Diario de una Cuarentena: Capítulo Ochenta

Mi testimonio sobre fallecimiento de familiar por Covid-19

Sábado, 05/09/2020 03:43 PM

No sé si seré capaz de llenar el cometido que me he impuesto, no sé si debo manifestarle a usted mi condolencia o si debo recibir yo mismo las manifestaciones de condolencia

Cuando me plantee el nacimiento de esta columna, era el relatar desde mi perspectiva humana mis vivencias sobre esta cuarentena en medio de una pandemia global de la Covid-19 en mi patria, Venezuela. Por supuesto, por mis labores de analista y por mi gusto por la política con P mayúscula, se ha impuesto en la mayoría de las ocasiones por encima de la humanidad.

Pero, nuevamente, en este diario de cuarentena, pretende aflorar la humanidad, ante el dolor y la partida de los seres que amamos.

Y comienzo con este réquiem, antes de entrar en la materia del día de hoy.

Partir y no regresar, es sin duda el recorrido de un nuevo camino para el que se va y un gran pesar para los que se quedan...

¿A dónde irá el artista cuando muere?


¿A dónde irá el que lucho como potro sin rienda por su gloria?

A donde, A donde...


¿Será el átomo de futuras mentes?

¿En los anales históricos será olvido?

¿Será fulgor en la vencida tarde?


Quizá orgullo de poeta sea

Darte el postrimer adiós,

En versos recordar tu nombre

Y al creador eterno ofrecer tu alma.

Así finaliza "Réquiem para un artista", un poema escrito por Kico Fonseca , que le fue entregado a los asistentes al sepelio del considerado "Número Uno" de la TV en Venezuela, y que hoy dedicó a mi querida tía, que por respeto a su memoria, y por lo que a continuación expresaré líneas más adelante, me reservo su nombre y el de sus hijos, los cuales están atravesando un momento particularmente duro, complejo y dificil.

Sin duda, la muerte es uno de los fenómenos naturales que une a todos los seres humanos y hace que nos encontremos en nuestras diferencias, no tiene prejuicios, de modo que es capaz de arrancar la vida igual a ricos y a mendigos. Cuando se pierde a un ser querido la sensación de vacío es una de las más terribles que se pueda experimentar. Los pueblos latinos somos sentimentales y melancólicos por naturaleza, seguramente, producto de la mezcla de la furia y del sentimentalismo negro, el tradicionalismo europeo y la magia y el respeto indígena. De manera que somos pueblos muy apegados a la tierra, al pan y al amor por nuestras familias, es por esta razón que la muerte es un paso doloroso para los que se quedan añorando al o a la que se ha ido.

En el día de ayer, a eso de las 11:30 am me llegó esa infausta noticia, sobre el fallecimiento de mi querida tía. Y bueno desde lo humano y desde mis sentimientos, con una lágrima en el corazón y en el espíritu ruego por el eterno descanso de su alma.

Y esto porque mi tía se cuidó mucho y respeto todos los protocolos de bioseguridad. Pero por circunstancias, mi primo (a quien también me reservó su nombre) por laborar en una zona de alto riesgo, pese a las medidas de bioseguridad extremas, cayó contagiado de esta terrible, y en ocasiones letal infección.

Mi primo afortunadamente por su juventud, se repuso de esa infección desde hace un mes. Pero mi tía era de una edad avanzada. Superaba largo los 70 años, y a pesar de que había superado el resto de síntomas de la Covid-19, quedó la insuficiencia respiratoria que finalmente nos la arrancó de nuestro mundo.

Pero lo más tremendo fue de lo que me enteré luego, y que es lo que también me quiero permitir compartir con todos y con todas ustedes.

Por esta situación familiar dura y difícil, me enteré que dentro del protocolo de bioseguridad se estila que un fallecido por Covid-19, debe ser cremado, ya que por ser éste parte de una infección respiratoria, el virus puede estar activo, y la manipulación del cadáver, incluso cuando éste es velado, podría convertirlo en un potencial foco de contagio para muchas personas, como ya se conoce.

Esto, indudablemente podría incidir en la cifra de fallecidos por Covid 19 en Venezuela, ya que es la decisión de algunos pacientes y de sus familiares (como fue el caso de mi tía, que su última voluntad fue el no ser cremada, sino que por su creencia católica conservadora, deseaba ser sepultada su cuerpo al lado de su compañero de vida, mi tío, que falleció hace 5 años ya), y sus hijos, en cumplimiento de su última voluntad, en el acta de defunción se colocó que mi tía había fallecido por una neumonía bilateral, bajo sospecha de Covid-19.

Y así fue como casi al mediodía del 5 de septiembre de 2020, acompañando en caravana hasta la entrada del camposanto donde deseo mi tía ser sembrada junto al que fue su compañero de toda la vida, le dimos hasta donde pudimos pasar el último adiós a mi tía, que fue como una madre también para mí. Cuantas imágenes se me vienen a mi cabeza desde mis primeros años de vida, o hasta el toddy (bebida achocolatada que me fascina) siempre me dejaba y de varias conversaciones que tuve con ella en su momento y cuando visitaba su casa allá en Los Chaguaramos.

Es imposible que las lágrimas no se asomen por mis ojos, y que el alma se arrugue un tantico de la tristeza. Pero sé que desde donde éste, querida tía, seguirás guiándonos y cuidándonos.

Estas líneas, más que mostrar el drama de los familiares de un fallecido por Covid 19 y las vicisitudes que surgen de lo legal y forense, y de la difícil decisión que hay que tomar, el modo de despedirse, si se sepulta y se crema, lo cual ha sido debate dentro de la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), pero por encima de estas consideraciones, está la razón humana, y profundamente amorosa, la cual de cuando en cuando aflora en esta entrega de esta columna.

Y si puedo ser cuestionado por esta decisión, mi persona, y sobre todo con mis primos, los hijos de mi tía que tuvieron que tomar esta difícil decisión. Pues en un Estado Democrático y Social, de Derecho, pero sobre todo de justicia, se impone el humanismo y el sentimiento de los deudos, los cuales hay que respetar.

Tal vez este relato es duro y crudo, pero es necesario darlo.

Y nunca olvidaré lo que aprendí de alguien que alguna vez me dijo: "El hombre o la mujer no mueren cuando nos abandonan físicamente sino cuando dejamos de recordarlos y amarlos".

Vuela alto tía. Hasta siempre.

Ya para culminar esta entrega, la cerraré solamente con los datos de la Covid 19 referidos a Venezuela, para no perder el paso de esta estadística.

Pero primero, recordemos que llevamos 174 días de cuarentena social y colectiva en Caracas, La Guaira, Táchira, Miranda, Cojedes, Zulia y Apure, y 173 en el resto del territorio nacional, para no perder la continuidad y dejando testimonio a la posteridad de cómo desde Venezuela sorteamos la pandemia del Covid-20, en un período histórico muy particular para la humanidad, y testimonio para las generaciones futuras. También nos encontramos culminando la semana 24 de esta contingencia desde el pasado 13 de marzo, cuando el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, decretó el estado constitucional por alarma desde el inicio de la contingencia en Venezuela producto de la pandemia global de la Covid-19, con la llegada de los dos primeros casos al país y dos días después, se decreta la cuarentena como la he planteado en las anteriores entregas y en ésta.

En el caso de la República Bolivariana de Venezuela, hasta el viernes 04 de septiembre de 2020 tenemos 50.973 casos registrados, 1.582 casos por cada millón de habitantes, 41.249 personas recuperadas (80,92%) y 412 personas fallecidas (0,81%). Lo que da la cifra de 9.312 casos activos y que vienen siendo tratadas por el Gobierno Bolivariano. Ocupando el puesto 53 de más países en el mundo con más casos de Covid-19 de los 193 que están inscritos en la ONU.

Acá le agrego la tabla de casos registrados de Covid 19 por estado con sus casos activos, más sus correspondientes tasas, actualizada hasta la fecha de ayer:

Procedencia

Casos Registrados

Personas Recuperadas

Porcentaje de Recuperados

Personas Fallecidas

Porcentaje de Fallecidos

Casos activos por estados

Amazonas

319

72

22,57

5

1,57

242

Anzoátegui

1.051

429

40,82

7

0,67

615

Apure

3.582

3.554

99,22

22

0,61

6

Aragua

1.487

818

55,01

8

0,54

661

Barinas

499

361

72,34

0

0

138

Bolívar

2.371

2.312

97,51

9

0,38

50

Carabobo

810

440

54,32

22

2,72

348

Cojedes

149

105

70,47

3

2,01

41

Delta Amacuro

427

88

20,61

0

0

339

Distrito Capital

13.496

10.175

75,39

66

0,49

3.255

Falcón

208

200

96,15

6

2,88

2

Guárico

231

48

20,78

7

3,03

176

La Guaira

3.187

2.535

79,54

4

0,13

648

Lara

798

543

68,05

11

1,38

244

Mérida

964

446

46,27

26

2,70

492

Miranda

8.085

7.994

98,87

46

0,57

45

Monagas

816

479

58,70

1

0,12

336

Nueva Esparta

1.521

459

30,18

8

0,53

1.054

Portuguesa

215

118

54,88

0

0

97

Sucre

1.739

1.662

95,57

29

1,67

48

Táchira

2.521

2.381

94,45

38

1,51

102

Trujillo

509

318

62,48

10

1,96

181

Yaracuy

477

301

63,10

2

0,42

174

Zulia

5.507

5.407

98,18

82

1,49

18

Los Roques

4

4

100

0

0

0

Totales

50.973

41.249

67,02

412

1,10

9.312

De los 9.312 casos activos en Venezuela, 4.075 vienen siendo tratados en hospitales centinela (43,76%), 5.017 en Centros Diagnósticos Integrales (CDI) con un 53,88% y 220 en clínicas privadas para un 2,36%.

De igual manera, de los 9.312 casos activos, 7.748 están sin síntomas (83,20%), 806 con insuficiencia respiratoria aguda leve (8,66%), 656 con insuficiencia respiratoria aguda moderada (7,04%) y 102 con insuficiencia respiratoria aguda grave (1,10%) ameritando su reclusión en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

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