Propuesta de emprendimientos

Manejo forestal comunitario en Venezuela

Lunes, 07/09/2020 09:37 AM

Insisto con plantear fórmulas que nos ayuden a salir adelante como país. Cada quien debe aportar en lo que puede. En mi caso debo y quiero perseverar en el asunto forestal como una de las mejores líneas de trabajo que puede abordar nuestra nación, dada su potencialidad en esta materia.

Insisto también en que sólo el socialismo, real, científico, ecológico, deontológico y "amplio" (tolerante, inteligente y sabio) puede salvar a la humanidad del apocalípsis ambiental que más temprano que tarde se nos viene encima, si no tomamos las medidas correctivas y preventivas necesarias y oportunas (lo "oportuno", es "ya, ahora mismo").

Hago hincapié. El "socialismo del siglo XXI", el "ecosocialismo", el "Desarrollo Sostenible", desde el punto de vista de producción de bienes y servicios, es, para el caso venezolano, una casa que por cimientos principales debe tener a la agricultura ecológica, la pesquería (acuicultura), el turismo, y la forestería. La minería, tanto de metálicos como de no metálicos (que incluye los hidrocarburos), ineludible, constituye un quinto soporte para tal construcción.

Forestalmente es mucho lo que se puede hacer; tenemos impresionante (envidiable) potencialidad. Dentro de este sector del quehacer nacional, cabemos todos: Grandes empresas (tanto nacionales como extranjeras), la mediana y la pequeña industria, las microempresas, las iniciativas grupales o comunitarias.

Una de las fórmulas de desarrollo del sector forestal nuestro es el denominado Manejo Forestal Comunitario (MFC), que la ONU y FAO vienen promocionando y apoyando decididamente desde hace décadas a nivel mundial (en próxima entrega mostraré ejemplos concretos de experiencias de MFC en distintos países).

La FAO tiene al MFC como una de las mejores estrategias para sacar de la pobreza a muchos millones de personas, a la vez que también la identifica como fórmula efectiva de preservación y mejoramiento forestal y ambiental. La política forestal desarrollada en distintos países, con el apoyo de la FAO y diversas instituciones públicas y privadas internacionales, ha permitido la aparición, principalmente desde la década de los 70 del siglo XX, de formulas exitosas de autogestión, cogestión, gobierno comunitario, producción sostenible, distribución justa de riquezas, mejoramiento real y significativo de la calidad de vida de los pobladores locales, y protección conservación y mejoramiento del patrimonio forestal.

Méjico, por citar tal vez el mejor país – ejemplo, debe la conservación de sus espacios forestales principalmente al empoderamiento que las comunidades indígenas y campesinas han logrado. Las antiguas fórmulas de concesiones forestales otorgadas a empresas madereras, desbarataron la funcionalidad ambiental de muchos bosques o simplemente los arrasaron, fueron causa de innumerables conflictos sociales y ninguna comunidad ancestral o campesina fue sacada de la pobreza. Hoy día, los bosques del territorio mejicano que aún se preservan, existen porque el 80% de estos (algo así como 51,5 millones de hectáreas) están bajo control comunitario (los denominados "ejidos" y "comunidades agrarias"). Entre 8 y 9 mil asentamientos o pueblos están consideradas como "comunidades forestales", pero estudios realizados en 2004 señalan que hasta 24.000 comunidades en la nación mejicana producen madera de manera legal. Unas 1.500 empresas forestales comunitarias (EFC), operan y producen madera y otros bienes forestales en sus tierras; algunas tienen dominio de toda la cadena de manejo, producción (aserraderos incluidos) y comercialización. Hablamos de millones de mejicanas y mejicanos que viven del asunto forestal comunitario.

Pero Méjico es solo un caso. Otros estudios señalan que, desde 1985 y hasta el 2002, en Latinoamérica han sido reconocidos o transferidos cerca de 200 millones de hectáreas de bosques en favor de comunidades locales y pueblos indígenas.

La posibilidad cierta de éxito de experiencias de MFC dependen de que concurran circunstancias favorables: espacios territoriales adecuados, población motivada y organizada, y apoyo institucional y gubernamental; estas coincidencias, se dan en Venezuela. De tal, expondré acá dos propuestas de fórmulas viables para instaurar experiencias concretas de MFC con carácter duradero (sostenible), de entre una multiplicidad de variantes venezolanas posibles.

MFC en Plantaciones de Maderas Del Orinoco, al sur de los estados Anzoátegui y Monagas:

Al sur de Anzoátegui y Monagas existen poco más de 380.000 hectáreas de plantaciones forestales (incluidas las afectadas por incendios), de distintas edades y grados de desarrollo, casi todas de pino caribe (cerca del 90%), que son administradas, manejadas y aprovechadas por Maderas Del Orinoco – MAVETUR. De aquí sale la madera aserrada de pino que se emplea en nuestro país y que posee alta potencialidad para su exportación y para producir todo el papel periódico y escolar que requerimos.

A pesar de las preocupaciones manifestadas por muchos, siendo ciertas las altas tasas de incendios forestales (solo una fracción menor concluye en una "pérdida total"), y siendo que las cifras históricas de explotación de estas plantaciones no representan ni de cerca el "tope de aprovechamiento sostenible posible" (incluso considerando las nulas o muy bajas tasas de reforestación de los últimos años), tiene todavía MDO una inmensa potencia productiva. El "tope técnico de aprovechamiento posible" de las plantaciones del sur de Anzoátegui y Monagas solo podrá alcanzarse con la entrada en funcionamiento del gran proyecto de pulpa y papel "PULPACA" y en el escenario de "todos los aserraderos del país procesando pino". Mientras, las plantaciones de MDO están siendo sub aprovechadas, sujetas a las llamas, y acumulando costos de mantenimiento y protección.

Yo he realizado reiteradamente análisis operacionales, económicos y financieros, para distintos escenarios, y he estudiado permanentemente el marco estratégico y perspectivas de MDO, por lo que puedo afirmar que SÍ, es perfectamente aplicable, y más que eso, altamente beneficioso para MDO, para la región, para las comunidades de la zona y para el país, el establecimiento de MFC en el corazón de ese nuestro proyecto forestal bandera.

Un agrupación de 25 trabajadores, con muy pocos recursos materiales – operacionales (todos existentes, pertenecientes / disponibles en la zona) puede "empoderarse" de la administración (tutelada por MDO), protección, manejo y aprovechamiento de lotes de 1.500 hectáreas de plantaciones de pino caribe, para su beneficio colectivo y para beneficio social ambiental y económico nacional.

Este colectivo puede encargarse de producir plántulas y establecer superficies suficientes de nuevas plantaciones para asegurar la perpetuación de las 1.500 hectáreas. Puede asumir y actuar permanentemente en la protección y el combate de incendios forestales. Puede encargarse de ejecutar el manejo de las plantaciones y su aprovechamiento. Puede colocar la producción de rolas a disposición de industrias procesadoras y puede por esto, obtener beneficios económicos suficientes para financiar sus operaciones, la vida organizacional del colectivo, las necesidades de crecimiento (reinversión), ayudar a las comunidades y, por supuesto, llevar importante dinero a casa. Una estrategia de las estudiadas para este caso señala que uno de los resultados de implementar tal acción, permitiría, luego de cubrir los gastos operacionales y organizacionales, que cada una de 12,5 familias obtuviesen ingresos económicos fijos mensuales de 400 USD al menos.

Puede ese colectivo encadenar aún más su proceso productivo, llegando hasta la obtención de productos terminados, con lo que incrementaría sus beneficios.

Si se implementa esta iniciativa para diez (10) colectivos de trabajadores (15.000 ha) el proyecto estaría produciendo lo siguiente:

  • Trabajo directo para 250 personas y para posiblemente otras 500 indirectamente.

  • Beneficio directo para 125 familias más varias centenas indirectamente.

  • Colocación a la industria local regional y nacional (aserraderos, carpinterías, artesanos, muebleros) de más de 60.000 m3 de rolas anualmente (volumen no previsto en los planes de producción de MDO – MAVETUR).

  • Establecimiento de 1.000 nuevas hectáreas de plantaciones cada año.

  • Protección y cuido de 15.000 hectáreas y, en definitiva, el aseguramiento de perpetuidad de las 15.000 hectáreas "asignadas".

  • La dinamización de economías locales y regionales, sintiéndose el efecto positivo incluso en ciudades como Puerto Ordaz, Cd. Bolívar, Maturín, Temblador, El Tigre, Barcelona, Valencia, Caracas y Maracaibo.

  • Generación de importantes ingresos adicionales "no previstos" para MDO.

15 mil hectáreas de plantación no es una cifra "vital" para MDO, si de "riesgos" por implementar esta experiencia se trata. Más que eso son afectadas anualmente por incendios. 30.000 hectáreas tampoco lo son (ni 45 ni 60 mil hectáreas).

EFC para el aprovechamiento de las "ramazones" producidas por actividades de manejo forestal maderero en la Reserva Forestal de Imataca:

Por "ramazones" se entiende la parte maderable de los árboles constituidas por las ramas de las copas de los árboles (además de otras partes que se descartan cuando se producen "rolas de buena calidad comercial", tales como secciones muy curvas, "patas" y otros). Se estima que, en árboles tropicales maduros y frondosos, pueda existir igual hasta mayor cantidad de biomasa (madera) en las ramas que en el fuste principal del árbol.

Estas ramazones no son incorporadas a los aprovechamientos madereros que aún hoy se practican en Imataca, y en general en toda explotación maderera, con excepción del samán (y un grupo de otras especies de interés para las fincas agropecuarias: estantillos, madrinos y otros). Esto ha sido históricamente así en base al falso precepto de que el aprovechamiento de ramazón no es económicamente rentable; esto lo decían y dicen quienes tradicionalmente se han dedicado a producir exclusivamente rolas para llevar a los aserraderos ("sacar el lomito").

Gracias a la gestión de ENFORESTAL en el último año (sin analizar acá el aspecto ambiental) se ha reactivado el aprovechamiento de rolas en Imataca, existiendo varios frentes de trabajo abiertos, los cuales pueden producir al año unos 15 a 25 mil m3 al año cada uno. La producción anual de Imataca, en el inmediato y corto plazo, puede significar entonces, al menos unos 100 mil m3 de rolas. Y esto, puede a su vez, significar al menos 50 mil m3 de ramazones útiles para ser procesadas y convertidas en artículos de provecho por aserraderos, carpinteros, ebanistas, muebleros, fabricantes de instrumentos musicales, constructores navales, productores de leña y carbón, artesanos en general.

Teniendo todo un tejido institucional y operacional desplegado en las zonas de aprovechamiento y dedicados al aprovechamiento de rolas en Imataca – centro (ENFORESTAL, GNB, Universidades, FAO, empresas madereras, empresas prestadoras de servicios forestales), con más de un stock de maquinaria forestal (y tiempo disponible "relativo") no caben argumentos de por qué no aprovechar intensamente las ramazones.

"Empresas Forestales Comunitarias" (EFC), colectivos de trabajadores, con equipamiento mínimo y con el apoyo mayor (pago) de maquinaria pesada y camiones, pueden ejecutar y beneficiarse de tal aprovechamiento.

A diferencia del pino caribe ("madera barata") las maderas tropicales todas, pero en especialmente un grupo de 20-25 especies, tienen muy alto valor utilitario y monetario, y son múltiples sus usos: desde construir viviendas y elaborar los más finos y duraderos muebles, pasando por pisos, techos y estructuras "de lujo", pasando por las valiosísimas piezas para construcción naval (en especial de "peñeros" y otras embarcaciones de mayor envergadura), pasando por la elaboración de artesanías utilitarias y decorativas e instrumentos musicales, hasta las más "humildes" pero última y tremendamente requeridas "leña y carbón", son elaboraciones que se obtienen maravillosamente de ramazones.

El aprovechamiento de las ramazones, valiéndose de la circunstancia de operaciones madereras de envergadura en curso, produciría grandes beneficios, equivalentes hasta superiores a los del MFC en pino caribe:

  • Trabajo permanente, directo e indirecto para cientos de personas.

  • Mejoramiento de los ingresos y calidad de vida de cientos de familias.

  • Aumento de la producción de bienes de interés social y nacional.

  • Ingresos adicionales ("no previstos") para ENFORESTAL y para el MINEC.

  • Dinamización de economías locales (Tumeremo, Guasipati, El Palmar, Upata), regional, y nacional.

  • Miles de personas entendiendo que, "es negocio" preservar nuestros bosques naturales.

Pero de los bosques de Imataca, en el marco del desarrollo de las grandes explotaciones madereras, pueden extraerse mucho más que solamente ramazones: Fibras, frutos comestibles, ejemplares botánicos de interés ornamental y medicinal, látex.

Existen muchas otras oportunidades de establecer MFC en nuestro país, maderables y no maderables, para obtención de productos y para prestación de servicios, como por ejemplo: palmitos, moriche, sarrapia, turismo ecológico selvático, manejo y aprovechamiento de la fauna silvestre, aguas de manantial. Hasta de las supuestamente "sin ninguna utilidad productiva" sabanas de chaparro, pueden obtenerse de manera "rentable" y sostenible, diversidad de productos naturales.

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