El juicio contra Piar

Domingo, 02/08/2020 09:42 AM

No es mi intención juzgar las razones del fusilamiento de Piar, tampoco buscar excusas en las argumentaciones que tuvieron tanto Bolívar o Piar para enfrentarse como ocurrió. No voy a buscar explicaciones con la teoría de que Piar era “posiblemente” descendiente de un príncipe y una mantuana; teoría enarbolada por historiadores como Tavera Acosta, Ángel Nuñez o Francisco Herrera Luque; historiadores muy respetados de los cuales guardo sus libros en mi biblioteca con mucho celo y complacencia.
Voy a referirme a los acontecimientos que se produjeron que dieron con la muerte de este prócer de nuestra independencia, que se podría acusar de cualquier cosa, menos negar su participación heroica en la gesta liberadora venezolana.
Me basaré en el estudio de textos como “Simón Bolívar” de Gerhard Masur, “Bolívar” de Jorge Campo, “Bolívar” de Indalecio Lievano Aguirre, “Simón Bolívar, Mas Allá del Mito” de Guillermo Ruiz Ribas, “Bolívar, Acción y Utopía del Hombre de las Dificultades” de Miguel Acosta Saignes, El Super Hombre; de J.A. Cova; El Libertador, de Augusto Mijares, situados permanentemente en mi escritorio, como elementos principales de consulta, de una persona que intenta escribir Historia.
El Capitán Juan José Conde que era subalterno de Piar, lo describe como de ojos azules y de tez algo rosada, descripción que choca con el señalamiento de que era pardo de historiadores como Gil Fortoul, Salvador de Madariaga, Gerald Masur y Landaeta Rosales.
En el año de 1817 Bolívar entiende que si los españoles le cierran los caminos hacía su terruño Caracas con tropas comandadas por Aldama, Jiménez y Morales, no le quedaba más alternativa que dirigirse a Los Llanos o a Guayana, donde existían partidas de guerrilleros patriotas.
Además recibe una invitación del Gral. Piar para que se dirija a su campamento en las riberas del Orinoco, el caraqueño podía tener dudas si el general curazoleño reconocería la jefatura de su persona.
Pero Simón demostrando su imbatible personalidad no se desconcierta con un porvenir que no luce nada beneficioso. El líder caraqueño está claro que para Piar puede ser tentador unirse a él por contar con un nutrido parque y la escuadrilla de Brión.
El Libertador abandona Barcelona y parte para reunirse con Piar, se reúnen y ambos militares entienden que entre ellos nunca se pondrán de acuerdo en cuanto a quien debería ser el Jefe Supremo , pero disimulan aparentando una consideración que ninguno de ellos estaban cerca de sentir.
Piar había separado sus fuerzas en una larga linea de operaciones desde el Orinoco hasta Guayana La Vieja, esta dispersión de sus tropas habían limitado la campaña de Guayana.
Los dos hombres se reunieron el 24 de marzo de 1817 en Upata, Piar esperaba un ataque del ejército español a Angosturas para romper el sitio y le eran necesarios los recursos con que contaba Bolívar.
Los dos jefes republicanos toman la decisión de acabar la dispersión de fuerzas de sus tropas y concentrarse entre Angosturas y Guayana La Vieja para defenderse de la ofensiva que prepara Morillo.
Piar los espera en San Félix con los jinetes del bravo Cedeño que enfrenta a los españoles comandados por La Torre, que aunque fuertes en infantería estaban muy escasos de caballería, para pelear contra los jinetes patriotas.
La batalla se presenta muy fuerte, pero al final triunfa la movilidad de los republicanos y Piar se dirigió hacia Guayana La Vieja en primer lugar y después contando con que su reciente triunfo quebraría a los realistas, pero no lo logra sino realizando un asedio y para que esto se corone con un triunfo se debe contar con la escuadrilla del caraqueño inmortal.
Bolívar llega; burlando la vigilancia de los españoles por la desembocadura del Aro; uniéndose a las tropas de Cedeño y Piar que tienen cercada Angosturas y asume como General en Jefe las operaciones de guerra en Guayana.
Morillo parte desde Nueva Granada para abrir campaña sobre Venezuela, al mismo tiempo Bolívar tiene que enfrentar una sedición del Gral. Mariño desconociendo su autoridad eligiendo en Congreso de Cariaco, sumado a que Piar lo ataca tratando de desprestigiar al Hombre de las Dificultades.
Angostura se rinde por el acoso de los patriotas que cuentan con Bolívar y Brion con su escuadrilla y ocupan la ciudad que define la suerte también el destino de Guayana La Vieja.
El Libertador en tres meses es el dueño del Orinoco, contando con un territorio rico en recursos para poder adquirir bastimento para continuar la guerra, además de que con el territorio liberado podía contactar con los jinetes Apureños que ya se destacaban como aguerridos combatientes comandados por José Antonio Páez.
Ya entre Bolívar y Piar se avecinaba una tormenta, el curazoleño consideraba una intromisión que el Libertador penetrara en su dominio privado. El caraqueño había enviado al cura Coronel José Félix Blanco para que inspeccionara a Piar en su territorio y se encargarse como Comandante General de las Misiones, este considero que este hecho como una intromisión hacia su persona a pesar que el Libertador era el Gral. en Jefe y saboteó la medida.
Bolívar se molestó por esta insubordinación pero le pidió a Blanco:
“Querido amigo, le suplicó que sufra en silencio, como lo estamos haciendo todos para el bien de nuestra patria”.
De la misma manera se dirige a Piar con tono conciliador, pero el militar de Curazao apoya la creación de un nuevo gobierno desde Cariaco. Simón envía uno de sus colaboradores para conocer sus intenciones.
Con los días se nota más el desacuerdo contra Bolívar que se entrelaza en el alma de militar, continua quejándose con la actitud del cura militar, acusa a Arismendi de robarse unas mulas para su ejército con la intención de aumentar su fortuna personal.
El Hombre de las Dificultades le envía una misiva diciéndole: “Prefiero un combate con los españoles que un conflicto entre los patriotas. Si estamos divididos, si sucumbimos a la anarquía y nos destruimos mutuamente.....”
Piar se encontraba molesto ya que el caraqueño había cambiado toda la estructura de las misiones que él tenía que eran incondicionales a su persona.
Blanco se niega a darle datos acomodaticios al curazoleño, que hace que se dirija a Bolívar insistiéndole que retire al sacerdote del cargo.
El 16 de junio Piar pide el retiro del ejército patriota, tres días después Bolívar se dirige al rebelde pidiéndole:
“Si usted, estuviese a la cabeza yo no abandonaré al que lo esté mañana, sea quien sea, con tal que tena legitimidad y lo necesite la Patria.....”
La misiva continuaba: “...Si hasta ahora he sufrido algunos desordenes, no tema Ud. más, que voy a corregirlos.....”
Simón con sutileza y diplomacia combate la rebelión de Caricaco y para solucionar el problema con Piar le concedió pasaporte para “que pase al lugar que tenga a bien, en el territorio de la República o en el extranjero.”
El héroe curazoleño ahora, ya no solamente se enfrenta contra Bolívar, ahora toma la bandera de convertirse en el abanderado de los negros, pardos y mestizos, grupo social discriminado en la sociedad de ese tiempo.
Él era el primer pardo que comanda tropas tan numerosas que le permiten tomar Guayana y parece que con la oculta intensión de imitar lo ocurrido en las colonias de Santo Domingo apoyados por Petión.
Esas razones son enarboladas tanto por los patriotas, en la persona del militar escoces Mac Gregor , que después de haberse unido a Piar conoce el odio de razas de él y sus hombres, decide apartarse y por Pablo Morillo que aduce que el bando de los rebeldes abundan la gente de color con las intenciones ya mencionadas. Señalan que tienen documentos para probar la acusación.
El Libertador recibe la noticia de la presencia de Piar en San Félix, en el Palmar y en Angosturas seduciendo a las tropas para la sedición.
El caraqueño inmortal con la diplomacia que lo caracterizaba envía comisionados y cartas para abortar los planes de Piar.
Al recibir respuestas de los jefes patriotas Bermúdez, Valdés, Soublette y Anzoategui, convoca una reunión en San Félix, dándose las condiciones para que esa reunión de los jefes máximos patriotas se convirtieran en un tribunal y se midiese las consecuencias de una guerra civil que podía llevar al traste los logros obtenidos.
La junta reconoce la proscripción, la persecución y la pena máxima en contra del militar curazoleño. Hombres que antaño habían sido amigos de Piar ahora se colocaban en su contra ya que Bolívar no tenía el poder suficiente para condenar con un solo plumazo ni a Piar ni a ningún otro.
Cinco meses Piar era mimado por la fortuna, admirada y querido por todos, ahora era condenado. Bolívar con la conveniencia de los jefes patriotas decreta la proscripción de Piar el de agosto.
Manifiesta la necesidad de emplear la espada de la justicia contra un ciudadano que fue un benefactor de la Patria.
Lo acusan de tratar sumir la República en la mas espantosa anarquía, señala el decreto que el héroe de San Félix de no poder “someterse al deber de ciudadano y menos al riguroso del militar”.
Al final de la proclama lo señalan de pretender una guerra civil en donde serán asesinados inocentes por tener un color claro.
Piar sufre la soledad del proscrito, Bolívar coordina a su captura. Manda a Bermudez que le ordene a Piar que se presente en el cuartel general de Casacoima para otorgarle un nuevo pasaporte para que viaje al extranjero.
El curazoleño llega al campamento en Aragua, encontrándose al frente de tropas mientras Mariño dirige sus acciones contra Guiria.
El Libertador no le queda más remedio de enviar al valiente Cedeño, junto a un piquete de caballería, para capturarlo.
El 27 de septiembre llega al campamento de Piar y le ordena su rendición para conducirlo a la provincia de Guayana para entrevistarse con Bolívar. Después en una misiva dirigida a Mariño por parte de Piar le comenta que había sido traicionado por el Comandante Carmona quien hizo desfilar las tropas de Piar apoyando a la caballería de Cedeño.
Llegan el 2 de octubre a ciudad Guayana y un día después el Libertador ordena a Carlos Soublette; jefe del Estado Mayor; instruya un proceso contra Manuel Piar. Tipifica el delito de insubordinación a la autoridad suprema, conspiración contra el orden y tranquilidad pública, sedición y o deserción.
José Ignacio Pulido es nombrado Secretario del Consejo de Guerra de Oficiales y fundamentaron 13 documentos acusatorios contra Piar.
Dos días después; el 4 de ese mes; comenzó el juicio con el interrogatorio de los Coroneles Juan Francisco Sánchez y Pedro Hernandez. Al siguiente día declararon el Teniente Coronel Manuel Olivares, los Alférez José Peralta, el Capitán de Navio Antonio Díaz y el Capitán Ramón Machado.
El 7 de octubre declararon el Cabo Primero Timoteo Díaz, Clase José Claro Sixto y el Tcnel. Francisco Pildain.
El 8 se le participó a Piar el sometimiento a juicio y la necesidad de nombrar defensor, que fue el Capitán Galindo. Se le leyó las declaraciones de los testigos y el 15 formuló Soublette sus cargos y el defensor presentó sus alegatos.
El Tribunal integrado por el Almirante Brión, su Presidente, los Generales Anzoategui y Pedro León Torres, los Coroneles José Maria Carreño y Judas Tadeo Piñango, los Tenientes Coroneles Francisco Conde y José de Ucros, dictan sentencia de muerte y degradación previamente.
La sentencia estuvo basada en el Decreto sobre Conspiradores dictado por Bolívar aquel día aciago de la caída de Puerto Cabello en 1813. Los testigos ratifican la culpabilidad del reo de la guerra de castas y su abandono del ejército, además de que había opuesto resistencia a su arresto.
Piar negó que tuviese la intención de asesinar blancos o de cambiar el gobierno, reconoció que expresó su molestia porque se le acusaba por ser pardo, negando enfáticamente reunirse con hombres de color para conspirar.
Al final reconoció el intento de resistirse al arresto ya que había sido proscrito. El Fiscal Soublette formuló las acusaciones de conspiración contra la sociedad y el gobierno, afirmó que el detenido no admitía superiores y que tenía la intención de reunir a los pardos para sus intereses.
Galindo realizó una dedicada defensa de Piar de gran contundencia donde defendía al procesado.
“ Hijo primogénito de la victoria, terror de los españoles, una de la más sólida columnas de nuestra Patria.
Con una defensa destacada destruye con argumentos de peso jurídico las acusaciones de deserción e insubordinación, la defensa solicitó la absolución y clemencia contra el acusado.
El Consejo de Guerra votó a muerte con degradación, la sentencia desde la mirada jurídica estuvo ajustada a Derecho.
Piar hasta los últimos momentos de su vida tuvo la certeza de no sería fusilado. José Ignacio Pulido como Secretario del Tribunal se acercó a la celda para anunciarle la sentencia, pidiéndole que recibiera el dictamen arrodillado.
Lee la sentencia y cuando el procesado escucha que va a ser fusilado pierde el control hasta que el carcelero le recuerda su posición de héroe y el prócer recupera la compostura.
Al tranquilizarse Piar pide que manden a llamar al Padre Remigio Pérez Hurtado y se confiesa, a los minutos es llevado al paredón.
Oye la sentencia frente al pelotón con actitud altiva, había pedido dirigir el pelotón, pero esa concesión se le negó.
Dos veces se opuso que le vendaran los ojos, hasta que en el tercer intento aceptó y se descubrió el pecho para recibir la descarga del pelotón de fusilamiento.
Bolívar exclama al oír las detonaciones: “¡He derramado mi sangre!”. Esa expresión diversos historiadores y testigos se refirieron.
Después las tropas desfilaron frente a su cadáver que se le dio sepultura en un cementerio de la ciudad.
El Libertador dictó una proclama que decía:
“Ayer a sido un día doloroso para mi corazón....El General Piar fue ejecutado por sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano que embriagado por los favores de la fortuna y por saciar su ambición, pretendió sepultar la patria entre sus ruinas”.
Piar y Bolívar se enfrentaron en un duelo por el poder supremo, el curazoleño por obtenerlo y el caraqueño por mantenerlo y triunfaría el más capaz y destacado de llevar en sus hombros el peso de la lucha por la independencia.
Lo que si debemos tener claro cuando estudiamos la vida de Manuel Piar no es la manera como terminó y sus causas sino los servicios que presto a la lucha por la independencia de nuestra Patria.

Nota leída aproximadamente 4692 veces.

Las noticias más leídas: