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Me alegré con la noticia de que un grupo de indígenas colombianos habían derribado este miércoles pasado, una estatua de Sebastián de Belalcázar en rechazo a los actos de violencia que históricamente han enfrentado. De acuerdo con un portavoz, el monumento al conquistador español del siglo XVI representa a uno los líderes que formó la esclavitud, pero en realidad su rostro, el del Belalcázar derribado, fue encontrado idéntico al de Francisco de Paula Santander, al de Álvaro Uribe Vélez, al de Iván Duque y al de Juan Manuel Santos, dijeron los indígenas. Las masacres que cometieron aquellos conquistadores son las mismas que hoy ejecutan sus hijos de la oligarquía neogranadina en nombre de la misma civilización occidental. Exactamente las mismas.
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A mis veinte años de edad, comencé a derribar estatuas con un poderoso martillo como el de Thor o el de Nietzsche. Iba leyendo libros fabulosos y las iba derribando en mi interior. LOS VERDADEROS MONUMENTOS A LA JUSTICIA, LA LIBERTAD Y EL AMOR, DEBERÍAN ESTAR EN EL CORAZÓN, pero esas de cemento a personajes de la política por lo general montadas para seguir sometiéndonos y estupidizándonos, hay que demolerlas todas. Nunca amé a Bolívar porque estuviera en una estatua o una estampilla, en un billete o una moneda, ni jamás le llevé flores ni coronas a ninguno de sus monumentos. Con Bolívar hablo diariamente revisando sus cartas, sus memorias, sus sufrimientos, batallas y pensamientos. Y por eso un día de 1977, luego de derribar todas sus estatuas llenas de mentiras y abandono, hieráticas, en cientos de plazas de mi país, me puse a escribir "NOS DUELE BOLÍVAR" (varias ediciones).
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Derribando estatuas iba liberando mis ideas y pensamientos, y entonces escribí "MALDITO DESCUBRIMIENTO" en el que derribé todas las estatuas que me habían metido en la escuela, el liceo y la universidad sobre los conquistadores y colonizadores de América, desde Colón hasta Francisco de Paula Santander, porque he de decir que todos esos monumentos que hay en América Latina sobre los conquistadores representan a una sola, el poder del PENSAMIENTO DOMINANTE DE OCCIDENTE. Las estatuas a Colón son estatuas también de Francisco de Paula Santander o el mismísimo vendido y cobarde Páez: son las mismas de Álvaro Uribe Vélez, de Iván Duque o Juan Manuel Santos. Son las mismas en serie estatuas de Teodoro Roosevelt, Bush, Obama o Trump. Idénticas unas a otras, y por eso en Estados Unidos, cuando derribaron las estatuas del esclavista Tomás Jefferson, con ello estaban echando abajo todas las criminales figuras de Ku Klux Klan.
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Luego comencé a derribar las estatuas de las academias y de las universidades con mi libro "CAPOS DE TOGA Y BIRRETE". Ahí puse a toda esa piara de bandidos semi-intelectuales que nos robaron nuestra juventud metiéndonos tantas mentiras y haciendo que adorásemos a los becerros de oro de la cultura greco-romana, la misma de la degenerada Europa que ha anegado de sangre y esclavitud a medio planeta. Pude pulverizar a toda esa camada de farsantes como Arturo Uslar Pietri, Mario Briceño Iragorry, Mariano Picón Salas, Miguel Otero Silva, …
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Con mis libros "TOQUE DE QUEJA", "SANDEMONIO" Y "BOLÍVAR Y SANTANDER –DOS POSICIONES CONTRAPUESTAS", hice una revisión total de nuestra historia desde la independencia hasta la muerte de Santander. Luego me metí en el asesinato del Mariscal Antonio José de Sucre para al final encontrar la razón de esa guerra civil que aún destroza a Colombia, y fue así como escribí la biografía del asesino de Sucre, el general José María Obando, y escribí "EL JACKSON GRANADINO". Con estos dos libros arrasé con todas las estatuas que le han levantado a los "héroes" canallas de la Nueva Granada, un país que realmente no tuvo un solo prócer que valiera la pena. Colombia le debe todo lo que tiene de historia y de república a Venezuela.
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Luego me di a la tarea de echar abajo esa atalaya abominable que ocasiona tantos genocidios en el mundo, la concepción de la "verdad" cocinada a través de los medios de comunicación. Entonces escribí "LAS PUTAS DE LOS MEDIOS" (varias ediciones) y "MÁS PUTAS QUE NUNCA". Fundé el diario "Despertar" y los semanarios "Atrinka", "Surcos", "El Paso de Los Andes" y la página web ENSARTAOS.
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Después emprendí la tarea de NO DEJAR TÍTERE CON CABEZA, desenmascarando a todos esos políticos de partido que aquí se hacía llamar de izquierda (e incluso comunistas), y me entregué a preparar dinamita poderosa durante décadas para echar a abajo a todas esas bases de monumentos en los que tenían montado a personajillos como Rómulo Betancourt, Eleazar López Contreras, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez o Douglas Bravo, y escribí entonces el libro "EL PROCÓNSUL RÓMULO BETANCOURT –MEMORIAS DE LA DEGENERACIÓN DE UN PAÍS", además de editar y prologar la obra de Argenis Rodríguez "LOS LACAYOS TEODORO PETKOFF Y POMPEYO MÁRQUEZ".
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Después, sin piedad ninguna pulvericé todos esos templos con sus MONIGOTES de pretendidos santos de cardenales, obispos y curas pervertidos, a la Conferencia Episcopal Venezolana, con mi libro "OBISPOS Y DEMONIOS" (varias ediciones).
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Descuarticé a los negociantes de la cultura, los que han utilizado a los sagrados artesanos, artistas, poetas y escritores para esquilmarlo y vejarlos, y lo hice con mi libro: "LA CULTURA COMO SEPULTURA – VIDA DE JUAN FÉLIX SÁNCHEZ Y EPIFANIA GIL".
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HE ESCRITO varias novelas con la misma pasión de mis denuncias: "MUERTE AD HONORES", "DULCE MARÍA", "LAS JINETERAS" y "EL GRAN NIGROMÁNTICO". He escrito libros de viaje como "ENTRE EL LEVANTE Y EL PONIENTE",… Habría querido ser poeta, pero nunca pude escribir un poema y esa ha sido mi gran frustración. Ha sido duro y terrible, me falta mucho por escribir y seguir derribando. Para poder vivir hay que destruir un mundo, un mundo lleno de estatuas y mausoleos, lo dijo Herman Hesse y lo ratifico. En eso me lo paso y por eso leo y por eso escribo… MÁS NADA…
Sobre la masacre de los Lilíes se observa en esta carta encontrada en una imprenta de Sevilla (España) que, después de quitarles las cosechas guardadas, quemaron sus casas, les quitaron las tierras, durante muchos días combatieron con ellos y apresaron a los sobrevivientes. Lo mismo sucedió con la comunidad indígena de los Tolilicuy; Belalcázar les solicitó oro, y les expedían una certificación o Cédula(redactada por un amanuense porque Belalcázar no sabía escribir), luego el indio que no mostrara la Cédula, era presa de los perros mastines que los destrozaban. Así, algunos de los sobrevivientes huyeron a las montañas y quedó desolado el sitio. Otra táctica de Belalcázar era poner a pelear o hacer enfrentar a los indios de las montañas con los de la planicie (los de la montaña eran belicosos y algunos antropófagos), como los Olomas y los Manipos, generando guerras Inter-tribales.