¡A malaya una ley popular anti boqueo que defienda a quienes estamos boqueando!

Domingo, 25/10/2020 08:44 AM

Según quienes han tenido acceso a la ya promulgada Ley Antibloqueo, en ella se habla de “compensación salarial” o lo que es lo mismo, establecer como un fondo o presupuesto paralelo, manejado a discreción por el Estado, para asignar bonos a los trabajadores. Lo que le permitiría a quienes le manejan, establecer definitivamente el control sobre ellos, tenerles la cabuya corta, algo así como comprarles. Pues el salario no sería un derecho por el aporte de la fuerza de trabajo en el proceso productivo, sino una dádiva del gobierno y los gobernantes, al mismo tiempo grandes propietarios, quienes cada cierto tiempo se asomarían al gallinero, pulsarían el ánimo y hasta hálito de vida y según el grado de inconformidad, capacidad respiratoria del enfermo que agoniza, optarían por otorgar bonos para aquella contener; mantener a raya a los inconformes y fomentar la idea del padre bondadoso o el cuidador de la jauría hambrienta que, de vez en cuando, deja caer los mendrugos y termina convirtiéndose en protector en el ruin imaginario popular. Pues, si no te tranquilizas, no te dignará con su visita y menos te dejará caer las migajas. Y llorarás y llorarás por su presencia y brazo extendido.

Pero además sería ese mecanismo una de las mayores estafas montada contra los trabajadores en la historia del capitalismo, puesto que los patronos se evitarían, en buena medida, tener que pagar aguinaldos, prestaciones sociales, vacaciones y cualquier otra conquista adosada al salario. Pues no habiendo aumento de éste, tampoco lo habría en aquellos. Pero hay algo más, es el paraíso para inversionistas, el Estado paga parte del salario de sus trabajadores y les exime de otros costos por el mismo concepto.

No obstante, la idea de “compensación salarial” y quizás por la fuerte crítica que esa aberración ha desatado, la señora Delcy Rodríguez, quien ahora es también vicepresidenta en lo económico, una decisión como para empatar a El Aissami y a ella elevarla en función del plan alterno que maneja cierta tendencia o fuerza dentro del Psuv, recientemente afirmó que la Ley Antibloqueo, permitiría recuperar el valor y fuerza del “salario”. Esta vez no se habló de “compensación”, quizás como una manera de recoger las velas; aunque estando eso en ley, es dudoso pensar que vayan a torcer el rumbo, menos si este es el coherente con el proyecto de un Estado paternal, dueño de todo, hasta de todas las ideas y un jefe de Estado parecido al Dios padre y eterno. Pero en todo caso, dicha afirmación, en boca de esa funcionaria, es una manifestación que “algo huele mal en Dinamarca”, como que las posiciones de algunos sectores hasta partidarios del gobierno, como Pascualina Curcio, pudieran haber alborotado el avispero.

La Ley Antibloqueo de la que ya bastante se ha hablado, no es por sí misma la panacea para resolver el problema del salario, generado por la larga lista de desaciertos en materia económica, financiera, monetaria, manejo de la industria petrolera, incapacidad manifiesta en 20 años, porque al contrario de lo que dice el tango, en ciertas circunstancias como estas, 20 años es bastante, para implementar un plan alterno al rentismo y hasta las sanciones de Trump, que han sido sí, un agregado poderoso, pero no la razón única y menos determinante para que estemos como estamos.

Ella no se origina estrictamente por eso. Por su contenido es el remate, un como cierre en una parte del camino de un plan que marcha desde atrás. Tanto que quien haya seguido el debate que se ha venido dando, relacionado con el plan estratégico, los avatares en la industria petrolera, política minera en general, monetaria, fiscal y el abandono de planes de envergadura en materia económica, sustituidos por cantos de sirenas, conucos y fiestas pueblerinas, no tendría inconveniente para entender que esta Ley entra de manera muelle, exactamente, como anillo al dedo, en el momento oportuno, eso como se dice en el lenguaje de las fiestas toreriles, en el justo momento de la muerte, el del tercer tercio.

La ley antibloqueo, con todo su verdadero espíritu, su oportunidad ya elaborada, como quien viene desde el pueblo vecino construyendo un camino para llegar a este, con la paciencia debida, los acuerdos necesarios y en veces hasta ocultos y con fines diversos, podría poner en manos del gobierno grandes recursos. Es posible. No sabemos aún si las circunstancias políticas derivadas del 6D otorgarían al gobierno todas las posibilidades, le abrirán las puertas que sea menester abrir, para operar en función de ella. La ANC, pese de ella se dice que paralizó y hasta pareció desorganizar a la oposición y desbarató a esta los planes de violencia, no le dio al gobierno todo lo que quería, como un cambio de actitud en factores externos, seguridad a los inversionistas; hasta entre amigos o aliados siguió persistiendo el temor que, surgido un nuevo estado de cosas, pusieran en peligro los planes o lo invertido. Es decir, la ANC no pudo brindar toda la seguridad que se buscaba. Y esta Ley Antibloqueo pudiera tener ante el mundo todo, incluso los “aliados”, la misma debilidad de todo lo derivado de la ANC, pese interceda la realidad surgida de las venideras elecciones, tanto aquí como en EEUU. Y en materia de inversión y de dinero, “seguridad mató a confianza”.

Cuando se construye una casa, primero se echan bases y columnas. Techo o placa, paredes, puertas y ventanas, vienen después. Una cosa va detrás de otra y una se fundamenta o soporta en la anterior. Una Ley Antibloqueo como esta, con la mira puesta en primer término en nuestros recursos naturales y las llamadas empresas básicas y estratégicas, pues digan lo que digan el peligro está latente, no podría aparecer de la nada y para la nada. Habría que construirle previamente su acomodo, su camita.

Haber creado el caos en cual vivimos era necesario e indispensable para ese aborto. Pudo haberlo creado Trump con sus sanciones, pero cualquier poco acucioso investigador encuentra en las políticas de Estado, conductas de gobernantes, por acción u omisión, huellas para sospechar que desde adentro y no sólo figuras como Rafael Ramírez, sino hasta bastante después, se trabajó intensamente para lo mismo. Nuestros expertos petroleros, en abundancia, quienes hablan públicamente y quienes no, han dado pruebas irrefutables que, desde instancias del gobierno, desde hace unos años, se ha venido trabajando dentro de la misma estrategia. El caso típico de la administración de Quevedo en Pdvsa, con sus informaciones sesgadas, desmentidas afortunadamente por la propia OPEP, para ocultar el deterioro y la decadencia y futuro de aquella empresa, a quien se lanzó de candidato a diputado del Psuv por el Zulia, es por demás elocuente.

Es decir, no hay una Ley Antibloqueo con el fin primordial de devolverle la dignidad y valor al salario, ni siquiera con el simple efecto compensatorio, como se dice para intentar engañar a los trabajadores, principales víctimas de este desastre, sino porque es el resultado final, la estocada, en una estrategia que viene desarrollándose desde años atrás. Que quizás cuando empezó, contó con el respaldo y liderazgo de otros, pero en su desarrollo, en la medida que se ahondaban sus nefastos efectos, por la incompetencia de la nueva camada de dirigentes a estos terminó envolviendo y volviendo cómplices, como náufragos que se aferran a la primera tabla que les pasa por el lado. Pero justificarse en los salarios es una manera habilidosa de ganarse el apoyo de los trabajadores para aquellos fines verdaderos de la Ley Antibloqueo. ¿Quién en sus cabales se opondría a la recuperación de su seguridad perdida, de una vida decente cuando habiéndole cerrado todas las salidas, haya que tomar la única dejó el incesante bombardeo y el descuido de quienes debían defendernos y cuidar que ellas se mantuviesen abiertas?

Venezuela y los venezolanos todos estamos en el pele y por demás boqueando. Se va uno de boca lo que es lo mismo de frente, sin freno ni contención; el rumbo es el suelo y el hueco que en la tierra abran porque para urna ni siquiera hay; nuestros hijos y, peor, nietos, ya casi pierden el futuro. Estamos desarmados de la razón porque el hambre a eso lleva y hasta del grito. Cualquier cosa es buena como el mendrugo que nos lance el FMI, vender hasta los recuerdos de familia, entregar la hija en matrimonio a cambio de una dote a la vieja usanza y el honor, porque “lo primero es el comer”. Y por esto, al humano, a este estado de cosas llevan. Uno y otro, de aquellos que se secuestraron hasta de nuestra propia vergüenza.

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