En Venezuela, La Alternativa Popular Revolucionaria, no es una simple plancha electoral de fuerzas políticas; es el producto del debate programático de fuerzas revolucionarias de izquierda, marxista, socialistas, bolivarianos, comunistas, sindicales, campesinas, comunales y gremiales, que coinciden en giro anti obrero del Gobierno de nacional; que privilegia a la burguesía mientras se aniquilan salarios y conquistas laborales. La APR es un esfuerzo unitario de quienes creemos que se puede enfrentar al imperialismo sin claudicar ante la burguesía, pues si el imperialismo es el capitalismo de esta época, mal puede enfrentársele cediendo todo ante el capital.
Desde Miraflores, se lanzan ataques contra la Alternativa Popular Revolucionaria, con dos únicos argumentos: Unidad y Lealtad.
Bajo el primero se pretende hacer creer que todos somos lo mismo y que la izquierda es una sola cosa; pero no somos lo mismo que la "izquierda burguesa", ni la izquierda postmoderna, ni "la burguesía revolucionaria". Toda posibilidad de unidad entre fuerzas de políticas pasa por un programa mínimo de obligatorio cumplimiento. Este programa se suscribió, entre el PCV el PSUV como el "ACUERDO UNITARIO MARCO PSUV-PCV" del 26 de febrero de 2018, durante la XIV Conferencia Nacional del PCV, con la firma del presidente Maduro y que ha sido completamente incumplido.
Se nos acusa de romper la unidad pero lo que ha pasado es totalmente lo contrario.
Quien rompió la unidad Política, orgánica y programática de las fueras revolucionarias y progresistas en Venezuela fueron quienes no cumplieron los acuerdos suscritos.
Quien rompió la unidad fueron quienes por dos décadas han mostrado un desdén para crear una dirección colectiva con las fuerzas que han respaldado al "proceso".
Quien rompió la unidad, es quien ha aplicado políticas economías anti obreras, con la pulverización de los salarios, destrucción de los contratos colectivos y el aplanamiento de todas las escalas salariales de la clase obrera venezolana.
Quien rompió la unidad es quien lleva años otorgando de excepciones fiscales a la burguesía, debilitando de manera fenomenal la fortalece financiera del estado venezolano; actuando como un Robin Hood Bizarro, robando a los pobres, para darles a los ricos
Bajo el segundo se nos empuja a una lealtad a ciegas, ¡Hay que ser leal porque si¡ como si la lealtad es en torno a figuras y no a proyectos y programas.
La lealtad automática desapareció con el feudalismo, ya no hay una obligación con el señor feudal y mucho menos se hereda del señor feudal a su Delfín. Se nos obliga a una la Lealtad, como si se tratase de un vínculo señorial de carácter eterno, hereditario a sucesivas generaciones, como si perteneciéramos a algún Clan de las Tierras Altas de Escocia.
El absolutismo y al antiguo régimen cayeron durante la Revolución Francesa, y en Venezuela con la Primera Republica de 1811.
Una cosa es ser leal a las demandas de la clase obrera y el pueblo y otra ser el furgón de cola de una nueva burguesía con ropaje "revolucionario".
Nuestra lealtad nace de nuestra pertenencia a la clase obrera y los sectores populares, nace de la disciplina consciente a una ideología revolucionaria y a un programa nacido de esa ideología de clase.
La lealtad no es un término absoluto, tiene forma y contenido, tiene una razón práctica histórica y sobre todo cuando en estos tiempos quienes se dicen teóricamente "ser leales al pueblo", están siendo en la práctica ¡muy leales a la burguesía!