Desde 2012 el gobierno de Estados Unidos se propuso una ofensiva de guerra múltiple intensiva contra Venezuela en la que caerían todos los que vivieran en el territorio, todos por igual y se ponía en práctica entre otros recursos el manual de asesinatos selectivos que predicaba: "-Proteger a los actores más moderados. Los ataques contra los líderes más violentos y extremistas pueden resultar en un acuerdo político. En muchos grupos insurgentes hay divisiones internas entre sus dirigentes más militaristas y los más políticos" "…capitalizar las divisiones entre los líderes, exacerbando las fisuras entre los líderes, que pueden ser blancos en los grupos…, para acciones militares (secuestro o asesinatos)". Nada de esto es cuento, todo se ha cumplido, solo que sin éxito. Siguieron el guión del manual, lo explicó Carlos Lanz, el dirigente chavista hoy secuestrado político por factores adversos al Bolivarianismo quien ponderó la estrategia de proxi war: "alta inflación del país, carencia de alimentos, escasez de energía, galopantes índices de delincuencia". Mientras que bandas delincuenciales atacan para probar la capacidad de fuego de fuerzas policiales en barrios de Caracas, se prepara un aventura militar desde la selva de Guyana y a través del Esequibo que apunta a las minas de oro venezolanas y las posiciones bolivarianas en ultramar frente a las bocas del Orinoco, por la fuente de gas y por el dominio estratégico del Río Orinoco. Pompeo presiona a los guyaneses para lanzar una incursión armada con fuerzas especiales norteamericanas de selva hacia territorio venezolano, por el oeste en la frontera colombiana la carne de cañón paramilitar colombiana ya ha probado la capacidad de reacción de fuego venezolano con la baja de una brigada incursora mercenaria entrenada por el Mosad israelí.
Nada es casual, mientras, tal y como lo hicieron los alemanes en septiembre y octubre de 1941, Estados Unidos pretende que en un mes, a más tardar y antes que se realicen sus elecciones presidenciales el Stalingrado suramericano caerá, como planificó Hitler la caída de la resistencia rusa entonces. Los Nazis se plantearon los principios de la guerra relámpago, la "blitzkrieg" contra Stalingrado, pero la resistencia y contraofensiva rusa los derrotó, lo mismo que el gobierno de Trump lo ha intentado con Venezuela, pero ha resultado que a cada ataque relámpago los venezolanos los han dejado alumbrar y entrar, pero no han podido salir. Los ataques mercenarios de La Guaira desde la Guajira Colombiana y la última incursión militar en los llanos del alto Apure suroeste de Venezuela frontera con Colombia lo probaron. Tomo textualmente un editorial de un portal sensacionalista de derecha para mostrar la elocuencia: "Mike Pompeo… concluyó una gira relámpago de tres días por los vecinos de Venezuela durante el fin de semana". Mientras Reuter destacó el 18 de septiembre: " Estados Unidos y Guyana lanzarán patrullas marítimas conjuntas destinadas a impedir el paso de drogas cerca de la disputada frontera del país sudamericano con Venezuela…". No pueden ocultar sus mentiras ni en la selva.
Lo mismo ha ocurrido en el plano diplomático internacional, cuando Venezuela ha expuesto y dicho en la voz del presidente Nicolás Maduro que algunas agencias como la ACNUR se han prestado para las agresiones contra ese país desde Colombia y ha solicitado una investigación sobre las maniobras urdidas desde otras agencias adscritas a la ONU para defenestrar de los derechos internacionales a un miembro como Venezuela ante la crisis humanitaria de la pandemia.
De los casi 200 estados que constituyen la ONU, solo 50 gobernantes apoyan a Juan Guaido, un mamarracho muy aguzado y desvergonzado randa de los recursos entregados por la USAID a su partido Primero Justicia y luego Voluntad Popular y después el robo de los bienes venezolanos en territorio norteamericano, además promotor junto a Julio Borges y una banda de piratas del Caribe de las sanciones y bloqueo que hoy intenta asediar a Venezuela para ahogarla financieramente y matar de hambre al pueblo venezolano, sin gasolina y sin gas ante sabotajes a la industria petrolera sin parangón en la historia de Venezuela
Recientemente se realizó la Conferencia Internacional de los Acuerdos de Paz en Colombia donde fueron invitados diversas personalidades de la diplomacia internacional, De Venezuela, poco se conoció, si fue invitada o participó, no obstante haberse integrado activamente como acompañante y promotora de los Acuerdos de Paz en 2016.
Esta actividad fue una iniciativa de colombianos que luchan por la paz pero sobre todo para contar con la participación de la Comisión de Verificación de la ONU, en tanto la tragedia de masacres y asesinatos se ha incrementado en ese país de manera exponencial y cuyo mandatario acusa a Venezuela de ser una dictadura, y de otras violaciones a los derechos humanos, cuando su país tiene un situación caótica de violencia política que pretende ser exportada a Venezuela por vía del paramilitarismos con la mirada indiferente del gobierno de Duque. En Venezuela la tactica de oposicionismo liderado por Juan Guaido es provocar focos de protestas violentas, atizados por delincuentes de Voluntad Popular en pequeñas comunidades para lanzar las fotografías al exterior y dimensionar en las agencias internacionales de noticias de que en Venezuela hay una guerra civil. Tal y como lo señala el profesor Jorge Berrueta: A propósito de las guarimbas barricadas el meta mensaje es: "el problema no es contigo es con Maduro"... "ustedes no son los culpables es el gobierno, sálganse de allí no hay nada que defender". Tal cual el Stalingrado de 1941, ahora el campo de batalla son las redes sociales, pero los venezolanos están esperando en sus trincheras, cuadras, y casas bajo la consigna de contraofensiva: "Pueden entrar pero no van a salir." Ya tuvieron sus primeras pruebas en La Guaira y Apure.