El 7 de diciembre

Miércoles, 26/08/2020 08:02 AM

"¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro."

Simón Bolívar, Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830

La Unidad, solicitada por nuestro Libertador, difiere de la solicitada actualmente en un componente fundamental, el cese de los partidos.

Cuando un funcionariado político, atrincherado en resultados electorales, se permite subyugar al pensamiento crítico, a la acción política de avanzada y a la praxis revolucionaria, lo que hace es traicionar el último pedido del Gran Héroe de América. Contrariamente, no se crea unidad, se inclina la balanza a apuntalar la división partidista.

El entender la unidad como un elemento de aglomeración entorno a una dirección política, sin tomar cuenta de los aportes sustanciales de quienes integran el medioambiente político afín, crea contradicciones internas, lo que es consecuencia a no resolver las contradicciones externas en conjunto, todo esto sucede dentro de la lógica dialéctica.

En su oportunidad, diversos partícipes de la política revolucionaria han realizado fundamentadas críticas a las acciones de gobierno, y la reacción de infantilismo político ha sido catalogarles y calificarles como traidores, contrarrevolucionarios o divisionistas, cuando la ciencia política indica que deben ser consideradas las tesis presentadas, refutarlas de ser necesario y sintetizar las posiciones que se presenten, sin revisionismo, sin reformismo, en pos de realizar un auténtico avance revolucionario.

La posición de quienes se han agrupado para presentar una alternativa progresista en estas nuevas elecciones al Parlamento Nacional, se corresponde a la aplicación de dicho INFANTILISMO POLÍTICO. Cuando se realiza la crítica a las acciones gubernamentales en materia económica y laboral, con argumentos del mejoramiento de la situación del deteriorado poder adquisitivo del pueblo venezolano, en ningún momento significa un divorcio con las tesis revolucionarias que conducen al socialismo. Interpretar dichas posiciones de manera diferente, inclinan los criterios a certificar que las políticas gubernamentales se basan en el reformismo, y darle posicionamiento a la "derecha endógena".

Se hace necesario deponer las parcialidades, conjugar los esfuerzos para derrotar nuevamente a las huestes imperiales y sus lacayos nacionales en la nueva contienda electoral, en la cual sean promovidas las personalidades idóneas, sin egoísmos, sin parcialidades, sin nepotismo, sin amiguismos, sin tráfico de influencias, vengan de la directriz progresista que vengan, ninguna tendencia posee la verdad absoluta y menos se puede endilgar la voluntad de la población electoral, quienes al final tendrán la razón.

Debemos establecer un compromiso revolucionario para la discusión y atención de las críticas, tesis y antítesis respecto a la gestión revolucionaria. Es obligante que todos participemos y no debemos dejar pasar o dejar el hacer a quienes no tienen la vocación revolucionaria y se han dado a la tarea de tergiversar el accionar socialista, logrando posiciones de poder, estableciendo élites corruptas y dilapidando los bienes comunes a favor de sus personalidades y entornos. Tarde es el 7 de diciembre, más en la oportunidad de las elecciones, propongo sea esta fecha el punto de partida para iniciar una verdadera rectificación incluyente, revolucionaria, que nos permita salir del marasmo en el cual está sumido la Patria.

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