La actualidad

Domingo, 13/09/2020 08:38 AM

Lo siento. Pero apenas puedo desviar mi atención del drama que estamos viviendo. Ya me gustaría a mí hacer otros análisis, pero tampoco podría recitar versos en medio de un estercolero ni describir la tragedia mientras veo que mi barco naufraga...

Detecto dos posibles puntos de apoyo como pretexto para un plan que al mismo tiempo es el reconocimiento de que el sis­tema no da más de sí.

El primero es la falacia de la superpoblación mundial. Pues son la concentración de individuos en las urbes y la incompetencia del poder, que no estimula la vida rural y da lugar al abandono dramático del campo a duras penas compensado con la inmigra­ción, lo que se une a otros muchos factores de desvertabración de la sociedad. Porque ni mucho menos la inmigración basta para compensar ese vacío fruto de la irracionalidad con que fun­ciona el sistema...

El otro punto de apoyo es causa y efecto: el colapso del sis­tema; un sistema económico que ha alcanzado los límites de crecimiento y de expansión, neutralizado por las propias fuerzas económicas anuladas entre sí. Ha fracasado.

Sabemos que el individuo y la sociedad humana son un cúmulo de incoherencias, de contradicciones y de insensateces que salen a flote en cuanto se escarba un poco en su dinámica, en la conducta individual y en la colectiva, visto el asunto desde la razón pura. Pero esos tres rasgos presentes en el individuo y en la colectividad de estas generaciones, ya imposibles de ocul­tar, han culminado en la aberración de unos cuantos personajes que cubren de ignominia a toda la sociedad humana. La actual situación de la sociedad, dislocada obedece en superficie a mo­tivos sanitarios producto del azar, de la mala suerte y del des­tino. Sin embargo, la edad, que no posee los secretos de verdad alguna pero se aproxima mucho a ellos, me lleva a sospechar que responde en realidad a fines concretos genocidas practica­dos por dosis (o por lotes, de la jerga informática). En el mejor de los casos, en la más benévola de las interpretaciones, con la intención de aliviar a la Naturaleza que se agota y corregir o modificar de algún modo a la propia naturaleza humana. El Elo­gio de la estulticia, obra cumbre de Erasmo de Rotterdam, es el paradigma de lo que quiero decir aquí...

Al comprender que era inútil a medio plazo todo intento de proseguir la senda del capitalismo salvaje en las condiciones que persistían, es decir, el neoliberalismo económico virtualmente instalado en todo el mundo (pues capitalismo, aun de bajo nivel todavía, parece también un hecho en la China comunista), se está desvelando que aquellas advertencias insinuantes, hace unos ocho años, de la secretaria del FMI entonces, ahora direc­tora del BCE, Christine Lagarde, y del ministro de finanzas ja­ponés, Aro Tasó, eran en realidad una amenaza. Ahora ya veo distintas publicaciones que afirman ser un bulo. Yo no recuerdo exactamente las frases, de uno y otro. Pero lo que sé es que me impactó en el sentido del bulo que niegan tantos. Dijesen lo que dijesen lite­ralmente, la uno y el otro, dieron la vuelta al mundo sus palabras y atronaron en mi conciencia, como en la de miles de millones de personas. Y un impacto equivale a la grabación en la mente de una frase muy significativa y sugerente proferida por personajes públicos y relevantes. Lo mismo que ocurre ahora con las difundidas por el director, el presidente o el porta­voz de la OMS. No creo que a nadie que las lea o las escuche se puedan olvidar el sentido que encierran. Desde luego aquel grito de ambos transmitía a la ancianidad la idea de que ella es el principal estorbo para el desarrollo de la economía. Aquellas palabras, empujaron a muchos ancianos a quitarse la vida, sobre todo en Japón donde el suicidio por honor está tan extendido. Pero es que aquellas palabras también fueron la semilla que luego fructificó en el ánimo de genocidas (si no fueron ellos los inductores) que vienen preparando la "solución" demográfica desde hace mucho tiempo. Lo prueban muchas cosas. La última, el ensayo del coronavirus el 28 de noviembre de 2019, en el Foro de Davos en Nueva York. Ensayo que, de ser "real" cau­saría 63 millones de muertes. Esto que digo no creo en absoluto que sea una invención, una fake news (como tildan las palabras inolvidables por su sentido dichas por la Lagarde en televisión y en la prensa), del periodista español David Felipe Arranz, a quien se lo he oído decir en un corto de televisión que puedo poner a disposición de cualquiera...

Que Erasmo de Rotterdam está presente de modo permanente en mi discurrir reforzándolo hasta hacer de él en este asunto una certeza, es porque la incongruencia sistemática de la sociedad humana es un hecho. Sobre todo la predominante de raíces cris­tianas, hebreas y sintoístas que está decidiendo nuestro destino. Una sociedad cuyo sistema provoca directamente cada día el suicidio de millones de personas que, obscena e hipócritamente, sustrae a la noticia para evitar su contagio. Esto por un lado. Pero, por otro lado, cierra el paso a la eutanasia activa pese a disponer de los recursos más aLa actualidad

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