El pequeño Maduro cabecilla de un ejército invasor

Miércoles, 26/08/2020 07:52 AM

En estos días mucho se habla de guerra con los países vecinos, las declaraciones de los voceros militares de lado y lado abundan, las acusaciones vuelan y la desinformación es el orden del día. Sin embargo, algo importante se escapa. La guerra es monstruosa por sus consecuencias dramáticas, un país en guerra sufre calamidades impensables en tiempos de paz. Imaginemos qué pasaría si Venezuela es invadida por un ejército enemigo y podremos tener una idea de la consecuencias terribles de la guerra. Veamos.

El primer objetivo militar sería la producción petrolera, PDVSA sería blanco de ataques hasta llevar la producción a niveles cercanos a cero, las refinerías paralizadas, el país padecería escasez de gasolina, las fuerzas militares patriotas no tendrían combustible para sus tanques y aviones, los obreros petroleros vivirían en situaciones crueles.

Otro objetivo militar importante sería la producción de alimento, objeto de tierra arrasada, la producción se reduciría a cero, junto a la escasez de gasolina vendría la escasez de alimento y su carestía, la población sufriría hambre atroz.

La economía se paralizaría, al hambre y la falta de combustible se unirían la falta de empleo, de comercio, el éxodo de venezolanos alcanzaría niveles nunca vistos, millones de compatriotas deambularían por el mundo.

Los servicios básicos colapsarían, no habría agua corriente, la electricidad sería intermitente, los hospitales colapsarían. El sistema educativo, universidades, escuelas y liceos se evaporarían. El transporte desaparecería, volverían las caminatas de épocas coloniales. Por supuesto, las fronteras se cerrarían.

La fragmentación de la población se elevaría, el ejército invasor desaparecería a dirigentes que considerara enemigos, los pondría presos sin juicio, en guerra no hay ley, bastaría una sospecha, una crítica para ganarse la cárcel, el exilio, volvería la pena de muerte. La verdad sería la primera víctima, nada sería creíble, todo lo cubriría un manto de incertidumbre, los partes de guerra serían tanto más frecuentes cuanto inverosímiles.

Los padecimientos psicológicos se elevarían, los ataques de pánicos, las peleas familiares, las depresiones, la angustia y la ansiedad. Grandes sectores de la población perderían la esperanza, el sentido de la vida, la vida social, la relación se reduciría al mínimo.

Al imaginarnos un estado de guerra, una invasión enemiga cae sobre nosotros la terrible realidad: ¡El madurismo es un ejército invasor!. Tiene las mismas crueles consecuencias, no es necesario esperar la guerra, o la invasión extranjera ya la padecemos.

Ahora el clarín de la Patria llama como nunca lo ha hecho, sus mejores hijos deben acudir en defensa de la Patria mancillada. Es necesario derrotar a esta jefatura invasora, construir un gobierno capaz de rescatar la soberanía perdida, devolverle a la gente el sentido de sociedad que se importa por el bien de cada uno, y el amor a la Patria de todos.

El madurismo invasor se disfraza de chavismo, ese fue su camuflaje; los chavistas tienen la obligación de llamar a la unidad de todos los chavistas auténticos para emprender la tarea de develar la verdadera condición del madurismo, restaurar la imagen patriota del chavismo, defender la soberanía de maduristas y de la derecha gringa. Esa unidad, esa tarea, no admite excusas, es un deber de Patria construir El Ejército Bolívariano que libere a la Patria del madurismo invasor…

¡Viva Chávez!

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