Pascualina dice una cosa y Jesús otra. ¿De quién es la culpa, del ciego o de quien le dio el garrote?

Sábado, 01/08/2020 11:02 AM

En Cumaná, se decían cosas como estas. Quién le pega a su familia se arruina y quién se mete en pelea de novios sale perdiendo. Lo mismo sucede con aquella vieja disputa, tan vieja como el hambre, "¿de quién es la culpa del ciego o de quién le dio el garrote?" Y hasta aquella de "métete con la iglesia pero no con la limosna".

Si algo tienen en común Jesús y Pascualina, es que forman parte de la misma familia y procuran los mismos afectos. Quizás esto no sea estrictamente valido al juzgar las relaciones entre ellos, pero si la de cada uno en particular con el "Partido de la Revolución" y muy estrictas con quien funge de padre de la familia.

Al revisar la evolución de los discursos de ambos se encuentran por supuesto diferencias y puntos de discordia o por lo menos nudos que parecen distanciarlos, como aquello en lo cual coinciden, pues en fin de cuentas son, por lo menos por ahora, para decirlo al estilo de Chávez, de la misma familia. Es posible, eso es habitual entre hermanos, se pelean por alcanzar la preferencia de papá; que en nuestro caso es por éste al parecer por quien se disputan.

Farías, encuentra el punto de quiebre de nuestra economía, a partir del momento que Maduro asumió la presidencia y lo atribuye estrictamente a las agresiones del dólar criminal y sanciones de Trump. Antes de eso no hay ningún atisbo que hable de factores que pudieron incidir en este estado de ruindad en el cual vivimos, donde según él no hay cómo pagarle a los trabajadores. Tampoco encuentra en la gestión del presidente ninguna causa de este mal del cual morimos. Por supuesto, él habla de quienes sirven al Estado y los pensionados, pues en el sector privado, la moneda diabólica, aquella que se supone enajena nuestra soberanía, pero los técnicos del gobierno le dieron "luz verde", porque es de mucha ayuda, dadas las remesas que, como limosnas llegan del exterior, enriquecen el torrente circulatorio financiero, y por ella se pagan salarios y se cobran servicios.

Por ejemplo, mañana debo pagar 30 dólares para verme con un médico con emergencia, pues el gobierno me quitó los servicios que me corresponden por contrato y el llamado "eficiente y gratuito servicio de salud para los trabajadores" del cual habla Maduro por ninguna parte se ve. 30 dólares que no les tengo ni sé de dónde saldrán, salvo me los preste un amigo a quien se los he solicitado, pese sabe que costará una y otra que se los devuelva, pero para eso son los amigos. Y mi salario mensual no está concebido para ese tipo de contingencia.

Pero Farías para nada hace mención a la corrupción, el desbarajuste financiero de antes, al comienzo y en curso del gobierno de Maduro y el inicio de la decadencia de nuestra industria petrolero y menos a la incompetencia para responder en todos los frentes. Al no hablar del pasado petrolero luce como solidario con Ramírez. Y aseguro eso porque quien revise sus declaraciones de cierto tiempo para acá, nada de eso hallará, porque entre lo de Ramírez y Maduro hay tanta continuidad que hasta cuesta determinar qué es lo de uno y lo del otro.

Y de eso tampoco habla Pascualina. Ella se limita, según lo que conozco y vaya que leo casi todo lo que publica por la prensa, desde que sale en Últimas Noticias, a hablar en contra de la política monetarista del gobierno, que atribuye la causa de la inflación a los aumentos salariales y una supuesta demanda excesiva de mercancías de un público que cuando le aumentan el salario es para apenas compensar el 50% inflacionario que se le vino por adelantado. Y de eso culpa a los monetaristas, una especie de cofradía hasta misteriosa, de la cual se sabe, como siempre se sabe todo, forma parte Jesús.

Habla ella también de las inmensas ganancias de quienes manejan el mercado, productores, comerciantes, quienes pese pudieran pagar salarios en dólares siempre lo hacen al nivel más bajo y de los colosales ingresos del Estado por cobro de IVA e impuesto sobre la renta en función de la misma estafa inflacionaria. Por lo que asegura que el trabajador afectado termina pagándose el salario el mismo de lo que ambos entes le sustraen. Esto lo dice Pascualina y no lo dice Jesús. Pues éste no quiere se aumenten los salarios o eso no cree conveniente por monetarista.

Pero dice más Pascualina. Ella asegura que empresarios y comerciantes evaden de manera descarada el impuesto sobre la renta y el aporte de ese sector, en este sentido, es ínfimo y muestra cifras para eso asegurar.

Jesús de esto último nada habla, como tampoco habla de algo que si lo hace Pascualina. Se trata en este caso del asunto del salario anclado a ½ petro. Mientras la dama reclama el pago del salario de la manera como la anunció Maduro hace ya mucho más de un año, cuando habló de su "Programa de Recuperación y Bienestar Económico" y de cómo el petro, algo así como un invento genial de él y sus asesores y del negocio del oro, cosas de las cuales ya nadie habla, nos sacarían las patas del barro, Jesús sólo tiene como palabras de aliento las de, "el gobierno no tiene dinero para aumentar los salarios y no hay donde sacarlos, porque el bloqueo de Trump a nuestra economía tiene al Estado en Bancarrota". Pero no habla nada de lo que si dice Pascualina. A esta apenas se limita a descalificar.

Y es natural que Jesús eso haga, pues no va a exponer en público su creencia y discurso que los precios suben porque al trabajador se le paga demasiado en salario.

Farías, es cierto, es curioso, en el pasado, estando en la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, comenzando el gobierno de Maduro, con cierta frecuencia tomaba aliento y denunciaba como cifras enormes de dólares se escapaban, de esas que el gobierno otorgaba a los grupos económicos para invertir en la economía venezolana; una cosa de la cual ya nada dice, mientras Pascualina si dice de eso y cifras muestra para justificar sus argumentos al combatir el ansia especulativa de los empresarios.

En concreto, Pascualina y Jesús están en puntos opuestos en relación al asunto del manejo de la economía venezolana; sobre todo en lo referente al pago de salarios y el aporte empresarial por vía impositiva. Para aquella, si hay como pagarlos. Pues asegura, como dije antes que, empresarios, comerciantes, productores, evaden descaradamente el impuesto sobre la renta y además lo que aportan es insignificante, por lo que reclama que esa política y actitud gubernamental, evasión empresarial, hay que revisar y hallar allí, porque hay de sobra, la manera de pagar salarios dignos a los trabajadores.

Jesús de este último asunto tampoco habla. Como tampoco responde a lo que Pascualina denuncia como falso, que la causa de la inflación esté en los aumentos salariales. Jesús se limita a decir contundentemente que no habrá aumentos salariales porque no hay dinero para eso y según él tampoco de dónde sacarlo. Es decir, a los empresarios, Jesús no les quiere tocar ni con el pétalo de una rosa.

Pero Jesús y Pascualina son de la misma familia. Los dos son del mismo partido y hasta tienen a los mismos aliados que en este momento no saben qué actitud asumir. Como que aquellos espacios donde antes Pascualina era una estrella, con invitación abierta, ahora le parecieran vedados. Pues pudiera ser que adentro, en la familia o por lo menos ante el padre, Pascualina pierde la disputa. Lo que revela que en cualquier parte salta la liebre.

Pascualina y Jesús pese ser de la misma familia tienen diferencias. Pero en una familia siempre hay un padre o alguien que hace el rol del mismo. Y al cual, por distintos motivos, los hijos o los demás familiares sienten respeto, devoción o la obligación "estratégica" de sacar de la disputa para salvar a la familia y el pellejo.

Pero el venezolano sabe bien, pese los disimulos, que la culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote.

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