Nidos de ratas y culebras…

Lunes, 20/07/2020 07:22 AM

"Las ratas y las culebras no son amigas; las culebras se comen a las ratas,

lo que las hace más peligrosas"

PROVERBIO

"Camarada… Dice el refrán que cuando el barco se hunde, hasta las ratas lo abandonan. Sin embargo, las ratas son mejores nadadoras que muchos hombres, por eso en un naufragio se salvan más ratas que hombres. Bue… poquito a poquito empezó la desbandada del lado del pelanalgas autoproclamado y esas deserciones van acompañadas de virulentas acusaciones de robo, estafas y traiciones. Es hora que aprendamos a diferenciar las culebras, políticamente hablando, de las ratas. Es sabido que las culebras se alimentan fundamentalmente de ratas y muchos no entienden como es que las engullen sin tener manos ni patas para capturarlas, sino un cuerpo alargado con el que se arrastran para movilizarse. Es como si las hipnotizaran. Las ratas, en nuestra cultura, son percibidas como un animal peligroso, fuente de enfermedades, sucio, parasitario y ladrón. Son caníbales que se comen a los más jóvenes de su misma especie y atacan a otros animales dormidos para devorarlos. Por eso el envenenamiento de ratas se acepta como algo normal, a pesar que en la mitología hindú una rata es el vehículo del dios Ganesha. Para nuestra sociedad y políticamente hablando, camarada, una rata es alguien envuelto en hechos ilegales y deshonestos, un criminal. En el argot popular también se usa para referirnos a algunos miembros corruptos de la policía, fuerzas armadas, comercio especulativo y/o de la política. Lo peor de todo es que existen más de 50 especies que son difíciles, más no imposible, de exterminar. Así como en la vida cotidiana las ratas tienen una habilidad asombrosa para esconderse y protegerse entre sí, así mismo tratan de hacerlo en la vida política de la nación. Y aunque suene increíble, en la vida política venezolana culebras y ratas conviven diariamente, aunque con reservas: las culebras esperando el momento de descuido de las ratas para comérselas y éstas jugando a las escondidas para no ser engullidas; una rata hambrienta hace lo que sea para poder sobrevivir. ¡Y cuando entre ratas existe una «culebra»…! Los ataques de Diego «CEMSA» Arria, de María la loca, del vampiro Ledezma, de la PAPO, del adeco Lara desde Alemania, y pare de contar, camarita, son por poder y reales, ya que el pelanalgas autoproclamado no les ha dado su parte del botín. ¿No ve como está calladito el Borges? A ese, como a otros de la banda, ya le dieron su tajadita, que como diría el filósofo del Zulia, son sólo burusas, pero que le sirven para mantenerse cómodamente. Para eso tienen Monómeros en Polombia. Los únicos que hoy en día defienden a Juanito Alimaña, como lo llama Diosdado, son Carla Pangola, el narcoperiodista Alberto Ravell y lloradita Espósito, eso sí, por un buen «puñado de dólares». Nuestros enemigos cierran filas en el bando de la malinche, de la apátrida derecha criolla, pero sabemos que son nuestros enemigos, los conocemos. Pero los traidores, las ratas y culebras encubiertas que hacen vida entre nosotros, siguen tratando de envenenar la revolución. ¿Descubriremos sus nidos antes de que se realice el proceso electoral de diciembre? ¿O se camuflagearán tan bien que no seremos capaces de desenmascararlos a tiempo? ¡Me iría demasiado!"

Esto me recuerda los primeros años del gobierno del eterno comandante Hugo Rafael, cuando la traición era el pan nuestro de cada día. No es que se haya acabado… todavía está vivita y coleando. En aquel tiempo, uno de los que se autonombraba "la mano derecha" de Chávez, era nada más y nada menos que Luis Miquilena, un traidor de altos quilates que pensaba que se podía aprovechar del poder del presidente Chávez para hacerse multimillonario. Miquilena era una culebra que había engullido muchas ratas y nadie quería creer que fuera un traidor, hasta que lo pillaron en Nueva York negociando con la derecha venezolana en contra de Hugo Rafael. Hasta ahí le duró su cuarto de hora porque lo agarraron como se hace con las culebras cuando se les reconoce. Bueno… y como él fueron cayendo muchos otros que hasta ocuparon cargos de alto gobierno y ministerios, pero que al salir de éstos se pasaron para el bando contrario para poder disfrutar de lo mal habido y poder hablar mal a su antojo de quién había confiado en ellos y en sus supuestos "conocimientos y preparación profesional".

Todos sabemos quiénes son: Baduel Ministro de Defensa, Fernando en el Banco Central, Rodrigo como Ministro de Economía, Guaicaipuro Presidente de PDVSA, Jorge como Ministro de Planificación, Héctor como Ministro de Energía Eléctrica y luego de Educación, Rafael como Presidente de PDVSA y Ministro, Gustavo como Ministro de Industria y Comercio, Oly, Ana Elisa y pare de contar. Desde entonces, se convirtieron y se han convertido en acérrimos críticos de la gestión del gobierno. Pero ni de casualidad hablan de lo que no hicieron durante sus gestiones, porque para lo que hicieron no se necesitan anteojos para verlo… está a la vista pública: llenaron sus alforjas a costa de los bienes del país. Ahora se erigen como "salvadores de la patria" aparentando ser más chavistas que Chávez. Mientras unos vivimos para que la revolución avance, otros quieren que la revolución avance para vivir de ella.

La gente dice: estamos rodeados de enemigos y que los tenemos adentro, matándose por unos cargos y unos churupos, hermano contra hermano, mientras la malinche pide a gritos una intervención extranjera que acabe con nosotros, que nos elimine. Pero no podemos perder la esperanza de un futuro mejor, a pesar que la derecha criolla ha tratado de sembrar el individualismo, el egocentrismo, el odio, el racismo y el egoísmo entre nosotros. Las aspiraciones son buenas, pero las ambiciones son tenebrosas. Y ahora que vienen elecciones vemos como se empiezan a mover las piezas. Mientras el pueblo exige primarias para seleccionar sus candidatos, hay quienes se apoyan en el poder de su grupo, en el partido, en el gobierno regional y/o municipal, para echarle tierrita a lo que pide el pueblo. Las culebras y las ratas opositoras nos observan desde lejos y sonríen. ¡Los pusimos a pelear!

Alguien me comentaba sobre el próximo proceso electoral que se llevará a cabo en diciembre para elegir a los nuevos miembros de nuestra Asamblea Nacional, hoy en desacato gracias a lo funesto que ha sido el uso que le dieron aquellos que fueron electos en diciembre del 2015 y con el mismo CNE que luego han rechazado cada vez que han perdido. Y ha sido funesto porque desde el mismo 5 de enero en que se juramentaron se dedicaron a amenazar a Nico y a planificar golpes de estado. Pero, hoy, casi cinco años después, Nicolás sigue atendiendo las llamadas desde Miraflores como único y legítimo Presidente, con el reconocimiento de 142 países que hacen vida en la Organización de las Naciones Unidas. Existen países de la Unión Europea que dicen no reconocer su gobierno, pero las solicitudes de credenciales para sus representantes en embajadas y consulados, y oficinas de negocios, se las presentan al gobierno legítimamente constituido de Nicolás Maduro Moros.

Ah… y cuando necesitan seguridad, cisternas de agua y otros servicios, también se lo solicitan a ese mismo gobierno. ¿Qué se la pasan hablando peperas y participando en reuniones conspirativas? Sí… pero el gobierno lo sabe y los tiene pillaos… ah… y amarraditos con la cuerda cortica. Y cuando el gobierno les jala las orejas, les empieza el tembleque. Ellos dicen que no, pero sí. Por cierto, en el Zulia había ganado Guanipa, pero se asustó, porque no estaba preparado para ser gobierno y decidió no juramentarse en el cargo. Bueno…lo que le venga en ganas… lo único cierto es que defraudó a quienes votaron por él. Bue… así es la oposición. Las traiciones no pueden regresarse, así como no puede regresar la leche a la ubre de una vaca. Tenemos que estar alertas para descubrir y señalar todos los nidos y cuevas de las ratas y las culebras, porque todos los conflictos de interés en estas guerras a las que nos llevan se iniciaron cuando la majunchería se dio cuenta que jamás volverían a gobernar este país y empezó a tratar de sembrar cizaña y odio. El que tenga ojos que vea. ¡Venceremos!

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