De niño muchas veces escuche una frase que decía algo así: "en esta vida un hombre tiene que escribir un libro, tener un hijo y sembrar un árbol", no sé si por una cuestión innata desde muy joven he tenido la necesidad de expresarme a través de las letras, aunque confieso que soy muy malo en el asunto, sobre todo por los errores y horrores ortográficos y gramaticales pero como leí una vez, "todos los días aprendemos diez cosas que para nosotros son nuevas pero siempre han estado ahí".
Hace años el diario El Regional del Zulia me concedió el `privilegio de difundir mis artículos de opinión en sus páginas, luego se me presento la oportunidad en otros medios impresos y digitales como www.aporrea.org entre otros, hasta me convertí en Productor Nacional Independiente para llevar a la radio mis inquietudes que no son más que la búsqueda permanente de la verdad desde mi modesta condición de TESTIGO PRESENCIAL.
La cuarentena nos hizo cambiar la rutina, aunque soy noctambulo opte por dedicar más tiempo al estudio y producción intelectual de los grandes temas que mueven al mundo en este proceso de cambios que se parece mucho al mundo del año 1500 cuando comenzó el Renacimiento.
Por la misma velocidad de los acontecimientos en el planeta, nuestro país, nuestra ciudad y nuestro barrio interconectados a través de la magia de la tecnología para permitirnos saber en tiempo real lo que acontece en cualquier latitud del planeta.
Como dije, la cuarentena nos cambió la rutina, las actitudes y particularmente me refugie en mis neuronas porque mi madre, hermanas y hermanos quedaron atrapados fuera de nuestras fronteras por la cuarentena, quede solo, triste y sin amigos tomando café, pensando y escribiendo de todo un poco.
Algunas personas tienen la gentileza de expresar su opinión a favor o en contra, otros solo se atreven a juzgar y condenas a priori sin otorgarme el beneficio de la duda como en la santa inquisición pero igual para mí no es ni será un obstáculo para cumplir la misión de dejar una huella en el planeta con mis hijos y sus hijos, mis escritos y los árboles que he sembrado y que aún me faltan por sembrar.
Algunas personas hasta se escandalizan, piensan que les estoy insinuando algo, que si estoy despechado, que estoy enamorado y otros se sorprenden y sorprenderán porque tengo muchos escritos de años que no he publicado pero que progresivamente hare visible para que la gente vea mi versión de los hechos.
Sencillamente estoy aprovechando el tiempo y espacio para producir, a partir de la experiencia, unos panfletos que nos recuerden la historia local, nacional y mundial pero en conjugación con la realidad actual y nuestra cotidianidad, porque no hay verdades absolutas y NADIE es dueño de la verdad…
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!
Edwin Martínez Espinoza.