Retazos de la historia

Guaicaipuro y Túpac-Amaru; dos indígenas, dos pueblos, un objetivo común: La soberanía de sus territorios

Lunes, 31/08/2020 08:37 AM

…"El indio no se rinde, nunca se rindió. Combatió al conquistador cuando la palabra de éste perdió toda importancia, cuando la sed de riquezas a breve plazo borró escrúpulos empujándolos a la falsía y al crimen"… (Salcedo Bastardo. Historia Fundamental de Venezuela. Pág. 77). Al decir, "no se rinde", es porque su espíritu es inmanente, que no se doblega ante las circunstancias. Vivieron su tiempo en épocas diferentes, en regiones contrarias; sin embargo, tuvieron un objetivo común que cumplir ante la historia; dejando un buen legado: Defender la soberanía, y la defensa de su suelo patrio. Mandato que hasta nuestros días se mantiene incólume en una sociedad donde permanecen vestigios de amenazas e influencias foráneas; que intentan sucumbir a los pueblos más vulnerables. Aborígenes que se mantuvieron bizarros hasta el éxtasis del heroísmo. Guaicaipuro y Túpac-Amaru, se incorporan al vivo tesoro del sentimiento nación.

Según José Oviedo y Baños, dicho sea de paso, uno de los primeros cronistas de la conquista de Venezuela; Guaicaipuro fue el más considerable dirigente de la resistencia indígena, llegó a ser el jefe supremo; convirtiéndose en el principal impedimento para la incursión violenta, llena de crímenes por parte de los españoles; sin menoscabo del proceso de mestizaje y transculturación que todos aquellos acontecimientos trajeron; y de los cuales somos herederos. Narra la epopeya de la conquista, que al lado de él, lucharon otros caciques como: Chacao, Naiguatá, Baruta, entre otros; sustantivos que al escucharlos, debemos sentirnos orgullosos de su contribución soberana para la defensa de nuestro territorio. Es triste leer, como existen estudiosos que no le dan significancia histórica a las luchas, al protagonismo heroico de estas almas. Esos estudiadores mantienen su tesis que las luchas de Venezuela, arrancan a partir de 1810.

En este orden de cogitaciones, después de la independencia, de todo ese proceso jurídico - cívico - militar; el sentimiento nacional sigue adherido a la persona de Guaicaipuro, como un legado que persiste imborrablemente. Soy del pensar, que Guaicaipuro representa la esencia rebelde de su propia tierra; y un poder simbólico que no puede discreparse entre el español y el negro, aunque ese trinomio forme un mestizaje. El europeo fue tan timorato que hasta perros amaestrados tuvo que traer, como que si el indio hubiese sido un objeto de cacería. Guaicaipuro y todos sus congéneres, aunque no poseían el concepto de soberanía, ni de historia local, exaltaron sus virtudes sobre el terruño que les pertenecía, defendiéndolo a toda costa del invasor que los asediaba; razones suficientes que me dictan que Guaicaipuro también formó parte de esa Venezuela heroica. Merecido traslado simbólico de sus restos al Panteón Nacional.

¿Qué podemos decir de Túpac-Amaru? Su nombre continúa sembrando herencia en Latinoamérica, siendo su punto de partida en Lima; y expandiéndolo por otras regiones vecinas. Según nos relata Ramón Azpúrua, en su obra Grandes Biografías, textualmente escribe, considerando la ortografía de la época -…"Cualquiera que en años anteriores al de 1780, hubiera atravesado los escabrosos caminos que conducen de Lima al Cuzco, habría encontrado en ellos á un pobre arriero que conducía de uno á otros pueblo, al paso lento y fatigoso de sus mulas, exíguas é insignificantes mercaderías, que formaban todo su capital y su negocio"…-. La austeridad en sus ahorros lo había conducido a la triste condición de conductor de mulas; aunque tenía ciertos conocimientos, ya que había pisado por poco tiempo los claustros de la Universidad de Lima, sin concluir sus estudios, por sus precariedades económicas. Atinos y desatinos de la vida.

Más adelante nos cuentan los cronistas, que ya en el Perú, habíase impuesto a los indígenas un trabajo forzoso en la explotación de las minas, donde se beneficiaban los grandes dueños, con míseras ganancias para los nativos, allende las enfermedades infectocontagiosas, desencadenando una gran mortandad entre los indígenas peruanos. Como ha de esperarse, Túpac- Amaru, consciente de aquella realidad, pública y notoria, procede a realizar algunas reclamaciones pacíficamente, para evitar la continuación de los trabajos despiadados hacia sus coterráneos indios, por parte de los españoles. No logrando su propósito, formó una revuelta que no se hizo esperar. La insubordinación lo llevó con gallardía al sacrificio, como mueren los hombres que no se doblegan ante sus principios. Virtudes que no están presente, solamente, cuando todo parece ir bien, pero cuando se presentan las dificultades, los principios se lanzan al despeñadero

Ya para cerrar, es significativo traer aquí, las últimas palabras de Guaicaipuro, según los cronistas: -"¡Ah, españoles cobardes!…Yo soy Guaicaipuro a quien buscáis y quien nunca tuvo miedo de vuestra nación soberbia. Aquí me tenéis, matadme, para que con mi muerte os veáis libre del temor que siempre os causé"-. La muerte de Guaicaipuro no amilanó el espíritu indómito de sus bizarros descendientes. Ejemplo de valor y constancia. Con fundamento en los investigadores; en Lima, Perú, Túpac-Amaru, durante las torturas previas a ser ejecutado, le lanzó esta respuesta al adusto verdugo que lo interrogaba; leamos: -"Nosotros somos los únicos conspiradores: Vuestra merced por haber agobiado el país con exacciones insoportables y yo por haber querido librar al pueblo de semejante tiranía". En palabras de Uslar Pietri: -"Ya desde antes de 1810, ha resonado sin apagarse nunca el grito de ‘Patria o muerte’ "-.

¡Muchas gracias! Nos leemos en la próxima estación.

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