El presidente Maduro este miércoles 19 de agosto de 2020, llamado "miércoles de motores productivos", no pudo ser más explícito y reveló todas o parte de sus cartas, como solía hacer el comandante Chávez en su tiempo, a mundo … Y a pesar de ello algunas decisiones de índole política-económica sorprendía a quienes se hacían los inadvertidos que no leían entre líneas, como se dice.
Destacó el primer mandatario que apoya sin prurito ideológico alguno a "los factores productivos" que es como decir una mala palabra para sectores políticos izquierdistas radicales, para quienes la burguesía "nacional" y trasnacional resulta una cosa detestable; agregó que al respecto nadie lo va a chantajear. En otras palabras, que se la juega con los grandes modelos organizacionales. Esto es, que toda sociedad humana depende de organizaciones eficaces y eficientes aplicando los cinco principios clásicos de la administración (citando de memoria: planeación, organización, ejecución, supervisión y control, Chiavenatto, dixit), claro bajo los lineamientos del fordismo, con su división social del trabajo y líneas de mando verticales; las de gran potencialidad financiera e infraestructura: China, irán, Vietnam y hasta Cuba parecen ser importantes referentes. Son empresas de marca mundial. Todo lo demás vendrían a ser teorías emergentes, de limitado alcance y escala radial.
Todas esas opciones sobre cogestión obrera, cooperativismo, autogestión, entre otras, son experiencias marginales históricamente puestas en práctica en algunas regiones de Europa, sobre todo, Asia e India como la agricultura urbana, el banco de los pobres, entre otros. Así, lo dicho previamente en el segundo párrafo no niega que haya apoyo a la economía popular, pero su radio de acción es de poco impacto, no es una economía de escala sino de subsistencia. Una concesión a los proyectos de la utopía concreta. y que en Venezuela han tenido expresiones aún no consolidados y la derecha por la vía de ciertas ONGs las califica como "fracasos estrepitosos", por ejemplo, en Alcasa, una de las llamadas Empresas Básicas.
Incluso se cuenta con disertaciones que describen teóricamente cómo debería ser el comportamiento organizacional de entidades de trabajo bajo esas teorías sistematizadas en varios textos elaborados por autores como el sociólogo Carlos Lanz-Rodríguez (¿Upata, Bolívar, 1944?), investigador y luchador social por estos días alarmantemente desaparecido, según denuncias vistas por redes sociales; pero eso es sólo para impresionar a la galería (las teorías de la cogestión obrera y demás, entiéndase); ya que por demás creemos que es imperativo que Lanz-Rodríguez aparezca vivito y coleando, como el que andaba de parranda y hasta sería bueno que aprovechara la coyuntura y se lanzara a diputado, para que fustigue a la burocracia contrarrevolucionaria desde el hemiciclo.
Volviendo al punto de la teoría gerencial aplicada a la productividad en organizaciones formales, esta postula que lo que se requiere son resultados, cosas concretas (justo a tiempo, Justing in time, cumplimiento de los objetivos estratégicos sin pérdida de tiempo y recursos, método káiser, de mejora continua). Por eso Maduro, pragmático o por mejor decir práctico, apoya todos los productores (grandes, medianos y pequeños, las fuerzas productivas, pues), como una forma de reactivar la economía tan golpeada en los últimos tiempos, en particular por las sanciones USA que aquí replican sus adláteres.
Un tópico a destacar es el trabajador en el marco de las organizaciones formales que cuenta con un gran capital intelectual (altamente capacitado) y no puede ser desatendido, sino que, al contrario, se muestre satisfecho con su entorno organizacional. Por eso, ¿sorpresa de muchos?, Maduro en su miércoles de motores productivos señaló apoyar a los trabajadores bajo la categoría "pueblo comprometido" (por allá también y como de pasada el primo hermano del comandante Chávez, en PDVSA, mencionó que la empresa como tal todavía tenía que cumplirle algo a sus trabajadores, pero sin especificar qué, ya que empresa petrolera nacional ya no es la misma, el daño infligido a su desempeño en 2002 fue muy grave y los trabadores posterior a semejante evento no tienen las mismas condiciones en su salario nominal y social e integral).
De donde se tiene que como actor fundamental en el proceso productivo los trabajadores actualmente se les debe apoyar de manera extraordinaria, más aún cuando se les debe dificultar mucho identificarse con el gobierno de Maduro, sector al que suele verbalizar pertenecer; que no debe ser una reminiscencia nebulosa, aunque ya no es su ubicación objetiva actual. Sobre todo, porque en los días que corren el salario mínimo no alcanza ni para comprar dos harinas pre cocidas.
Finalmente decir que muestra así y como al desgaire Maduro que su gobierno se enfrenta a un manojo de problemas que quiere superar y en lo ideológico-político presenta también ciertas contradicciones que son discutidas ampliamente por los medios, sino que todo está mediado por la inmediatez, las urgencias de lo coyuntural; así ha sido siempre en estos últimos 20 años y ni señas de que eso vaya a cambiar, ya que la denominada coalición policía-militar que lo apoya, dizque casualmente, siente que en las actuales condiciones de las cosas las puede manejar con solvencia, superando ciertos peligros, según sostiene siempre el politólogo Dorian González, palabras más, palabras menos, cada vez que lo invitan a opinar las televisoras regionales o algunas universidades privadas asentadas en Barquisimeto. Vaya, pues sí que vale la pena aquí citarlo, ¿tiene razón entonces ese muchacho?
Más allá de lo dicho en sentido general, dejemos unas preguntas específicas, por ejemplo: pensará el gobierno de Maduro y su Consejo de Sabios que días atrás dijo tener encabezado por el comandante Luis Reyes-Reyes que, dada las precarias condiciones sociales y con salarios por debajo de los umbrales de la pobreza extrema y abyecta, según parámetros internacionales, ¿los trabajadores van a apoyar masivamente al PSUV y el Polo Patriótico en las próximas elecciones parlamentarias?
O, más aún, percibirán que con ese acto electoral ¿cambiarán en algo la dinámica económica catastrófica en que vivimos los venezolanos asalariados? ¿Pensará el gobierno mantener y aumentar los famosos bonos de compensación económica mensual? Quién sabe. De eso nada dijo Maduro.
Más bien exigió extrañamente airado, golpeando la mesa, que los escribidores no criticaran a sus ministros "estrella", Wilmar Castro Soteldo y Tareck El Aisami, o como se llamen éstos u otros que los operadores políticos de la oposición y el chavismo crítico acusan de "engendros neo liberales" del gobierno vinculados al diseño y aplicación de sus políticas económicas y productivas agrarias, industriales y el comercio; sino que lo criticaran a él directamente, que es el último responsable de la heroica batalla que libra apuntado en la cabeza por un franco tirador desde el Norte y amenaza de invasión desde Colombia, esto y aquello; porque adujo que él era el único responsable de todas las políticas económicas.
Le comentamos eso a un vecino y nos responde: -Su palabra vaya adelante, pues, pero con mi voto no cuenten. Bueno, a menos que haga un decreto presidencial que aumente el salario mínimo a nivel de la Cesta Básica, 450 o 600 dólares.