El mercado de "Las Pulgas" en Maracaibo ya era celebre antes del Covid-19. Se decía que es uno de los más grandes de Nuestra América. Con la pandemia, no hay lugar en nuestro país que no tenga su referencia y para aquellos que siguen la realidad venezolana, ya les resulta familiar. En las últimas semanas los partes oficiales diarios hacen referencia al "foco de Las Pulgas", colocando al Zulia dentro de las entidades con más contagiados de nuestro país.
Como consecuencia de este hecho los tres niveles de gobierno acordaron cerrar indefinidamente el mercado de "Las Pulgas". Quienes allí hacen vida comercial se han trasladado a los corredores comerciales de nuestras comunidades, de esta manera comenzamos a observar lo que se daba en "Las Pulgas", en casi toda la ciudad.
A la par nuestro gobernador Omar Prieto anuncia que pronto será abierto nuevamente este espacio del centro de la ciudad. Hace pocos días se anunció el inicio de un asfaltado inédito en este lugar, durante décadas tierra de nadie. La apertura del Mercado de Las Pulgas genera sentimientos y razonamientos encontrados. Para un sector importante de la población es una bocanada de oxígeno económico, frente a la devaluación constante de los salarios, pues es el espacio ideal para resolverse un día, una semana o hasta vida entera. Para otros una locura irresponsable, pues si es la causa de la extensión del virus, ¿Qué explica que se abra de nuevo?, ¿Qué garantías existen para que no sea nuevamente un foco?. De hecho otros espacios comerciales como el Mercado de Mayoristas del Sur y otros periféricos están cerrados.
No hay mayores detalles de las obras que se están desarrollando, pero es necesario preguntarse ¿Son suficientes?, para acabar con el contrabando, el narcotráfico, el lavado de dinero, la trata de personas, la explotación sexual de hombres, mujeres, niñas y niños que se viene dando con total impunidad en el mercado de Las Pulgas.
Los cambios en la arquitectura, no generan cambios sociales y la realidad del Mercado de Las Pulgas requiere una estrategia integral, que si existe, como pueblo desconocemos, por lo que nuestras autoridades deben informar cual es el Plan y además someterlo al escrutinio público.
Necesitamos mercados en la ciudad, sí, pero no pueden seguir siendo lo que han sido históricamente. En consecuencia los ciudadanos y las ciudadanas de esta ciudad tenemos derecho demandar que estos flagelos que se han anidado en el Mercado de Las Pulgas y que tienen consecuencias dramáticas, sean erradicados efectivamente.