Tiempos extraños nos toca vivir, tiempos de pandemia, de encierro y confusión, de falta de solidaridad, de odio, violencia brutal y egoísmo descarado de naciones que alguna vez admiramos y que hoy muestran con descaro su carácter decadente. Tiempos que son anunciados antes que sucedan por los mismos demonios que los siembran.
El comportamiento de las grandes potencias occidentales nos demuestra que al igual que hace dos siglos, reina hoy un gansterismo a escala planetaria. Nos rige un sistema económico global que es criminal e inmoral, por lo tanto está en bancarrota moral y económica, en ruta suicida hacia su propia destrucción, pero que se ha convertido en juez, policía y verdugo y decide quien vive y quien muere, y como deben vivir y morir las grandes mayorías. Además de sentirse con derecho, cual vulgares piratas, de apropiarse de los bienes ajenos sin ninguna vergüenza ni reparo
En Venezuela, en los últimos años hemos visto gente arropada en el tricolor nacional, implorando una invasión de estas mismas fuerzas extranjeras decadentes. Ganaderos con sombreros de "Cow boy" que escuchan joropo vestidos con pantalones" Blue jean" de reconocida marca gringa y que no dudan en contratar sicarios paramilitares de la república colombiana para asesinar a sus compatriotas, solo para preservar sus latifundios y continuar con sus históricas trampas.
Vemos algunos "izquierdistas" haciéndose eco de la propaganda de la derecha fascista y mordiendo la mano del que les dio de comer cuando tenían hambre y no tenían ni siquiera voz y vemos políticos de oficio aprovechándose de sus funciones para robar y sabotear.
En toda NuestraAmérica, contemplamos impávidos y ausentes como exterminan a nuestros hermanos ancestrales para robar sus tierras, como asesinan y desplazan a familias enteras de campesinos para entregar sus fincas a las grandes transnacionales de la muerte. Falsamente indignados, protestamos por la destrucción del medio ambiente pero seguimos respaldando y consumiendo los productos de las grandes corporaciones que devoran nuestra pachamama y en muchos casos, votando por sus representantes.
Pegados a nuestros teléfonos vivimos sumergidos en un mundo virtual, que no es verdad y que nunca será verdad, riéndonos y admirándonos con lo que otros supuestamente hacen en algún otro lugar, publicando estupideces para ver si así logramos más "likes", más seguidores. Nuestros intercambios con otros seres humanos son cada vez más cortos e inhumanos, siempre con una pantalla de por medio.
Nos han convertido en una sociedad de adictos, adictos a todo tipo de drogas, adictos a la tecnología y sobretodo adictos al consumo. Mientras, nos damos golpes de pecho gritando no a las drogas y declarándoles una guerra que se perdió antes de empezar, porque las drogas son parte intrínseca de ese sistema económico inmoral que algunos decimos combatir.
¿Que nos traerán estos tiempos enrarecidos por la pobreza espiritual, por las falsas religiones y los políticos farsantes? ¿Qué mundo heredaran nuestros descendientes, y que tiempos les tocará vivir cuando ya no sea nuestro tiempo?