El asedio fue una práctica de guerra inhumana (valga la redundancia) que ha cobrado millones de vidas a lo largo de la historia.
Romá es quizás la víctima, sin ser la única, más conocida de los asedios. Fue asediada por los ostrogodos de Vitiges, por los ostrogodos de Totila, por las tropas del príncipe Astolfo y por las tropas de Napoleón II. Sin embargo, allí está sin detener su paso por la vida y la historia.
En el pasado ciudades enteras eran rodeadas por un enemigo impidiendo principalmente el acceso de personas, agua y comida e imposibilitando cualquier tipo de relación comercial con el exterior.
La idea del asedio es lograr la rendición, el debilitamiento extremo o la destrucción de los ciudadanos y se llevaba a cabo mediante el uso de la fuerza militar.
Siempre, en quienes asediaron a una ciudad, estuvo presente el desprecio por la vida de niños, mujeres y ancianos. Es más, ellos siempre fueron el objetivo principal. A través de su sufrimiento, se busca doblegar la resistencia de los combatientes.
No son pocos los que piensan que el asedio, como una violación de los derechos humanos, es una práctica bárbara del pasado. Allí están Palestina, Cuba y ahora Venezuela como demostración de que a partir de la segunda mitad del siglo XX, EEUU retomó y perfeccionó el asedio como estrategia para combatir a quienes consideran una amenaza a sus intereses o un ejemplo de libertad, independencia y soberanía que pudiera "contagiar" a los que consideran sus súbditos.
Venezuela es hoy víctima del modelo de "asedio moderno" desarrollado por los gringos.
Mediante lo que eufemísticamente denominan sanciones, se esconde un monstruoso asedio.
Usan su poder para obligar a particulares, empresas y gobiernos a dejar de lado cualquier tipo de relación comercial con Venezuela, en el entendido de que no existe ningún país que pueda abastecerse por sí mismo de todo lo que requiere.
Todos sabemos que el tamaño de la economía venezolana es muy pequeño para compararla con la norteamericana. De ello se valen para coaccionar a los posibles vendedores o compradores que podría tener nuestro país. Los obligan a alejarse, amenazándoles con congelar sus cuentas y cerrarles su mercado.
Así, laVenezuela asediada está, entonces, imposibilitada de obtener alimentos, medicinas y repuestos para miles de máquinas y equipos que para colmo de males son de tecnología y fabricación norteamericana.
El país está obligado a recurrir a compras y ventas de manera clandestina; opción que es casi cortada de cuajo por el asediador mediante el robo de los activos y el dinero que el país posee en el exterior.
Sin poder comprar ni vender, con la disminución de ingresos y con el pillaje del que es víctima la patria, no son muchas las opciones de supervivencia. Pero como dije al principio, la práctica del asedio no pudo acabar con Roma y los romanos. Tampoco acabará con Venezuela.
Ahora, lo peor de todo, es que este asedio se ha podido materializar gracias a las acciones de pequeño grupo de apátridas, que a cambio de una "green card" y las migajas que dejen caer los gringos en su saqueo, fueron creando las condiciones y preparando a la opinión pública para que el asedio a 29 millones de venezolanos se viera como una lucha por la paz, la democracia y los derechos humanos.
En otras palabras, para lograr la paz te hago la guerra, para respetar los derechos humanos te mato de hambre y para imponer la democracia harás lo que a mi me de la gana.
Pero, ¿cómo llegamos a este punto?
El asedio que hoy sufrimos comenzó a planificarse cuando Chávez desempeñó en transformar el país en un paraíso, llenándo ciudades y barrios de medicos, consultorios, CDI y CAT. Creando universidades a granel, escuelas bolivarianas y casas de alimentación. Entregando viviendas dignas a los pobres, pagando el salario más alto de Latinoamérica (600 doláres) y decretando la muerte del analfabetismo. Entre otras acciones.
Allí, Venezuela se convirtió en un mal ejemplo y en una amenaza para los gringos. Allí comenzó a planificarse el asedio que hoy sufrimos. Allí, sin ningún motivo montaron una huelga nacional, un sabotaje petrolero, un golpe de Estado, guarimbas, incursiones de paramilitares y sabotaje eléctrico.
Allí comenzaron a calificar el gobierno de dictadura y siguieron con lo de narcogobierno para llegar a la de una tiranía violadora de los derechos humanos. De esa forma, éste y cualquier asedio quedaba justificado.
Ah, pero los maestros del mal (léase gringos) necesitaban la participación de algunos "venezolanos" que los ayudaran a salir del "mal ejemplo".
Es allí donde entran en juego el grupito que debía preparar acciones de violencia y comenzar a usar los calificativos que rebotan en todos los medios del asediador.
Cuéntelos, cuente a López, Capriles, Machado, Ledezma, Borges y siga. Le sobrarán dedos de las manos.
Cuéntelos, pero no olvide sus nombres. A lo mejor es a usted a quien le toca cobrar ese mal.
En resumen, estamos asediados y no la tenemos fácil, pero estoy seguro que venceremos. A este pueblo no lo doblegarán... su estirpe es de guerrero.
Eso sí, no hay que olvidar nunca quienes son los verdaderos responsables del sufrimiento de este pueblo. Tarde o temprano les llegará la hora.
Venezuela, la Roma del siglo XXI
Por: Alexis Arellano
Viernes, 25/09/2020 07:33 AM