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Aquello que dijo Guillermo Zuloaga enfrentando al chavismo fue "genial": - "Puede ser que nosotros especulemos pero damos trabajo". Bastante trabajo que dan, como veremos. Cómo es posible que existan todavía ingenuos opositores que crean que un Guaidó, un Antonio Ledezma o Julio Borges, un Del Veccio o un Leopoldo López, una María Corina Machado los van a sacar de abajo. ¿Dónde Cristo se habrá visto? Les voy a recordar un retazo de nuestra historia con otros especímenes que aquí buscaban el progreso y nos pusieron el país como la representación del infierno más horrible e inimaginable. Estos politipillos en nada se diferencian de un Gustavo Cisneros, de un Felipe González, un Carlos Andrés Pérez, Caldera o Lusinchi. Vamos al grano…
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En 1996, el diario "El Mundo" de España publicó sobre Gustavo Cisneros un trabajo titulado "Rey Midas" de Venezuela". En él decía: "Gustavo Cisneros nació en una cuna de oro hace 58 años, en el seno de una de las familias más ricas de Venezuela. Cuando en 1980 ocupó el puesto de su padre al frente de la organización Cisneros –un holding que agrupa a más de 50 compañías, da empleo a 35.000 personas en todo el mundo y factura anualmente 3.000 millones de dólares–, comenzó para él una carrera meteórica.
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Gustavo Cisneros creció a la sombra de nombres cruelmente ilustres como Henry Kissinger y Rockefeller, relacionados con multinacionales de la entidad de Pepsi-Cola, el Chase Manhattan Bank o las líneas aéreas de Pan Am. El conglomerado principal de su imperio fue Venevisión, una de las tres grandes cadenas de televisión latinoamericana. Su entrada en España se produjo en 1984 cuando se aprovechó de los rescoldos de Rumasa, compró Galerías Preciados. Se calcula que cuando las vendió tres años después, Cisneros ganó con la operación más de 30.000 millones de pesetas. Esta extraña operación puso su nombre – y el de su amigo Felipe González – en la picota y ha desaparecido de nuestro mapa económico hasta hoy mismo".
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No olvidemos la enorme ayuda que los Cisneros y CAP le habían prestado a Felipe González, a principios de los 70, de modo que aquella operación con Galerías Preciados era un favor que se estaba pagando. En 1976, como veremos, cuando Carlos Andrés Pérez fue elegido presidente de la República, el petróleo venezolano llegó a cotizarse en los mercados internacionales a 32 dólares el barril. En medio de una indigestión de dólares, derrochándose a diestra y siniestra, Cisneros no se va por las ramas, le saca provecho al caos y su Organización dispara notablemente sus ganancias.
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El gobierno venezolano de entonces no podía seguir manteniendo a una clase ociosa que vivía en Miami exclusivamente de la renta petrolera. Sabía Cisneros que se avecinaba la bancarrota del país, y aguardó a que esta se diera para multiplicar sus ganancias. La bancarrota, el llamado Viernes Negro de 1983, se dio precisamente cuando don Gustavo pasaba a dirigir la Organización Cisneros, una empresa sana, pletórica de fuerza financiera y con proyección internacional.
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Algunos políticos creyeron que al aportar capital a ciertas poderosas empresas Venezuela podía mantener una fachada de país atractivo para las inversiones, y por lo tanto el "bolívar" podría ser reflotado. Ocurrió lo contrario, se produjo una contracción y seguidamente una sangría (fuga) tremenda de dólares, que sin control se dispararon hacia el Norte. Los miembros del partido Acción Democrática por su atroz corrupción y dependientes siempre de este poderoso grupo Cisneros, vivían chapoteando entre sus redes y llevaron nuevamente a la presidencia a CAP.
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Algo estaba muy claro, y era que así como Vicente Fox, por fuerza del imperio norteamericano se había hecho con la Presidencia de México, Gustavo Cisneros contaba con muchas más fuerzas que Fox, para coronarse Presidente de Venezuela, y así aplicar con la mayor libertad posible leyes económicas con un amplio programa neoliberal del gusto de Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Plinio Apuleyo Mendoza.
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América Latina tuvo su período de dictaduras, todas impuestas desde el Norte, y a partir de los años setenta se inventó una nueva fórmula, quizá inspirada en la Doctrina Betancourt, la llamada "democracia representativa" que le resultaba a los gringos más práctica y barata para sus intervenciones.
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Esa "democracia representativa" estaría dirigida por Presidentes neoliberales (exactamente iguales a los viejos dictadores), sujetos a las normas y acuerdos comerciales impuestos en el hemisferios desde Washington. Es así como surge ese atajo de besaculos pro-yanquis, como todos los jefes de Estado de Venezuela durante 40 años de servilismo al imperio del Norte. Los Salinas de Gortari, Ricardo Lagos (cabrón de Pinochet) en Chile, José Napoleón Duarte y sus herederos en El Salvador; la Violeta Chamorro en Nicaragua, el Andara en Panamá, el asesino Ríos Mont en Guatemala, la cadena de pitiyanquis costarricenses, el "chino" Fujimori y el cholo-chulo de Toledo en Perú; Menen en Argentina, el Gringuito Losada de Bolivia, el traidor Lucio (o Lambucio) Gutiérrez (este personaje, que incursiona en la escena política de Ecuador como defensor de los derechos de los indígenas, al perfilarse como presidente de la República fue inmediatamente comprado por la CIA. Ha llegado a ser tan miserable que se acordó muy bien con la oligarquía ecuatoriana, se entregó a las políticas del FMI y fue la primera puta que se apareció en Madrid para la celebración de la boda del príncipe con doña Leticia. Por eso, algunos periodistas hispanos lo llamaron "el madrugador").
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Es hora de que los venezolanos opositores aprendan, abran los ojos, piensen por sí mismos y que nunca dejen de amar a su país. Sencillamente.
Queridos opositores, entiéndalo, la derecha no sabe sino robar. Miren esto, impresionante!
Por: José Sant Roz
Miércoles, 23/09/2020 09:15 AM