¿El Covid de Diosdado desata una pandemia? ¿Quién pudiera estar interesado en contagiarlo?

Lunes, 13/07/2020 09:38 PM

Estuve meditando largamente sobre este asunto y de repente, en un tuit, vi a Diosdado montado en una mata de aguacate y leí numerosos comentarios a partir de ese video; han elaborado muchas hipótesis, como que es mentira eso que tiene Covid y prefiere por ahora esconderse e irse a El Furrial a comer aguacates. Y justamente estamos en tiempos de cosecha. Y por montones desataron sus bajezas

No quería escribir sobre este asunto porque pudiera ser mal interpretado y eso no quiero, pues ya es poco lo que creo. Lo digo así, poco, porque me niego a los radicalismos y por aquello viejo y sabio de “nunca digas de esta agua no beberé”.

Por ejemplo, de las pocas cosas que le creía a Maduro era aquello del “dólar criminal” y su disposición a no permitir que se impusiese como medio de cambio; de él dijo, su palabra vaya por delante, no estaba dispuesto a aceptar nos arrebatase la soberanía, esa cosa de la que poco nos va quedando. Porque si nos ponemos a ver, nuestro honor, reputación y hasta derecho de tener patria ya ni siquiera nos pertenecen, porque más que nosotros mismos, por esas cosas se están peleando chinos, rusos, iraníes y gringos. Y nosotros en el medio como carajitos regañados e indefensos.

Y me decidí a escribir sobre Diosdado, el Covid y todas las hipótesis que alrededor de eso se tejen justo cuando “el capitán” ha entrado en confinamiento por el coronavirus y porque en las redes hay un debate “de fondo”, por un video donde se le ve montado en esa mata de aguacate, acerca si es de ahora con el virus o de antes. Pareciéndome, como ya dije, el debate demasiado “denso”, opté por averiguar si el aguacate sirve para el coronavirus, única razón para que el presidente del ANC, que sin él queda como algo más que patuleca, porque ya en eso estaba, estuviese montado en aquella mata, ejercicio por cierto que no parece propio para quienes estuviesen infectados como él y hasta ahora nada he hallado, pero no es descartable.

Pensando me acordé, como antes solían decir los muchachos, “ve tu primero que yo voy más tarde y me como el aguacate”. Era algo así como comerse las sobras. Nunca entendí de la pertinencia de aquello, dado que el aguacate es un fruto exquisito y de excelente valor nutritivo. De donde concluí, a lo largo de los años, que en este caso es como se dice en aquella canción mexicana, “lo importante no es llegar primero, sino saber llegar”. Y hasta, como aquello que se decía también mucho en mi tiempo de muchacho, “no corras que el apuro trae cansancio”.

En ese debate de “fondo”, sustancial, que por serlo a uno le cuesta siquiera asomarse, intervino Mario Silva, quien en estos últimos meses, no sé si es también por coronavirus, está como pasando dificultades para hacer su programa y trata de matar el tiempo o el tigrito, comentando cosas baladíes, como las insensateces y hasta las cosas infantiles, pese la mala fe puesta en ello, de Carla Angola, la hija de Rafael Poleo y las idioteces de un tipo que al parecer vive en Alemania, e hizo una larga perorata para sembrar la idea que a Diosdado pudieron inocularle el virus, según Silva, dentro de un proceder parecido al usado para acabar con el comandante Chávez.

No tengo dudas que a Diosdado ha debido costarle cumplir estrictamente eso del aislamiento y en general lo que llaman “el protocolo” para eludir al virus.

Quienes tienen al nativo de El Furrial, un pueblo monaguense cercano a la Cruz de la Paloma”, como adversario, que son muchos, más de lo que uno se imagina, dan un ojo por sacarle del medio. Estrictamente hablando, en estos tiempos borrascosos, tanto que uno no sabe si después de las elecciones parlamentarias vendría otra, distinta a la que ya sabemos que habrá de hacerse al final del período vigente, donde pudiera haber deseos de reelección, Diosdado es una referencia y un rival para cualquiera y en cualquier espacio. No estoy diciendo con esto que es mi candidato, sino que no sólo pudiera serlo donde sea menester sino con mucho apoyo.

Es como inoficioso decir que el monaguense es el hombre “fuerte”, hablando de respaldo militar, en la FANB y las milicias, como también que no ha tenido rival, estando Maduro en Miraflores demasiado ocupado y habiendo matado a tiempo el gallo, porque Cabello es gallero, de “Vamos Venezuela”, que intentaron criarle y fortalecerlo en su propia cuadra, dentro del Psuv y lo que llamaremos como convencionalmente “masas” chavistas.

Pero Diosdado, por su manera de ser, muy dado a la mordacidad y a enfrentar como de manera casi personal a sus rivales políticos, más la fama ganada de “hombre duro del régimen”, de hecho le comparan con aquel Labrenti Beria del stalinismo, y por aquello del “tun-tun”, produce en sus rivales de la oposición extremista un odio y rabia casi descomunal y con ello, por lo menos, el deseo que el virus se los saque del medio.

Pero Diosdado aprendió que para “pescar guabinas hay que mojarse……..”. No puede dormirse en sus laureles y por eso, que es lo que uno cree, no puede evitar los riesgos por estar cumpliendo protocolos, como ese de saludar a la gente desde lejos, como cuando uno se cree “demasiado buen trasero” y hasta de tenerlo demasiado alto. Por eso, él era y es un tipo como mandado a hacer, y estando en el momento propicio, para ser víctima del virus.

Diosdado es joven, fuerte, físicamente bien preparado y con todos los recursos necesarios para salir airoso del ataque del Covid-19. Se va a recuperar y volver a sus andadas y la búsqueda de su soñada (¿?) meta. Y sus rivales, dándole a esta palabra el significado más civilizado, como decir simple candidatos o aspirantes opuestos, bien lo saben.

Entonces lo sensato es pensar que Diosdado “pescó” el virus, porque le cuesta evadirlo, pues si se pone pepito o muy riguroso en eso de cumplir el protocolo como aislarse y ver a la gente desde lejos, pudiera estar perdiendo los espacios y los respaldos.

Lo que uno no sabe, porque cada organismo es un mundo, cuánto tiempo estará Diosdado “fuera de los escenarios”, que si es mucho, sus rivales pudieran aprovecharse para cambiar el decorado, los porteros y hasta la gente misma que suele asistir a los espectáculos del teatro, para que cuando regrese se halle como el ánima sola.

Y Diosdado, sin duda, llama la atención y preocupa; por su confinamiento pareciera desatar una pandemia.

¡Uno no sabe quién o quienes pudieran estar interesados en contagiar a Diosdado! ¡Hay tanto interesado!

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