Chávez es un fenómeno mundial de esos que, como dijo el poeta, aparecen cada cien años cuando despiertan los pueblos. Cuando el mundo yacía huérfano en manos del capitalismo, el Comandante hizo que el Socialismo entrara de nuevo en combate, revivió la esperanza posible en un mundo donde todos pudieran vivir en armonía, en fraternidad. Su palabra y su conducta revolucionaron rompieron las cadenas mentales, a partir de Chávez se fracturó el cerco espiritual que impedía ver más allá del capitalismo.
La tarea era tan hermosa cuanto difícil, riesgosa, en ella debía empeñar la vida, y así lo consumó. Supo el Comandante que necesitaba un instrumento político que complementara su liderazgo, que le diera fuerza a la idea y que, lo más importante, lo trascendiera más allá de su ciclo vital. Así fundó el Partido Socialista Unido de Venezuela, ya el nombre lleva en el alma tatuada la misión encomendada. Un partido para garantizar la continuidad de la idea, de la construcción socialista, del sueño, complementando la labor de su fundador y trascendiéndolo.
El capitalismo no se suicida, no se entrega, lucha con armas sorprendentes… el Comandante, tal como lo presentía, fue asesinado, él lo advirtió. Y su desaparición no fue una pieza suelta, formaba parte de un plan para truncar el brote Socialista.
Después ya lo sabemos, lo vivimos, el madurismo traicionó el mandato del Comandante, y comenzó una exquisita operación de desmontaje del intento socialista. Persiguió a los que podían hacer sombra, deformó metas, aplastó ideas, al final obtuvo un engendro monstruoso que no es funcional.
En esa operación de desmontaje del intento socialista, una de las acciones principales fue la neutralización del Partido de Chávez, transformarlo en un cadáver que camina arrastrado por el gobierno, un Frankenstein sólo capaz de ser mampara de los trucos electorales, se olvidó de su papel histórico, del mandato del fundador, de la lucha por el Socialismo. No hay dudas de que el Partido de Chávez le falló al Comandante. Las causas serán motivo de estudio para la historia.
El madurismo sumió al país en una etapa tenebrosa de la dominación burguesa. Retrocedimos, no sólo en la producción petrolera como dicen los expertos, sino en la organización social, en la política, en la economía, ahora vivimos como hace cien años pero peor. La imagen de Chávez está golpeada, la identifican muchos con este desastre, y el Partido de Chávez no hace nada, nadie allí adentro protesta, disiente, las pugnas son por la repartición de los puestos en la asamblea que nace muerta, persiguiendo a los chavistas auténticos. El Chavismo fue derrotado y su Partido no se ha dado cuenta, no ha querido darse cuenta, prefirió el camino del clientelismo, el camino amable de callar y recibir las migajas.
¿Qué hacer? Pelear adentro dicen unos; se quedan, pero apoyando el desastre, rara manera de pelear. Otros se desentienden y se apartan, triste lealtad al Comandante y al Socialismo. Otros protestan desde las cenizas que deja la persecución madurista. ¿Habrá qué dar por perdido al Partido de Chávez? ¿Se podrá fundar otro partido? ¿Se podrá rescatar al PSUV, romper la unidad de los traidores?… ¿Todavía existen reservas morales allá adentro, capaz de corregir los entuertos? ¿Murió el Partido de Chávez?
¡VIVA CHÁVEZ!
¡VIVA LA RESURRECCIÓN DEL PARTIDO DE CHÁVEZ!