Agresividad destructiva y agresividad constructiva, casos límite contradictorios caliginosos complementarios, tanto como análisis y síntesis, composición y descomposición, construcción y destrucción, tesis y antítesis, lo viejo y lo nuevo, nacer y morir, exceso y defecto, tercio excluso y tercio incluso, han de tocarse en el medio aristotélico profundo, como lo establece la Gran Moral Aristotélica. Ese medio aristotélico profundo, es la síntesis hegeliana marxista entre la tesis y la antítesis, o sea, que todos los casos límite contradictorios caliginosos complementarios, han de tener su síntesis, visto del exceso y del defecto de la tesis filosófica estagirita.
Agresividad destructiva y agresividad constructiva, casos límite contradictorios caliginosos complementarios, devienen de lo dicho por Arístides Bastidas en El Nacional el 21 de agosto de 1986: "La psiquiatría moderna ha estimado que el instinto de la agresividad necesita ser complacida como el instinto alimentario. Se acrecienta del mismo modo que el apetito y demandase le satisfaga de inmediato. Sin instinto agresivo, es evidente, los carniceros perecerían. Las especies de las panteras se habrían extinguido hace milenios, si en nombre de sus buenos sentimientos se hubieran abstenidos de inmolar a los esbeltos y dóciles ciervos, gracias a los cuales sobreviven. Ahora bien, la agresividad puede encausarse destructivamente, ya en las guerras contra pueblos inermes, ya en esa extraña recreación que es la matanza efectuada en bosques y sabanas por los cazadores deportivos. Otras veces he mencionado que los cirujanos poseen una terrible agresividad que, gracias a Dios, canalizan constructivamente. Por otra parte, las grandes obras de arte y de la ciencia, de la cultura y de la tecnología, tuvieron un resorte en la expresión creadora que adopta el instinto agresivo en el caso de las humanidades. De acuerdo con el Premio Nobel Konrad Lorenz, vivimos acumulando la agresividad hasta que al fin estalla. Solo el hombre utiliza sus impulsos agresivos para la destrucción, porque aquellos animales reputados por su ferocidad, como los tigres, se ciñen por una ética natural."
Con digresión y sin digresión, pareciera que lo dicho por el no palangrista preclaro pulcro puro periodista Arístides Bastidas, dijéranos que el hombre edúcase para la agresión, a mas y a más, el humanista y la humanista, en la transición del ser y del noser, en el transcurso del ser humano y de la persona humana, tanto como, la agresividad destructiva y la agresividad constructiva, casos límite contradictorios caliginosos complementarios, puesto que ha de haber 8 millones de casos límite contradictorios caliginosos complementarios, en la ciudad desnuda borrosa difusa laxa batiburrillo, y, este de Arístides Bastidas, la agresividad destructiva y la agresividad constructiva, es, solo y sólo, uno de ellos. Y, como dijéranos Luis Alberto Machado en su revolucionario texto, que: "En el creador existe también un instinto que guía y cuya presencia es imprescindible si se quiere hacer obra perdurable. Es el hombre total el que realiza la faena, el hombre íntegro, con él mismo y sus circunstancias, con todo lo que es y representa, con todo lo que lleva por dentro y por fuera, con todo lo que ha dejado atrás y todo lo que ansía, con su alma incompleta y los instintos de su esencial y venturosa animalidad." El filósofo venezolano, deja chorrear su laxo batiburrillo borroso difuso, en la vocal griega conjuntiva inclusiva, "Y" venezolana, del ser y del noser, de la duda hamletiana de William Shakespeare, en que cuyos extremos tócanse en la inclusiva "Y" venezolana, o sea, el medio aristotélico profundo, lo que Arístides Bastida, ha llamado el instinto agresivo humanista profundo, que es el mismísimo medio filosófico hesseniano profundo entre la ciencia y las luces, entre la ciencia y la estética entre la ciencia y la religión del entendimiento estético ético espiritual, la filosofía hesseniana de las cuatro "E". Mas y más, el libertador Simón Bolívar, ya hablaba del medio bolivariano profundo entre moral y luces, antes que Johan Hessen, o sea, el callo abultado entre sus nalgas, entre el borrén delantero y borrén trasero de su silla libertaria de montar, punto crucial inflexivo topológico borroso octaviopaziano, entre lo humano y lo divino, medio aristotélico profundo de la jurisprudencia del Derecho Romano, esa partícula partitiva viva, que hiciérale el callo en el culo al Libertador Simón Bolívar, como lo dijera Gabriel García Márquez, en El General en su Laberinto: "El general… tenía las piernas encorvadas de los jinetes viejos y el modo de andar de los que duermen con las espuelas puestas, y se le había formado alrededor del sieso un callo escabroso como una penca de barbero, que le mereció el apodo honorable de Culo de Fierro…" Y, en verdad, naiden hubiérase dado de delante adelantada cuenta de la influencia de Aristóteles en el culo del Libertador, en el medio estagirita abismal. Ninguno, por cierto, ni Gabriel García Márquez, el Premio Nobel de Literatura 1982. Y, todo esto del Libertador, dicho por García Márquez, cayóse de suyo, y púsose en evidencia, cuando el Comandante Chávez, exhumara los restos del Libertador la madrugada del viernes 16 de julio de 2010. Asina asín ansí así sí, el Libertador, sentóse y paróse en el medio aristotélico profundo, y no diérase cuenta. Y, que Konrad Lorenz, fundador de la etología y Premio Nobel en 1973, con su impulso agresivo innato profundo, no diérase de cuenta del medio aristotélico abisal, entre los casos límite contradictorios caliginosos complementarios, entre la vida y la muerte, entre el nacer y el morir, entre lo vivo y lo muerto. Y, Arístides Bastidas, aun y aún, también paróse en el medio aristotélico abismal, y, no diérase cuenta con su instinto agresivo humanista profundo, entre la agresividad destructiva y la agresividad constructiva.
Con digresión y sin digresión, quién el mundo diérase cuenta del medio profundo aristotélico abismal, entre el exceso y el defecto, solo y sólo, el filósofo venezolano Luis Alberto Machado con su "Y", inclusiva venezolana engendradora del arte. Y, que Fidel Castro, paróse en ella, mas y más, de varias veces en vida, y, no diérase de cuenta, que pisaba a la síntesis hegeliana marxista entre la tesis y la antítesis, y, no percibiera el medio aristotélico abismal, y dijera: "La revolución es una vocación estética geométrica significativa conmovedora, llevada por el desarrollo de la sensibilidad". Esto es la sensibilidad estética profunda fidelista, entre la inteligencia y la voluntad libertaria responsable socialista. La sensibilidad estética profunda fidelista, tanto como el instinto agresivo humanista aristidesbastidasiano profundo, entre la agresividad destructiva y la agresividad constructiva.
Si la agresividad destructiva y la agresividad constructiva, son casos límite contradictorios caliginosos complementarios. Entonces sea dicho que ha de tener un medio aristotélico profundo entre el exceso y el defecto de la Gran Moral Aristotélica. Ergo vergo sea dicho que ese medio aristotélico profundo es el instinto agresivo humanista aristidesbastidasiano profundo, tanto como la sensibilidad estética profunda fidelista, entre la inteligencia y la voluntad libertaria responsable socialista.