Auditórium

Voy apostillar mi papel de pendejo

Jueves, 13/08/2020 02:12 AM

"El sarcasmo es la mejor manera de insultar a los estúpidos sin que se den cuenta y decirle la verdad con educación, a la gente falsa".

Anónimo.

El permanecer en silencio es un derecho, como también lo es el de opinar, pero ambos parecen en estos álgidos momentos que se viven en Venezuela estar en discusión, y hallan en el silencio su mejor manera de expresarse. No es una forma de aceptación de la situación de la crisis, como quieren hacer ver desde sectores del Gobierno: es simplemente una manifestación pública llevada adelante. La Constitución Nacional, es muy clara cuando sostiene que "todos somos son iguales ante la ley". No son los partidos políticos, ni los sindicatos, ni las organizaciones sociales quienes tienen el sagrado derecho de quejarse ante esta situación socio económico trágica del pueblo venezolano, sino una multitud plural de seres que en su diversidad, encarnan distintos ideales de vida y sociedad. Es una forma legítima y pacífica de hacer política. Un país que hoy está en posesión de tantos monopolios, y además se pretende tener el monopolio de la política.

Las personas no nacemos estúpidos ni locos: nos convertimos en güevones, y pendejos, por obra de los politicastros, y los gobernantes que desean que así nos comportemos. Por eso muchos tenemos una inmensa cantidad de papeles para apostillar.

Así como La verdad, la realidad una vez conocida, si la aprovechamos después de una tragedia siempre será útil.

Un aprendiz de ciudadano que crea haber encontrado la cuadratura del círculo seguramente estará más cerca de fracasar sobre cualquier aspiración, que un alacrán a quien se la haya escapado tan sutil paralogismo. ¿Es conveniente mojonear al pueblo?, las malas mañas políticas y éticas de las supuestas bondades de la "noble mentira politiquera", es uno de los recursos demagógicos más frecuentes de los altos funcionarios del gobierno, y de los dirigentes de los partidos políticos en la historia.

El virus chino es igual de asintomático, en los frecuentes desatinos de las verdades aparentes o falsas, la realidad humana del engaño es aplicada por los falsarios politiqueros, mediante el uso de una metodología sencilla, directa y ajena a la especulación metafísica y la retórica. Tal es el caso de las siguientes conclusiones: "La verdad de nuestras desgracias como pueblo, una vez conocida, será siempre útil, pero el paso del engaño, a la verdad del problema siempre viene acompañada de muchos males. Las verdades necesarias sobre nuestra tragedia para el común de los venezolanos no son complicadas. Las hacen parecer, porque así las ofrecen los politicastros bajo un aparato de dificultades que ha introducido la metafísica política diabólica. Los politiqueros profundizan en estos objetivos, impidiéndole al pueblo conocer la verdad sin profundizar en las causas del problema.

No nacemos en absoluto con la idiotez a cuestas, pero es fácil hacer adoptar como verdades las tragedias y los errores, máximas falsas que tienen apariencia de verdad. El gusto por la sumisión, la pasividad, los prejuicios ligados a nuestras bajas pasiones, multiplican la falsedad del espíritu, y si en casi todas partes el pueblo tiene ese espíritu de conformismo, no es porque sea ignorante, sino porque la plomería falsaria ha hecho posible volver estúpidos y locos a los venezolanos.

La manipulación de las causas de la tragedia que le meten al pueblo en la cabeza lo vuelve estúpido; ahora bien, de la estupidez a la sumisión, y al conformismo no hay más que un paso. Además, si los motivos que se le dan, de las causas de este caos, para que sean unos güevones, no es más que una débil impresión sobre su espíritu, así manipulan su conducta en este sentido; y así consiguen ejercer una impresión, que lo harán entusiastas para vivir con la tragedia en ristre. Pues bien, el conformista ignorante no es un humano, sino el más dócil borrego.

La politiquería de albañal ponen a los hombres estúpidos, y gafos para con los extranjeros que nos colonizan; llevándolos al conformismo, y a la tolerancia de todo lo malo. El mal vivir que consiste por entero en prácticas politiqueras vomitivas, embrutecen a los ciudadanos, porque están llenas de dogmas que los vuelven insensatos y esclavos... Existen hoy menos hombres absolutamente sin aspiaraciones, que políticos justos.

 

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