos, a la espera inevitable de la consumación del desastre que hace tanto tiempo han previsto en su alma...
 

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