El 29 de julio 2020 el canciller venezolano Jorge Arreaza desmintió la supuesta vandalización del Consulado de Colombia en Puerto Ordaz, estado Bolívar. "La denuncia colombiana es otro falso positivo de las autoridades en el vecino país, algo típico mienten con desparpajo", aclaró el joven ministro venezolano.
El jefe de la Diplomacia revolucionaria quien es por cierto yerno del Comandante Chávez, mostró al mundo un video de ese mismo día a las seis de la tarde en las adyacencias de la sede consular de Colombia en Puerto Ordaz, donde se aprecian las instalaciones en total normalidad, con su personal resguardado y sin ningún tipo de alteración del orden, ni reportes sobre hechos vandálicos, según el personal de seguridad".
Horas antes con desfachatez insólita en la diplomacia, Colombia a través de su Cancillería en Bogotá denunció un ataque a su sede consular en territorio del Estado Bolívar, en el mensaje señalaron la "diplomacia" colombiana dejó sentado "Rechazamos la vandalización de las instalaciones de nuestro Consulado en Puerto Ordaz".
Con la publicación artificiosa el Despacho de Relaciones Exteriores de Colombia montó un ardid, intentando responder los actos vandálicos que sí sucedieron contra la sede del Consulado de Venezuela en Bogotá de donde se robaron equipos y bienes, pintarrajeando las paredes con insultos xenófobos.
El Gobierno colombiano, que dice investigar…, actuó como el ladrón que le sustrae la cartera a un transeúnte y cuando lo van a perseguir grita señalando a su víctima "al ladrón, al ladrón, ese me robó", para escabullirse mientras la gente detiene a la víctima del delincuente del cuento. Lo increíble es que no les da pena y se las dan de inteligentes y hábiles.
Va más allá de la esclavitud el desempeño de figuras colombianas en el poder, que avergüenzan al noble pueblo neogranadino inteligente y capaz, quienes sin embargo no han podido sacarse la influencia vasalla de presidentes humillados cobardes, por competir en quién es mejor conchabado de los estadounidenses.