Tercio excluso y tercio incluso

Lunes, 20/07/2020 09:33 AM

La teoría de los casos límite contradictorios caliginosos, ha de explicar e interpretar todo lo que se quiera, mas y más, esto es verdad, una vez que se ha debelado al tercio excluso, y, revelada existencia manifiesta del tercio incluso, el contrapeso al tercio excluso aristotélico de la lógica elemental escolástica de Aristóteles. Tercio incluso aristotélico, escondido por mas y más de tres mil años, y, que conócese y revélase, dicho tercio incluso, de la penumbra de La Gran Moral Aristotélica, del exceso y del defecto, del sombrío medio, dicho con fuerza por el filósofo estagirita, cuando dijo que: "Entre el exceso y el defecto, ha de existir, necesariamente un medio", forzosa declaración escondida, que viene a ampliar el principio del tercio excluso, por lo que ha de sentirse el manifiesto aristotélico en la teoría de los caos límite contradictorios caliginosos, del ser y del noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, de la modernidad ilustrada originaria einsteiniana, de las nuevas conceptualidades sintéticas hegelianas-marxistas, de la tesis y de la antítesis. Asina asín así, ha de explicarse e interpretarse, la lumbre y la podredumbre, de la que ha de surgir la nueva implícita conceptualidad pandémica, de las admitidas definiciones explícitas de los hechos en entera ejecución pandémica. Esto es, que la vacuna contra el coronavirus, ha de estar entre la lumbre y la podredumbre, entre la luz y la oscuridad, entre lo no corrompido y lo corrompido, asina asín así, entre el tercio excluso y el tercio incluso, o sea, la vacuna contra la covid-19 es el medio aristotélico profundo.

El tercio excluso y el tercio incluso, la lumbre y la podredumbre, la luz y la oscuridad, lo no corrompido y lo corrompido, la moralidad y la inmoralidad, lo hermoso y lo horrible, la explicación y la interpretación, la causa y la consecuencia, la tesis y la antítesis, la certidumbre y la incertidumbre, la determinación y la indeterminación, la esperanza y la desesperanza, la convicción y a no convicción, la creencia y la no creencia, lo visible y lo invisible, el amor y el odio, la guerra y la paz, lo humano y lo divino, la ciencia de lo justo y la ciencia de lo injusto, lo diferenciante y lo comunicante, las diferencias y las semejanzas, las diferencias y las simpatías, la teoría del pensamiento verdadero y la teoría del pensamiento correcto, la onda y la partícula, el borrén delantero y el borrén trasero, el universo en expansión y el universo en contracción, el exceso y el defecto, y, por la calle de en medio el famoso escondrijo medio aristotélico, del ser y del noser, o sea, la sombría penumbra whitmaniana, de la que surgen iguales elementos contrarios, mas y más, ese medio es partido en dos partes idénticas recíprocas equilibradas, por la partícula partitiva viva, por el tercio incluso aristotélico profundo, por la verdad profunda cortazariana, por el punto inflexivo topológico borroso octaviopaziano, sí, ahí, en el trecho estrecho arrecho, del dicho y del hecho, sí ahí ha de estar el centro universal unificado reflexivo teilhardiano, en la teoría holística unificada einsteiniana, en donde ha de estar la clave de la teoría de los casos límite contradictorios caliginosos., en que han de resolverse todas la paradojas matemáticas que no se han de resolver en la matemática robotizada, sino en la matemática borrotizada, complementaria de aquella, o sea, en lo contentivo de lo matemático robotizado y de lo teoremático borrotizado.

El tercio excluso y el tercio incluso, la lumbre y la podredumbre, la luz y la oscuridad, lo no corrompido y lo corrompido, la moralidad y la inmoralidad, lo hermoso y lo horrible, la explicación y la interpretación, la causa y la consecuencia, la tesis y la antítesis, la certidumbre y la incertidumbre, la determinación y la indeterminación, la esperanza y la desesperanza, la convicción y a no convicción, la creencia y la no creencia, lo visible y lo invisible, el amor y el odio, la guerra y la paz, lo humano y lo divino, la ciencia de lo justo y la ciencia de lo injusto, lo diferenciante y lo comunicante, las diferencias y las semejanzas, las diferencias y las simpatías, la teoría del pensamiento verdadero y la teoría del pensamiento correcto, la onda y la partícula, el borrén delantero y el borrén trasero, el universo en expansión y el universo en contracción, el exceso y el defecto. Para Hegel, el medio se está haciendo desde el principio del mundo, es objetivo. Para Teilhard, el medio es el centro universal unificado reflexivo. Mas y más, ambos quedáronse ahí, y, no escudriñaron el exceso y el defecto, de la Gran Moral Aristotélica. Idem ocurrióle a Einstein, cuando dijo que: "En la medida en que las leyes de las matemáticas se refieran a la realidad no son cierta, y en la medida en que sean cierta, no se refieren a la realidad", Hegel, Teilhard, Einstein, tocáronse y topáronse con la borrosidad, mas y más, quedáronse ahí, en la superficialidad, y no los matara la curiosidad, de que al tercio excluso del principio aristotélico, faltárale el contrapeso, o sea, el tercio incluso, para con la existencia del medio del exceso y del defecto. Y, que esto nos trajo el atraso denso y denso unamunoiano, de mas y más de tres siglos. Y, que todavía seguiremos en ese reclamo histórico del tercio incluso aristotélico para completar al principio del tercio excluso, y, que no de otra suerte que las leyes de la lógica elemental escolástica aristotélica, y, que en lo teleológico, corran dichas prescripciones, mejor sortilegio y cumplan su fin y sino destino.

El tercio excluso y el tercio incluso, tanto como el exceso y el defecto de La Gran Moral aristotélica, asina asín así, el ser y el noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, y, como todos los casos límite contradictorios caliginosos, han de tener su medio que está haciéndose siempre desde el principio hegeliano, que es el centro universal unificado reflexivo teilhardiano, que es la teoría holística unificada einsteiniana, que es la verdad cortazariana profunda, que es el tercio incluso aristotélico abismal, que es el punto inflexivo topológico borroso octaviopaziano, que es el punto crucial decisivo, que es la partícula partitiva viva en el trecho estrecho arrecho del dicho y del hecho. Y, el pensar bien abisal, entre el bien y el mal, es conocer la verdad cortazariana profunda, y, todas las similaricadencias tautológicas repetitivas platónicas, endenantes dichas. Y, endespués, una vez, sustituidos todos los entes definidos por sus definiciones implícitas, dar, con el golpe feroz cesarvallejoiano teleológico, convite cívico mílite, hacia el nivel superior, dar con los conceptos explícitos sintéticos, entre la tesis y la antítesis, que plantearan Hegel y Marx. Pues, es en el medio en que ha de darse la síntesis, es en el medio en que han de tocarse los extremos paradójicos borrosos, es en el medio aristotélico profundo, en donde ha de darse la unidad de contrarios y la sostenida lucha equilibrada dinámica dialéctica difusa hegeliana marxista, una vez completado el principio del tercio excluso a su par y peso, el tercio incluso estagirita, en que sáldase la laguna de los tercios, con el medio de La Gran Moral Aristotélica, del exceso y del defecto.

Si el tercio excluso y el tercio incluso, tanto como el exceso y el defecto de La Gran Moral Aristotélica, asina asín así, el ser y el noser, de la literatura védica upanishad sánscrita, han de equilibrarse en el punto inflexivo topológico borroso octaviopaziano, el del callo libertario bolivariano. Entonces sea dicho que todos los casos límite contradictorios caliginosos, han de tener su medio que está haciéndose siempre desde el principio hegeliano. Ergo sea dicho que es el centro universal unificado reflexivo teilhardiano, y, que es la teoría holística unificada einsteiniana. Ergo vergo sea dicho que es la verdad cortazariana profunda, que es el tercio incluso aristotélico abismal. Ergo vergo sea dicho que el pensar bien abisal, entre el bien y el mal, es conocer la verdad cortazariana profunda, entre la verdad y la falsedad. Ergo vergo sea dicho que entre la verdad y la falsedad está el perfecto enunciado cortazariano, asina sin así, la vacuna contra el covid-19, entre la lumbre y la podredumbre, entre la luz y la oscuridad, entre lo no corrompido y lo corrompido.

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