Como sacar provecho de las pretensiones de Guyana

Martes, 14/07/2020 07:57 AM

En una excelente entrevista hecha por el periodista William Castillo al Dr. Herman Escarrá, éste explicó como a lo largo de su corta historia republicana, cuando nuestro país ha estado dividido por pugnas internas países y potencias extranjeras han aprovechado esas situaciones para robarnos territorios y ventajas.

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Hoy vivimos un riesgo similar, ya que ante el intenso enfrentamiento político que hemos vivido hace ya varios años, los países imperialistas a través de sus grandes transnacionales del petróleo están manipulando a la República de Guyana para que desconozca el tratado de Ginebra de 1966 y pase, con el apoyo militar de esos imperios, a ocupar definitivamente el territorio Esequibo.

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Para poder enfrentar exitosamente ese gravísimo desafío se hace imprescindible tomar un conjunto de acciones, que deben estar basadas en una apreciación correcta de las realidades.

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En este orden de idea hay que comenzar por entender que, como lo hemos visto, no podremos obtener la unidad de país dada la posición de traición a la patria de un sector político, que incluso clama descaradamente por una intervención militar extranjera en nuestro país. Es decir, hay que internalizar que la defensa del suelo patrio descansará únicamente en los sectores patrióticos. Afortunadamente somos mayoría.

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En segundo término, también hay que comprender que la solución política al conflicto con Guyana no es posible, y que será, casi irremediablemente, militar.

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Probablemente se inicie con la concesión y ocupación de territorio terrestre y marítimo del Esequibo por parte transnacionales imperialistas, ante lo cual a Venezuela no le quedará otra que revindicar sus derechos por las armas o a resignarse a darlo perdidos por siempre.

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Claro, una confrontación de esta naturaleza, acarreará obligatoriamente la participación directa de las fuerzas armadas imperiales, que es lo que están buscando, así como de lacayos como Brasil y otros.

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Con el agravante de que, si se presenta una situación así, Colombia no dudará ni un segundo en aprovecharla para obtener por la fuerza, la ocupación militar de las áreas que tenemos actualmente con ellos.

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También hay que entender que una conflagración de este tipo se decidirá siempre en una guerra de infantería. Los aviones y naves de guerra servirán como apoyo, más no serán decisivos, como ha quedado demostrado en las recientes intervenciones imperiales en Siria, Irak, Afganistán, Libia, etc.

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La situación es muy grave, y debemos tomar urgentemente las acciones necesarias para salir victoriosos.

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La primera de ellas, construir un poderoso ejército de tierra, con no menos de dos millones de efectivos, perfectamente entrenados y armados. En este aspecto la constitución de una fuerte milicia no se puede seguir postergando y se debe afrontar con la seriedad que se amerita.

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En este sentido pienso que los partidos del proceso deben dar el ejemplo. Para mí, una condición sine qua non para ser militante de ellos debe ser pertenecer a las milicias. No hacerlo sería la confesión de que esa militancia es oportunista.

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La experiencia de la invasión del pasado tres de mayo dejó en evidencia lo mal preparado que estamos en ese aspecto vital. En efecto, solo vimos a un civil con un revólver enfrentando a los mercenarios, que además navegaron por más de 70 km entre Macuto y Chuao en 36 horas sin ser detectados por guardacosta ni helicóptero alguno, a pesar de conocerse su existencia.

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Además de lo anterior se debe contar con unas fuerzas armadas regulares blindadas con armamento de primera. Lamentablemente en los últimos años se ralentizó ese proceso de modernización militar que inició Chávez. Bástese ver que tenemos casi las mismas pocas decenas de aviones Sukoi.

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Solo con la conjunción de estos dos factores; una numerosa milicia entrenada y armada y una poderosa Fuerza Armada, se podrá disponer de un elemento disuasivo ante las pretensiones imperiales, que los convenza que el costo en vidas, materiales y tiempo será infinitamente superior a la recompensa que puedan obtener. Como decía Chávez, la única forma de obtener la paz es prepararse para la guerra.

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El no haber comprendido la importancia de una milicia numerosa le ocasionó a Sadam Hussein, a Kadaffi y a los talibanes el perder el poder y la guerra, ya que se limitaron enfrentar a los países imperialistas únicamente con el ejército regular, y cuando éste fue derrotado, salieron presurosos a pretender parapetear unas milicias, que por supuesto no lograron. A los talibanes les llevó casi una década formarlas gracias al apoyo que obtuvieron en Pakistán.

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Precisamente y para que esto último no ocurra en nuestro país con Colombia es que los Estados Unidos ordenó al gobierno colombiano firmar la paz con las FARC, para una vez desmovilizados, asesinar uno a uno a sus principales comandantes y eliminar cualquier foco de apoyo. Como se ve, nada ocurre por casualidad.

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Por supuesto, también la sociedad como tal debe prepararse para esa contingencia.

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En eso se ha sido negligente. No es posible que tengamos los mismos llenaderos de gasolina de hace 20 años, que haya caído al piso la producción de gasolina y gas, tan necesarios en esas circunstancias, que se haya abandonado el proyecto ferrocarrilero que propuso Chávez, que no se haya cumplido la meta de la soberanía alimentaria y que hoy, hasta la caja de los CLAP, estén llenas de productos turcos, mexicanos, etc. que perfectamente podemos y debemos producir localmente, para afrontar cualquier situación.

Si hay comida y milicia, no hay conflicto que nos doblegue.

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