Ligeros argumentos

Sociología Jurídica: El fenómeno de la seguridad social, como hecho colectivo

Miércoles, 22/07/2020 08:09 AM

Más rico es aquel que entre sus miserias, siempre le queda un sobrante para compartir con sus semejantes (Anónimo)

El progreso de la vida social; ese adelantamiento en procura de tener eso que llaman "mejor calidad de vida" , en muchos casos, parece una utopía. En un lenguaje poco atinado, parece inalcanzable, cual túnel donde no se aprecia la salida. En este sentido, Kart Von Jess, dice: ..."Múltiples obstáculos se lo han impedido, contando entre ellos, su propia condición de ser imperfectos"... (Sociología Jurídica, pág: 573). No debemos extrañar el término "Imperfectos" como es bien sabido, todo lo que es ejecutado por la acción del hombre, en cierta medida, tiene un grado de imperfección. Ninguna sociedad escapa a la impreparación que puede ser consecuente de diversos factores y circunstancias. Los problemas económicos encabezan la partida. Están a la vanguardia. Cuando la seguridad social incumple estos propósitos; queda derecho al pataleo. Tal fenómeno nos afecta a todos. No es un asunto de individualidades.

Sobre este corcel de admoniciones, a pesar que la vida social progresó, haciéndose presente la tecnología, la cibernética, la medicina, el desarrollo industrial, entre otros; el desenvolvimiento económico no ha calado bien en los diferentes estratos de la sociedad. Estratos con sobrantes ganancias; pero, otros, llevando una vida paupérrima, miserable; desproporción latente que afecta a un número significativo de la población en cualquier comunidad social. Comunidades que en muchos casos, reclaman situaciones de emergencia en los servicios básicos que mejoren su vida social, moral y espiritual. En toda agrupación humana, la capacidad económica será una variable que, desde mi punto de vista, afectará al conglomerado más vulnerable; de ahí la gran diferencia con los más afortunados. Estos últimos, nunca llevarán sobre sus hombros el peso de la carestía; lo que pienso, los hará más insensibles ante los primeros.

Esa gran diferencia de distancia con los más agraciados, con los más invulnerables económicamente, es lo que ha traído como efectos, esos intereses antagónicos que se ven a la luz entre la clase trabajadora y el estrato patronal. Considero que es aquí donde se hace omnipresente el poder del Estado para imponer o sobrellevar la combinación y el equilibrio de esos intereses contrapuestos, con el sano propósito de pretender hallar el "perfeccionamiento" de la sociedad, donde el sujeto pasivo es el débil juridico. Es una tarea difícil, mas los conflictos no pueden ser ignorados. Por grandes que sean los desperfectos y las imprecisiones, no pueden omitirse los beneficios de la seguridad social, como una verdad viviente para alcanzar el bienestar común; independientemente, de la sociedad donde haga vida el sujeto. Bienestar social que no debería verse ininterrumpido bajo ninguna circunstancia. He aquí el gran dilema.

A manera de conclusión, las conyunturas económicas arrastran en quien reciben los beneficios sociales, ese deseo de seguridad, evidentemente, preocupados por el futuro, presintiendo, en muchas ocasiones, un porvenir incierto. Sería descabellado no pensar que el ser humano pretenda consolidar unas máximas condiciones de vida para él y su entorno familiar: salud, vivienda, alimentación, educación, recreación, entre otros. Es bueno apuntalar, que estas reivindicaciones no están solas; el humano también precisa de otras necesidades no materiales, como el deseo de ser reconocido, afectividad, aceptado, afán de ser tomado en cuenta por los semejantes, no ser ignorado en la adversidad, de disponer de una condición social que cubra sus expectativas. Es por ello, que los estados, por solidaridad humana; con el impulso de la justicia social, engalanarán la seguridad social como hecho colectivo.

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