Cartas a los autoexiliados (obvio que excluye a Leopoldo)

Martes, 27/10/2020 08:08 AM

Muchas personas nacionales que por alguna razón creyeron que su futuro lo encontrarían en otros países, escriben con regularidad solicitando información para reingresar al país. A mi entender, les preocupa menos la situación dura que atravesamos que la restricción de acceso por la seguridad sanitaria que Venezuela soberanamente mantiene en las fronteras. Cuando fue laxa, el ritmo incontrolado de retornos movió las cifras de la Covid-19 al alza, hasta un punto que los contagios por personas que reingresaron al país sin control, evadiendo la formalidad, era mayor que los contagios comunitarios.

He visto videos que personas que se motivaron a partir, vendiendo sus propiedades muebles e inmuebles, hoy lloran con nostalgia no estar en Margarita, en Barcelona, Caracas, Maracay o cualquier otro acogedor espacio del territorio venezolano. La campaña para publicitar el abandono del país fue muy bien diseñada, y se vio favorecida por algunas desacertadas políticas de Estado venezolano en materia de promoción de la economía y mejora salarial. Al punto tal estuvo la campaña que se estima que 25 % de la población campesina también salió del país a vender su fuerza de trabajo y sus conocimientos en la agricultura. Nuestros compatriotas pasaron de laborar 8 horas flexibles a trabajar 14 y 16 horas intensas, explotados como seres humanos y expoliados de sus derechos salariales; terminaron enfermos, agotados y empobrecidos, peor que como estaban en el país. Pero también, se incorporó la explotación sexual de nuestras bellas conciudadanas, y muchas murieron en condiciones de salvajismo y machismo prevalente de algunos países. Emigrar también se convirtió en un alto riesgo de muerte. Las noticias fúnebres no dejan de sorprendernos. ver Emigrantes venezolanos con pasaporte a la muerte

Antes de la pandemia Covid-19, se estimó que 25 % de los nacionales en el extranjero hacían envíos de remesa frecuentes y regulares, en tanto que una cantidad igual de autoexiliados hacían envíos de remesas en forma ocasional. Luego con la pandemia, el caos tocó los países de destino, las cifras de Covid-19 eran muy altas comparadas con las venezolanas. Los ingresos familiares, la posibilidad de trabajo disminuyeron a tal tasa, que no alcanzaban para cubrir la alimentación y la renta de cuartuchos con malos servicios. Los datos de la CEPAL (2020) evidencian que tenemos un continente en crisis sanitaria y económica. Esa fue la suerte reciente para nuestros migrantes.

Hoy día existe un flujo equiparable entre reingresos de nacionales y el autoexilio en que aducen estar quienes parten. Los que regresan vienen más pobres y enfermos, algunos no logran llegar, porque han muerto en carreteras, arrollados por conductores xenofóbicos. Los que se van, tienen un largo trecho por recorrer, son extensos kilometrajes de riesgo, desesperación, miedos y muerte. Pero, ¿por qué no aceptar que también llevan esperanzas?

Pues bien, de tanto ver esa páginas, Venezolanos en Miami, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Brasil, España y demás páginas o cuentas de Facebook homólogas, me percato que lo hecho por nuestros hermanos allá es mejor hacerlo en Venezuela. Algunos textos escritos por migrantes muestran el tesón de nuestra gente para sobreponerse a las dificultades y salir airosos, pero no son tantos. Esa capacidad de emprendimiento puede ser empleada para apuntalar la economía familiar, como en efecto muchas familias lo están haciendo acá, desarrollando una economía sin apoyo del Estado, pero de sobrevivencia. Y sobrevivir en un derecho político en tiempos de calamidad.

De manera que decidí, escribir este texto sencillo para llamar la atención de nuestros amados(as) compatriotas para que vengan a luchar, a construir y a consolidar la tierra que por herencia evolutiva geológica y biológica, nos deparó la naturaleza: un paraíso terrenal llamado Venezuela.

"Queridos hermanos y queridas hermanas:

Si puedes cerrar los ojos por un momento, te lo agradecería, porque no teniendo nada material que ofrecerte, te puedo solo invitar a recordar a tu Patria, nuestra Patria. En ese corto tiempo imagina la grandeza de los héroes que nos dieron la independencia, y que para suerte nuestra no fue solamente para nosotros; partieron como ustedes, con pocas cosas, ligeros de equipaje, con las tripas crujientes de hambre, a otorgar la libertad de otros Pueblos. Y con tus ojos cerrados aún, piensa si los sacrificios de los libertadores han servido para que esos países tengan un mejor trato para nuestros migrantes. No estamos cobrando, digan, solamente aspiramos la solidaridad y la cooperación con la cual desde la independencia hemos tratado a nuestros hermanos del continente y de otras nacionalidades, incluidas la que unas vez fueron opresores colonialistas. Pero no vayas tan distante, pregúntate, si lo que haces donde estés puedes lograrlo en tu amada Venezuela, poniendo a tu servicio la creatividad, los deseos, las aspiraciones familiares y del prójimo, y decide si vuelves o nos dejas, y si nos dejas para cuando vendrías porque aquí hay gente que te ama y les haces falta.

Vuelve a concentrarte y pregúntate cuánto extrañas nuestras bellezas naturales. Nunca olvides que la tierra emergida primigenia fue la del escudo guayanés. Allá donde está el Salto Ángel y demás bellezas del contorno amazónico. Un poco más arriba separando tierras muy antiguas de otras más recientes, se encuentra el Rio Orinoco con mas 500 especies de peces, muchos de potencial comercial inexplorado, crúzalo mentalmente, no sobre los puentes, sino en pequeñas barcazas donde nuestra gente atraviesa diariamente, en un ir y venir entre el norte y el sur del Orinoco, al frente sabanas extensas, poco trabajadas te harán sentir caminando en un desierto de verdes prados y una abundante fauna. ¿Olvidaste Mérida y esas carreteras curvilíneas subiendo hacia las alturas hasta rascarle la barriga al cielo? Sé que no has olvidado nada de eso, y menos has olvidado las mejores playas del mundo dispersas en toda la costa continental y de las islas hermosísimas. ¿Y qué dices de Maracaibo? recuerda esa canción ¡Cuando voy a Maracaibo y empiezo a cruzar el puente siento una ilusión tan grande que se me nubla la mente! No olvides ningún lugar de nuestro maravilloso territorio que por algo han dicho que Dios fue muy benevolente con Venezuela.

Abre los ojos hermano y hermana que te fuiste a un exilio por cualquier causa. Todas esas cosas que te he dicho no son imaginarios son realidades. Aquí hay mucho por hacer, tierras aptas para la agricultura, tierras inmensamente ricas en minerales, espacios bellísimos para emprendimientos turísticos, tanto, pero tanto hay por hacer por esta cuna de Bolívar, que no te digo que te devuelvas de inmediato, sino que te vengas con un proyecto a construir esa Venezuela, que en pocos minutos has soñado"

Te esperamos, porque tu presencia nos hace felices y nos da esperanzas.

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